La isla montañosa
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La Gomera, el misterio entre rocas y nubes
Un silbido entre montañas, un lagarto que se esconde en los riscos, un mar de nubes que cubre el bosque húmedo, las naves de Colón atracando en un pequeño puerto… Todas estas imágenes dan fe del misterio que envuelve a La Gomera, el secreto mejor guardado para el viajero que se acerque a visitar las Islas Canarias. Tan pequeña como se lo permiten sus 396,72 km2 de extensión, la isla de La Gomera alberga atractivos para todos los gustos, pero sobre todo para aquéllos que busquen algo distinto y muy especial en sus viajes. Playas, gastronomía, monumentos de la época colombina… La Gomera se transforma, sin darnos cuenta, en un lugar donde el tiempo pasa, sin saber nunca a dónde nos llevará.
Poblada por menos de 23.000 habitantes, el reducido tamaño de esta delicada isla alberga multitud de espacios naturales protegidos. Pero su patrimonio histórico no es nada desdeñable, sobre todo si tenemos en cuenta que fue destino de avituallamiento para las naves de las expediciones que iban y volvían de las Américas, en tiempos de Cristóbal Colón. Los monumentos de la era colombina pueblan San Sebastián de la Gomera, la capital de la isla (perteneciente, por otra parte, a la provincia de Santa Cruz de Tenerife) y puerto principal de acceso a su territorio. El patrimonio inmaterial también es importante en la isla, especialmente en lo que respecta al famoso silbo gomero, una tradición popular que se remonta siglos atrás y que constituyó durante mucho tiempo una vía de comunicación entre las distintas regiones de la isla, separadas por una orografía difícil de salvar.
Pero es fundamentalmente la Naturaleza la protagonista de esta mágica isla. El Parque Natural de Garajonay encabeza la amplia lista de espacios protegidos (que cuenta con un total de diecisiete), que se ofrecen al viajero para recorrer de distintas formas: a pie, a caballo… Otros espacios naturales de interés, que no dejarán indiferente a ningún amante de la Naturaleza, son la Reserva Natural de Benchijigua, el Parque Natural de Gajona o el Monumento Natural de los Órganos. Merece la pena que nuestra visita a La Gomera se extienda el tiempo suficiente para conocer todos estos maravillosos enclaves.
Y desde luego, no podemos olvidar que La Gomera es ante todo una isla, cuyas costas ofrecen todo tipo de atractivos a los amantes del mar. Calas abruptas y solitarias esperan a los amantes de la Naturaleza en estado puro; pero también hay bellas playas de arena donde relajarse tomando el sol y disfrutando del dolce fare niente… Y qué decir de los fondos marinos, todo un paraíso para los fanáticos del submarinismo o el buceo a pulmón. Su abundancia de vida marina, aguas cálidas y trasparentes y fauna típica de los mares subtropicales atraen anualmente a aficionados de todo el mundo.
Aunque parezca imposible, aún quedan cosas que hacer y que ver en La Gomera. Desde apuntarse a una ruta para avistar cetáceos, en embarcaciones que parten diariamente desde el sur de la isla, hasta visitar estupendos campos donde practicar el golf o conocer y comprar la artesanía de la isla, nuestros días en La Gomera no nos dejarán ni un solo momento para el aburrimiento.
Parques naturales, bosques llenos de misterio y volcanes
La Gomera es todo un paraíso natural, diferente a cualquier otro lugar que podamos conocer a lo ancho del mundo. Un pequeño reducto salvaje dentro de nuestra civilización, que se convierte en otro “planeta” dentro del nuestro. No son ajenos a esta sensación los increíbles espacios protegidos, las costas, la fauna y la flora de su territorio; pero tampoco la tranquilidad y el relajado ritmo de la isla y sus habitantes, que “obligan” a desconectar al visitante más estresado.
El Parque Nacional de Garajonay, con sus 3.498 hectáreas, acoge en su interior al que se considera el mejor bosque de laurisilva del mundo. Esta especie tiene un enorme interés por tratarse de un verdadero fósil viviente, y la imagen que ofrece el bosque es exactamente la misma que podría tener gran parte de nuestro planeta hace millones de años. Situado en la zona central de La Gomera, su accidentada orografía está plagada de elevaciones (roques o pitones) y rodeada de abruptos barrancos.
El Monumento Natural de Los Órganos es otro espacio natural a no perderse si visitamos la isla. Situado en el extremo noroeste, se trata de una peculiar agrupación de formaciones rocosas dispuestas en un acantilado. La erosión marina se ha ido encargando, con el paso de los milenios, de descubrir este espectacular conjunto de prismas de roca, que se formaron al enfriarse las lavas volcánicas de antiquísimas erupciones, allá cuando La Gomera era casi un auténtico volcán en activo.
Otros espacios naturales que no hay que dejar de conocer son el Roque Cano, plagado de formaciones rocosas y erosivas de gran interés, así como de bellísima vegetación; el Bosque del Cedro, espeso y brumoso como el de un cuento de hadas; el Monumento Natural de la Caldera, que es el cono volcánico mejor conservado de la isla… Cientos de rutas para descubrir, rodeadas de la Naturaleza más espectacular.
Los monumentos de interés histórico de La Gomera se concentran principalmente en su capital, San Sebastián, y pertenecen en su mayoría a la época del Descubrimiento. La Torre del Conde, que data de 1.450, es la muestra de arquitectura militar más importante del archipiélago; pero también hay curiosos enclaves como la Casa de La Aguada (con el pozo en el que Colón se aprovisionaba de agua para sus viajes), la pequeña, recoleta y fascinante Casa Museo de Colón, o buenos ejemplos de arquitectura religiosa, como la antigua Ermita de San Sebastián. Las zonas con yacimientos arqueológicos, entre los que destaca la Cueva de Guahedum, o los pueblos pintorescos como Santiago (con su preciosa playa de aguas tropicales), son otros puntos que harán inolvidable nuestro viaje a La Gomera.
Potajes, quesos y miel de palma
La gastronomía popular de La Gomera es tan sencilla como especial, tan contundente como delicada. Al tratarse, como ya hemos indicado, de un punto de cruce entre la cultura americana y la europea, en la isla se dio una interesantísima conjunción de productos de ambos continentes, lo que favoreció en gran medida el desarrollo de una cocina que hace siglos llegó a conseguir fama internacional. Sin llegar a tanto, hoy día la isla sigue conservando sabores muy especiales, cuyos habitantes mantienen con orgullo.
Los quesos de La Gomera se hacen fundamentalmente con leche de cabra (tres razas de cabras prehispánicas), y el queso fresco de la isla está considerado por algunos expertos como el mejor queso fresco del mundo. Otras variedades se hacen con mezclas de leche de oveja y de cabra, y a partir de ellos se confecciona el famoso almogrote, de intenso sabor picante. El almogrote es una pasta realizada a base de queso, manteca, pimienta, aceite, ajos y en ocasiones, tomate; resulta deliciosa para comer untada en unas buenas tostadas de pan…
Los potajes son también característicos de la cultura culinaria isleña. En su mayoría realizados a base de verduras, es muy típico el potaje de berros, que se suele servir en un plato especial hecho de madera de sabina. El sabor con un punto picante de estas verdes hojas aporta intensa personalidad al guiso; y también es común encontrar potajes elaborados con ñame, fruto tropical cuyo cultivo es común en las islas. Por supuesto, no nos podemos olvidar de las tradicionales papas arrugadas (negras o bonitas, por citar los nombres isleños) con distintos tipos de mojo, un sencillo plato que ha hecho famosas a las Islas Canarias en todo el mundo. Aunque, en realidad, en La Gomera es más común acompañar el mojo con carnes o pescados; en especial con atún, que resulta particularmente sabroso acompañado de estas salsas.
La repostería es un punto y aparte importante en la gastronomía gomera. El producto base por excelencia de este arte culinario es el llamado guarapo, la savia de la palmera, que se procesa para obtener la deliciosa y única miel de palma. Con esta miel se elaboran preparaciones como la leche asada, las tortas de cuajada o ciertos licores; ningún viajero que se precie puede abandonar la isla sin probar estas especialidades, irrepetibles en ningún otro lugar del mundo. La miel de palma también se consume mezclada con el popular gofio canario (una especie de harina de cereales molidos) y es la base de la preparación de varios cócteles.
Los vinos son un digno cierre para cualquier mención a la gastronomía de la isla de La Gomera. Al igual que en el resto de las Canarias, el cultivo de la vid y la preparación de vino son una antigua tradición, que se ve impulsada y fomentada por las autoridades locales y los consejos de regulación. En La Gomera podremos degustar vinos de todo tipo, siendo los mejores los blancos. Con un tono amarillo pajizo y de regusto cálido, resultan perfectos para acompañar el tradicional guiso de vieja (pescado autóctono) con papas o cualquier plato de pescado a la parrilla.
Tradiciones de pescadores y carnavales isleños
El calendario festivo de La Gomera es amplio, pleno de celebraciones populares, religiosas e históricas, siempre con unfuerte sabor tradicional. Las festividades de más renombre son dos: la Fiesta de la Virgen de Guadalupe el primer lunes de octubre, y las Fiestas Colombinas, el 6 de septiembre. Ambas tienen lugar en San Sebastián de la Gomera. Y por supuesto, sin olvidarnos de los Carnavales, que se celebran en la capital de la isla con la misma intensidad que en el resto de sus hermanas canarias.
Las Fiestas de la Virgen de Guadalupe son las más tradicionales, celebradas en honor de la que allí recibe el cariñoso apelativo de “la Morenita”. La romería que tiene lugar consiste en una hermosa tradición de los pescadores de la zona. Al igual que en muchos otros pueblos de mar, los que acuden a la fiesta se trasladan en barco hasta el Santuario de Puntallana; desde allí, los pescadores trasladan a la Virgen a San Sebastián. Esta tradición se convierte en algo particularmente solemne cada cinco años, cuando se celebra de forma especial.
Las Fiestas Colombinas son una tradición más actual y están también estrechamente relacionadas con la mar. Las ofrendas de flores, las salves marineras y otros actos de profundo sentido espiritual se unen a otras celebraciones más alegres y populares, como exhibiciones de fuegos artificiales y verbenas populares, que se extienden hasta altas horas de la noche.
El Carnaval de La Gomera, que como en el resto del Estado se celebra en febrero, comparte con los de las islas vecinas la alegría, el desenfreno, las actuaciones musicales y los desfiles. Con las tradicionales elecciones de reinas del carnaval, pregones y desfiles de carrozas, son días de fiesta que el pueblo vive de forma intensa. Se trata de un Carnaval menos famoso y espectacular que, por ejemplo, el de Tenerife, pero también más íntimo y personal, y en muchos casos incluso más divertido. Al igual que en otras islas como La Palma, la tradición del “empolvado” o batalla de polvos de talco también está presente todos los años.
Aparte de las fiestas, romerías y celebraciones populares, La Gomera también cuenta con su particular vida nocturna, centrada especialmente en la capital San Sebastián. Lejos de las aglomeraciones y multitudes de otros lugares de veraneo, los locales de esta parte de la isla se prestan de manera especial a la degustación de los deliciosos cócteles hechos con miel de palma, aderezados con la hospitalidad característica de un pueblo volcado al mar y al exterior. Pura tranquilidad para aquéllos que busquen una forma distinta de disfrutar tanto de los días, como de las maravillosas noches plagadas de estrellas de La Gomera.