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Pasado árabe para una región llena de belleza y contrastes
Andalucía es la tierra de la Historia por excelencia. Sus costas están bañadas por el Mediterráneo y su fusión cultural, pero también por el océano Atlántico, que tantos descubrimientos trajo al Viejo Mundo. Esta extensa Comunidad Autónoma ofrece tanta belleza como entretenimiento, diversión, cultura y hospitalidad a los viajeros que se animen a visitar sus cálidas tierras. Ubicada en el Sur de la Península Ibérica y con ocho provincias en su territorio, a cada cual más hermosa, Andalucía es también símbolo de exquisita gastronomía, bellísimas playas, magníficos entornos naturales... La cuna de una cultura musical cuyo máximo exponente es el arte flamenco, justamente admirado en todo el mundo, es un destino turístico y viajero que año tras año renueva plenamente su interés.
Recorrer Andalucía es algo que puede llevar a un viajero semanas, meses e incluso años. Y es que esta tierra llega a conquistar los corazones de los visitantes, hasta el extremo de que no se puedan marchar. Hay tanto que ver en tierras Andaluzas... Regiones históricas como Sevilla y su arteria, el Guadalquivir; Jaén, tierra de olivares; Cádiz, donde la alegría se funde con la naturaleza; Almería y sus desiertos dignos de más de un western; Córdoba y sus patios; la espectacular Granada; Huelva, región de humedales; y Málaga, en plena Costa del Sol, nos demuestran que es difícil encontrar un lugar en Andalucía donde la belleza y la diversión no se encuentren presentes. Los parques y entornos naturales rodean a las capitales de las provincias, ciudades dignas de un recorrido pausado con las correspondientes paradas para probar las deliciosas tapas, el fino y la manzanilla, pero también para disfrutar de la celebrada hospitalidad de los andaluces.
En Andalucía se localizan algunas de las regiones de playas más hermosas y conocidas de España. Desde la concurrida Costa del Sol, con Málaga como destino estrella, hasta las costas prácticamente vírgenes del Cabo de Gata almeriense o las grandes playas atlánticas de la costa gaditana, podemos recorrer el litoral andaluz colocando nuestra toalla al sol casi sin detenernos. Y es que el sol es una presencia constante durante todo el año en Andalucía, una región que disfruta de un clima prácticamente tropical, con temperaturas que hacen posibles unas vacaciones de verano durante ocho meses al año... E incluso más.
El patrimonio histórico de Andalucía es tan espectacular y vasto como sus parajes y reservas naturales. Emblemáticos edificios y monumentos mundialmente conocidos, como la grandiosa Alhambra granadina, la Catedral y la Torre del Oro de Sevilla, la Mezquita de Córdoba o los cascos antiguos de Cádiz o Málaga, sin ir más lejos, son buena muestra de lo que el viajero amante de la antigüedad y la cultura encontrará en tierras andaluzas. La belleza de sus pequeños pueblos, bien sea en la zona de las Alpujarras, bien en bellísimos enclaves como Ronda o los pueblos blancos de Cádiz, bien en el Cabo de Gata, es también algo que no podemos perdernos si recorremos Andalucía. Y qué decir de entornos naturales tan espectaculares como el Parque Nacional de Doñana, el pinar de Cádiz, Sierra Morena y Sierra Nevada... Destinos donde la naturaleza se muestra en un esplendor difícil de repetir.
Viajar a Andalucía, sea cual sea la zona que visitemos, es una experiencia de las que se quedan grabadas en la retina y los recuerdos. Cualquier momento del año es bueno para conocer unas tierras tan hermosas, como históricas y acogedoras.
Tierras históricas rodeadas de una enorme diversidad natural
Podemos comenzar una ruta a través de las tierras andaluzas por muchos puntos. La naturaleza, la historia y el patrimonio de esta región son tan amplios y variados, que no dejan lugar al descanso. Pero quizás el legado histórico y monumental se merezca por derecho propio encabezar este pequeño recorrido. La presencia de distintas culturas y civilizaciones a lo largo de los siglos ha dejado su impronta en Andalucía, de manera especialmente intensa. Desde los tiempos de los tartessos, que habitaron sobre todo la zona de Huelva, hasta nuestros días, el paso de los siglos queda atestiguado por una atractiva mezcla de estilos y edificaciones. Y por supuesto, destacando por encima de todo el pasado árabe; no en vano, el nombre que esta cultura dio a España, Al-Andalus, es la raíz del término Andalucía. La presencia musulmana tiene su representante principal en la magnífica Alhambra de Granada y el barrio periférico de esta edificación, el Albaicín, por cuyas callejuelas es un auténtico placer perderse. La mezquita de Córdoba y su bosque de columnas, cada una distinta a la anterior, y que alberga también la Catedral cristiana que se edificó posteriormente, es otro lugar a no perderse. Y si de catedrales se trata, no podemos dejar de mencionar la magnífica Catedral de Sevilla en pleno casco antiguo (peatonal, que el viajero agradece), la de la Asunción de la Virgen en Jaén, la de Málaga...
Hay muchas otras hermosas edificaciones antiguas en Andalucía. Medina Azahara, la antigua ciudad cordobesa con su belleza intemporal, comparte protagonismo en la ciudad con el Alcázar. En Sevilla, la Torre del Oro se alza graciosa junto al Guadalquivir, hermanada en atractivo con los Reales Alcázares y la ciudad romana de Itálica, en las afueras. Sus emblemáticos barrios, el de Triana y el de Santa Cruz, ofrecen al visitante la oportunidad de pasear por las calles con más sabor de Andalucía, y de detenerse en tascas tan encantadoras como hospitalarias donde atenuar el calor con una cerveza fría o, mucho mejor, un fino de la tierra. El casco viejo de Cádiz y su atractiva y decadente hermosura permiten al viajero trasladarse en el tiempo y el espacio, contemplando antiguos edificios que crean la sensación de encontrarse en un lejano destino colonial... Y ya que estamos en Cádiz, se impone un paseo por la Playa de la Caleta y el Castillo de San Sebastián. En Málaga no podemos dejar de recorrer la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro, mientras que en la ciudad de Almería se impone caminar por su magnífico paseo marítimo y visitar la Alcazaba, el Castillo, alguno de los baños árabes que pueblan la ciudad y su recoleto y poco conocido casco antiguo. Las Alpujarras y sus pueblos también merecen una ruta aparte, donde además de magníficas vistas y preciosas calles de casitas blancas se pueden degustar las deliciosas tapas de la tierra.
En Andalucía hay cientos de bellos lugares para conocer. Conil o Jerez de la Frontera en Cádiz, Moguer y Palos de la Frontera en Huelva, Ronda y Antequera en Málaga, la Sierra de Grazalema en Granada, las ciudades de Úbeda y Baeza en Jaén (ambas patrimonio de la Humanidad)... Además de sus magníficos espacios naturales. El más famoso sin duda es el Parque Nacional de Doñana, uno de los humedales más amplios y mejor conservados de Europa, lugar de descanso para cientos de aves que migran a África todos los años. Pero también podremos detenernos en enclaves como el Cabo de Gata almeriense, con su reserva marina integral donde los amantes del submarinismo podrán descubrir las enormes praderas de posidonia marina; la Bahía de Cádiz, sus zonas de dunas y sus pinares; los ciento cincuenta kilómetros de playa de la provincia de Huelva; los Montes de Málaga; las Marismas de Barbate; el Parque Natural del Estrecho; la Sierra Norte de Sevilla; Sierra Nevada; Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas; las Marismas del Odiel... Incontables reservas, parques naturales y Reservas de la Biosfera que conforman uno de los patrimonios naturales más vastos y espectaculares de la Península.
Una cocina tan compleja como variada y exquisita
Al igual que en el resto de las regiones españolas, no es difícil encontrar un lugar donde comer bien en Andalucía. La gastronomía de esta comunidad autónoma es tan amplia y variada como su territorio; gracias a las materias primas de excelente calidad que se obtienen de sus cultivos, sus costas y su ganadería, podemos disfrutar de todo un repertorio de platos y productos cuya excelencia es celebrada en todo el mundo. Comenzando, por ejemplo, por dos de las joyas indiscutibles entre la producción andaluza: el jamón ibérico y el aceite de oliva, internacionalmente reconocidos y renombrados, y cuyo sabor es imposible de igualar o repetir. Pero hay muchos otros tesoros gastronómicos en las tierras andaluzas, bien en forma de embutidos, vinos o repostería, bien en lo que se refiere a recetas y preparaciones.
Las verduras y hortalizas de primera calidad que producen las tierras de Andalucía permiten elaborar recetas como los gazpachos, que en cada punto de la región son diferentes y tienen un toque especial. Andalucía es tierra de sopas frías; además del gazpacho, otras preparaciones como el salmorejo o el ajoblanco contribuyen a refrescar las comidas veraniegas con su delicado sabor. Pero no hay que olvidar la tradición de puchero y olla que tiene también esta región. Habas con calzones en toda Andalucía, jibia a la olla en Almería, los potajes granadinos, manitas de cerdo en Córdoba, patatas a lo pobre de Jaén, migas con pescado en Granada, cocido andaluz en Sevilla y sopa de rape en Málaga son algunas de las muchas delicias que podremos saborear en las mesas andaluzas.
El pescado es omnipresente en la gastronomía andaluza, especialmente en las regiones de costa. El pescaíto frito es típico de Málaga, pero su elaboración se ha popularizado en tal medida que es posible encontrarlo no sólo en todo el litoral andaluz, sino también por la costa levantina. Además de esta fritura, también podemos disfrutar de otros tesoros de la mar como el bienmesabe (pescado en adobo), el cazón y el marrajo en Cádiz, las deliciosas gambas y langostinos de Huelva, las coquinas, el atún y la raya, la urta, los boquerones... Hacia el interior también podemos encontrar platos de pescado, sobre todo las típicas migas con sardinas o boquerones, pero fundamentalmente las recetas se basan en la carne. Preparaciones como el cordero a la miel o el rabo de toro en Córdoba, y el lomo de orza y los andrajos de Jaén, harán quitarse el sombrero al gourmet más exigente.
No hay que olvidarse tampoco de los excelentes vinos que podemos encontrar en tierras andaluzas. El fino y la manzanilla acompañan las tapas y las ferias en muchos lugares, siendo el toque más sabroso y refrescante de las tascas umbrías cuando aprieta el calor. Además, también destacan los célebres vinos dulces de Málaga, que cuentan con su propia Denominación de Origen. Y para terminar, el postre: la repostería andaluza y su intensa influencia árabe es tan suave y ligera como natural. El hojaldre, las almendras, el aceite de oliva... Materias primas de primera calidad que forman parte de preparaciones tan especiales como los piononos, las tortas de aceite malagueñas, los mantecados y polvorones, roscos de Loja, pestiños y alfajores, almendrados...
Carnavales, Semana Santa y Ferias: celebraciones para todos los gustos
Tan pagano como espiritual, tan animado como recogido, el calendario festivo andaluz es un compendio de rituales y tradiciones que mezcla con acierto todo tipo de momentos. La tradición religiosa andaluza es universalmente conocida, y la mayor parte de las fiestas se celebra con la misa mayor como acto fundamental en honor a determinado santo o patrón. Pero curiosamente, una vez pasadas las festividades de Navidad y Reyes, la primera fiesta del año es de tipo pagano: el Carnaval. Pensado para liberar el espíritu de cara al recogimiento de la Semana Santa, durante los Carnavales casi todo vale en las calles. Disfraces, desfiles, música... Es sobre todo en la provincia de Cádiz donde más se viven estos festejos, con sus divertidas murgas y chirigotas que ponen "a caer de un burro" a personalidades públicas, famosos y evento de alcance internacional.
Pasado el Carnaval y tras la correspondiente Cuaresma, llega la Semana Santa para llenar de procesiones, actos y tradición las calles de las ciudades. Justa fama tiene la Semana Santa de Sevilla, con sus procesiones a cargo de las distintas hermandades que recorren las calles ante la admiración y el silencio de propios y extraños. Silencio que tal vez se vea roto en algún punto por una espontánea y magnífica saeta... Los hoteles se llenan al cien por cien durante estas fechas, porque la Semana Santa sevillana es algo que hay que contemplar por lo menos una vez en la vida. El resto de las provincias también celebran estos días de forma espectacular; Málaga, Granada, Córdoba... Todas tienen sus procesiones y hermandades para embellecer las calles con su presencia.
Pero por supuesto, después del recogimiento espiritual llega también el tiempo de la diversión. Y es que la diversión y la alegría son algo que caracteriza a las ferias andaluzas. Los recintos feriales, poblados de casetas y recorridos por los bellísimos caballos andaluces y sus jinetes y amazonas (vestidos de la forma tradicional), se convierten en centro neurálgico de día y de noche para disfrutar del cante flamenco, el baile, la gastronomía y el fino. Son días de animación que reciben a la primavera, al verano o al otoño, dependiendo de la ciudad donde se celebre. En Sevilla tiene lugar la feria más conocida, la popular Feria de Abril que da comienzo con el encendido de las bombillas del Recinto Ferial. Pero también merece la pena descubrir otras ferias como la de Málaga, las de Puerto Real o el Puerto de Santa María en Cádiz, las de Granada... Y desde luego, las que tienen lugar en los pequeños pueblos andaluces, más desconocidas pero plenas de encanto familiar para quienes las frecuenten.
El Rocío y su tradicional romería en Huelva, las Fiestas de la Vendimia en Jerez, el Corpus Christi granadino, las Cruces de Mayo en Córdoba, los festivales de flamenco, las corridas de toros que no pueden faltar... Un enorme compendio de tradiciones, alegría, arte y gastronomía que pone el remate perfecto a una tierra donde la naturaleza, la cultura y la hospitalidad no son sino el punto de partida para unas vacaciones perfectas.
Andalucía
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