Israel
La tierra prometida
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Introducción
Pocos países son capaces de despertar connotaciones y sentimientos tan antagónicos como Israel. De hecho, este pequeño Estado de Oriente Próximo, cuya población apenas supera los siete millones y medio de habitantes, ha sido testigo durante más de 3.000 años de episodios que hablan de amor y guerras. De devoción y rencor. De dignidad y humillación. Así de compleja es su convulsa y fascinante historia, capaz de aunar en el mismo espacio físico a quien predicaba la fraternidad y el perdón y a quienes escribieron con sangre algunos de los episodios bélicos más despiadados. Y todo ello sin pasar por alto la honda significación que encierra para los seguidores de las principales religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam.
Pese a tratarse de un Estado relativamente joven, se constituyó oficialmente en 1948, , Israel esconde una realidad mucho más compleja, y que queda reflejada en algunos fragmentos del Antiguo Testamento. Asentamiento primigenio del pueblo judío desde que éste fue liberado de la esclavitud en Egipto, de ahí que previamente fuese designado como la "Tierra prometida" por Yahvé, su recorrido distó mucho de ser apacible. Tras ser saqueado por Nabucodonosor en el 586 a.C. y ver cómo sus habitantes fueron condenados al exilio, esta vez en Babilonia, aunque el rey Ciro II les permitiría regresar 70 años después, tras derrotar a los babilonios, Israel sufriría un golpe definitivo durante la dominación romana. En concreto, en el 70 d.C., la inmensa mayoría de su población se vio forzada a huir después de que Tito aplastara a una revuelta judía (he aquí el origen de la famosa diáspora), a la que siguió otro episodio similar en el año 135. Durante este período, el futuro Estado de Israel se convertiría en uno de los escenarios de los enfrentamientos entre cristianos y sarracenos, concretados en las Cruzadas (1095-1291).
La disgregación de la comunidad judía por todo el mundo sería una constante hasta finales del siglo XIX, momento en el que el movimiento sionista impulsado por Theodor Herzl (1860-1904) y alguno guiños de la comunidad internacional, como la Declaración Balfour (1917), que propugnaba la creación de una patria judía, animó a muchos semitas a regresar a la tierra de sus ancestros. Un territorio, no obstante, que muchos siglos atrás se había convertido en el hogar del pueblo palestino.
El final de la Segunda Guerra Mundial, que se cobró la vida de millones de judíos a consecuencia del Holocausto nazi, la victoria de las potencias aliadas hizo posible la creación del Estado de Israel en 1948. No obstante, el nuevo país sería atacado inmediatamente por seis naciones árabes, que serían finalmente derrotadas por el ejército israelí. En 1956, tras la nacionalización egipcia del canal de Suez, Israel ocupó Gaza y la península del Sinaí, lo que motivó la intervención de la ONU. En 1967, sin embargo, Israel invadió de nuevo la zona durante la guerra de los Seis Días, así como Gaza, la orilla este del canal de Suez y los altos del Golán (en Siria). En 1973 se produjo la cuarta contienda árabe-israelí y, en 1982, la guerra del Líbano, a la que han seguido numerosos enfrentamientos armados que ponen en relieve la hostilidad existente entre ambos pueblos a causa de los conflictos fronterizos.
Desde 1985, la moneda oficial de Israel es el nuevo shekel, que equivale a 0,2 euros, aproximadamente. En cuanto al idioma, las lenguas oficiales son el hebreo y el árabe. Desde el punto de vista religioso, un 76% de los israelíes profesan el judaísmo; el 16% de la población es musulmana, mientras que el 2,1% se declara cristiano.
Para entrar en Israel, sólo se necesita disponer de un pasaporte con una validez superior a los seis meses. Si la estancia en el país es inferior a 90 días, no hará falta tramitar el visado. En cualquier caso, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación aconseja a quien tenga previsto viajar a Israel ponerse en contacto con los servicios consulares de la Embajada de España en Tel-Aviv, con el fin de recabar información de última hora. Ninguna vacuna es obligatoria.
A la hora de contratar vuelos a Israel, cabe recalcar que algunas aerolíneas internacionales conectan las principales ciudades españolas con el aeropuerto de Ben Gurión (Tel-Aviv). En el caso de Madrid y Barcelona, se pueden encontrar incluso vuelos directos, aunque la mayoría presentan una o dos escalas. En cuanto a las tarifas, es posible conseguir billetes a partir de unos 200 euros por trayecto. Asimismo, diversas líneas de navegación parten regularmente desde diversos puntos de Europa hacia el puerto de Haifa.
Finalmente, en lo que atañe a la reserva de hoteles en Israel, cabe destacar que la inmensa mayoría de la oferta hotelera se concentra en la capital del país, Jerusalén, y en Tel-Aviv.
Lugares de interés: tras los pasos de Jesús de Nazaret
En las siguientes líneas se detallan algunos de los lugares de Israel más atrayentes desde el punto de vista turístico, presentados por orden alfabético. Pese a todo, también es altamente recomendable visitar algunos de los múltiples kibutz existentes en Israel. Se trata de poblados autónomos, con un volumen de población que oscila entre los 200 y los 2.000 habitantes y basados en la explotación agrícola de una propiedad colectiva. Cada kibutz funciona como una colonia autosuficiente en la que se practica una economía de subsistencia; no se percibe retribución alguna por el trabajo realizado; y donde las necesidades de vivienda y ocio están cubiertas.
- Acre: Se trata de una pequeña ciudad portuaria situada en las inmediaciones de la bahía de Haifa, en el extremo norte del país. La localidad, que hoy cuenta con una población de 45.800 personas, ha albergado diversas civilizaciones mediterráneas, como en el caso de los fenicios. No obstante, su principal atractivo es obra del imperio otomano, artífice de la ciudadela fortificada, los caravasares, los baños y las mezquitas de los siglos siglos XVIII y XIX que se alzan en la ciudad vieja. Asimismo, aún pueden admirarse numerosos vestigios de la época de las Cruzados, y que corresponden al período comprendido entre los años 1104 y 1291. La ciudad de Acre, que ostentó la capitalidad del reino cristiano de Jerusalén en el Medievo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2001.
- Beerseba: El nombre de esta localidad, situada en el distrito Sur de Israel (a 108 km de Tel-Aviv) y con una población de 193.000 habitantes, significa ‘Siete Pozos’ en lengua hebrea. De hecho, este elemento está relacionado con uno de sus principales alicientes: el Pozo de Abraham, un aljibe que, según la tradición, fue excavado por el famoso patriarca. Otros lugares de interés son el Museo Municipal; dedicado a la historia de la ciudad; el Museo e Instituto Biológico y el Cementerio de Guerra Británico, en el que se rinde homenaje a los soldados que perdieron la vida al arrebatarle la zona a los turcos durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el enclave más importante de Beerseba se halla en sus inmediaciones. Concretamente, se trata del tell (o montículo) de Beerseba, inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el 2005, junto con los tells de Megido y Hazor.
- Beit Shean: Sita en el valle del Jordán, a unos 30 km del lago Kinéret (o mar de Galilea o de Tiberíades), esta ciudad exhibe un importantísimo legado arqueológico correspondiente a la época romano-bizantina. A su vez, las diferentes prospecciones realizadas en la zona se han saldado con el descubrimiento de hallazgos de la Edad de Cobre, de Bronce y de Hierro. Entre sus principales atracciones, cabe reseñar las calles porticadas de la antigua ciudad romana, así como algunas construcciones civiles de este período, tales como los baños, el teatro o el anfiteatro.
- Belén: Con apenas 30.000 habitantes y ubicada a unos 9 km al sur de Jerusalén, esta localidad es ampliamente conocida por haber sido el escenario, según los Evangelios de Lucas y Mateo, de la llegada al mundo de Jesús de Nazaret. Como monumentos más reseñables, descuellan la iglesia de la Natividad y la gruta del Nacimiento, así como las capillas de San Jerónimo y de San José.
- Cesárea: Esta pequeñísima localidad; cuenta con una población de tan sólo 4.200 personas; se halla en las proximidades del municipio de Hadera, a medio camino entre Tel-Aviv y Haifa. Erigida en honor del emperador César Augusto, su pasado como ciudad romana y bizantina; sin obviar la huella dejada por los caballeros cruzados; la ha convertido en un enclave de gran interés arqueológico. Entre sus edificios más emblemáticos, se cuentan un acueducto, un teatro y un anfiteatro romano, así como algunos restos de la época de las Cruzadas.
- Ein Karem: Emplazada al sudoeste de Jerusalén, la tradición religiosa considera que el lugar acogió el nacimiento de Juan el Bautista. De ahí que la zona sea un centro de peregrinación de primer orden, en el que proliferan todo tipo de edificios religiosos. Entre ellos, cabe mencionar las iglesias de San Juan Bautista y de la Visitación, sin olvidar el monasterio de las Hermanas de Nuestra Señora de Sión.
- Haifa: Situada en noroeste, esta ciudad; la tercera más poblada del país; da cabida al puerto más importante de Israel, así como a una intensa vida académica. Además de sus numerosos parques y jardines (entre ellos, los Jardines Persas), sus principales puntos de interés son el Museo Marítimo y el convento carmelita de Stella Maris (Estrella de Mar). Del mismo modo, es muy recomendable subir al mítico monte Carmelo. Escenario de las profecías de Elías, desde su cima se puede disfrutar de una magnífica panorámica de la localidad. A la hora de desplazarse por la ciudad, conviene tener en cuenta que sus calles disponen de metro (inaugurado en 1959). Los lugares sagrados bahaíes en Haifa y Galilea Occidental fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2008.
- Hazor: Este enclave, emplazado al norte del mar de Galilea, alberga el más importante de los tres tells biblícos que en el 2005 fueron incluidos en la lista del Patrimonio Mundial. Desde 1955; momento en que James A. de Rothschild patrocinó las primeras excavaciones; Hazor ha sido objeto de diversos trabajos arqueológicos que han arrojado descubrimientos correspondientes al período cananita (siglos XVIII a.C.-XV a.C.) e israelita (siglos X-VIII a.C.). Gran parte de las piezas recuperadas se exhiben en el Museo de Ayelet HaShahar. No obstante, algunas de ellas sufrieron desperfectos a consecuencia del seísmo que sacudió la zona en el 2008.
- Jericó: Enclavada en Cisjordania y cercana al río Jordán, Jericó está considerada como la ciudad más antigua del mundo. De hecho, diferentes excavaciones arqueológicas sugieren que fue fundada por los cananeos hacia el 8.000 a.C. Por otro lado, el Antiguo Testamento la señala como la localidad amurallada que conquistó el pueblo de Israel tras abandonar Egipto, guiados por Josué, el sucesor de Moisés. Además, en la zona se alza el legendario monte de las Tentaciones. Según los Evangelios, allí fue donde Jesús, durante una ascesis de 40 días, fue incitado a pecar por el diablo hasta en tres ocasiones.
- Jerusalén: Situada a 24 km al oeste del mar Muerto y a 56 k,m al este del Mediterráneo, Jerusalén detenta la capitalidad del país desde 1967, siendo también la ciudad más poblada de Israel (cuenta con 732.000 habitantes). Asimismo, está considerada como un lugar sagrado por las tres religiones monoteístas mayoritarias: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Desde el punto de vista de la climatología, la ciudad presenta veranos muy calurosos e inviernos fríos, acompañados de abundantes precipitaciones. En la actualidad, la ciudad se caracteriza por una intensa actividad religiosa y académica, sin dejar de banda sus funciones como centro financiero y bancario. A su vez, está muy bien comunicada por carretera con Ammán, capital de Jordania. Su centro histórico alberga los barrios cristianos, judíos, musulmanes y armenios, así como los puntos más famosos de la urbe. Entre ellos, se incluyen el monte de los Olivos (o Gethsemani), la basílica de la Agonía, la tumba del rey David, el Cenáculo; lugar en el que se dice que Jesús cenó por última vez con sus discípulos; la abadía de la Dormición y, por supuesto, el Muro de las Lamentaciones (Hakótel Hama'araví). Los restos que aún continúan en pie datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del monte Moriá en el año 37 a.C. Por lo que atañe a la ciudad nueva, merece la pena visitar el Museo de Israel, donde están expuestos los célebres manuscritos del mar Muerto y una maqueta que reproduce el aspecto que presentaba la ciudad en tiempos de Jesús. Del mismo modo, también es aconsejable acercarse hasta la Universidad Hebrea de Jerusalén y contemplar el Memorial Yad Vashem, construido en homenaje a las víctimas del Holocausto.
- Mar Muerto: El mal llamado mar Muerto es en realidad un lago situado a más de 400 m bajo el nivel del mar, cuyas aguas bañan, además de Israel, los territorios palestinos y Jordania. En él se encuentra el mar de Galilea o de Tiberíades, en el que, según el Nuevo Testamento, Jesús obró el milagro de caminar sobre su superficie. El elevado índice de salinidad del mar Muerto; diez veces superior al del resto de los mares y océanos; hace imposible cualquier forma de vida. Además, esta particularidad evita que alguien pueda hundirse en sus aguas.
- Massada: Sita en lo alto de una peña, en el desierto de Judea y junto al mar Muerto, Massada es una fortaleza natural de incomparable belleza. Considerada en el pasado como uno de los símbolos del antiguo reino de Israel y de su dramática destrucción, en el año 73 d.C. acogió los últimos focos de la resistencia judía frente a las tropas romanas. El palacio-fortaleza que preside el sitio fue erigido por orden Herodes el Grande, cuyo reinado tuvo lugar entre los años 37 y 4 a.C. Los campamentos militares, las fortificaciones y la rampa de asalto que circunvalan este enclave lo convierten en un ejemplo excepcional de la arquitectura militar del período romano. Un vestigio que, además, presenta un estado de conservación admirable. Desde el 2001, Massada forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
- Megido: Situada 90 km al norte de Jerusalén y 31 km al sudeste de Haifa, el tell bíblico de Megido forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2005, junto con los de Beerseba y Hazor. Su nombre ya aparece documentado en jeroglíficos y en textos realizados con escritura cuneiforme, lo que atestigua la extraordinaria antigüedad de este enclave. No en balde, los diferentes trabajos arqueológicos en la zona han descubierto 26 estratos correspondientes a diferentes asentamientos. Por otro lado, según el libre del Apocalipsis de San Juan, Megido será el marco que albergará la batalla final entre las fuerzas del cielo y el infierno.
- Neguev: Este desierto dio cabida a cuatro antiguas ciudades nabateas: Avdat, Haluza, Mamshit Kurnub y Shivta, albergando también notables fortalezas y paisajes agrícolas. Todos ellas formaban parte de las lucrativas rutas del comercio de incienso y mirra, que discurrían entre el sur de la península Arábiga y el Mediterráneo, y que se desarrollaron desde el siglo III a.C. hasta el II de nuestra era. Como alicientes más remarcables, la zona acoge restos de caravasares, fortalezas, áreas urbanizadas y sistemas de riego de gran sofisticación. El desierto de Neguev está inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde el 2005.
- Tel-Aviv: Fundada en 1909; coincidiendo con el mandato británico en Palestina; y asentada en la costa mediterránea, sus 390.000 convierten a Tel-Aviv en la segunda localidad más poblada de Israel. Su zona más emblemática, conocida como Ciudad Blanca, se construyó entre los años 1930 y 1948, siguiendo las directrices de Patrick Geddes e inspirándose en el urbanismo orgánico moderno. Por lo que respecta a sus edificios, éstos fueron proyectados por arquitectos formados en Europa. La Ciudad Blanca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2003. Pese a todo, también vale la pena acercarse hasta el parque Iarkon, el más importante del país (de hecho, su superficie es aún mayor que la del Central Park de Nueva York).
Comer en Israel: el triunfo de los alimentos kosher
A pesar de que la diáspora del siglo I d.C. propició el asentamiento de comunidades judías por todo el mundo, el extenso recetario creado y desarrollado por las mismas tienen su origen indistintamente en su libro sagrado: el Talmud. Un caso que ilustra a la perfección el peso de las Sagradas Escrituras es el precepto de no combinar productos cárnicos y derivados lácteos, como consecuencia de lo que se afirma en un pasaje del Éxodo. Del mismo modo, los creyentes también tienen vetado tomar café con leche después de las comidas.
Por lo que se refiere al porcino, su consumo está prohibido, y el resto de la carne sólo puede consumirse si el animal ha sido sacrificado por degollamiento. Además, la tradición tampoco permite ingerir pescado sin escamas o marisco. No obstante, el resto de platos a base de pescado o huevo no presenta ninguna restricción.
Esta serie de reglas están encaminadas a velar por la preservación de los llamados alimentos kosher (puros), y tiene prédica incluso en los hoteles. Algunos de estos establecimientos disponen de dos cocinas, una de las cuales cuenta con el asesoramiento de un rabino. En cualquier caso, lo cierto es que únicamente los judíos ortodoxos siguen estos principios a rajatabla.
Por otro lado, el visitante debe considerar que en el día sagrado, el sabbat, los fieles no cocinan, por lo que éstos toman alimentos que han sido preparados durante la víspera.
En el ámbito de los platos típicos de la cocina israelí, destacan el hummus (puré de garbanzos con sésamo), el taboule (una combinación de trigo, tomates, cebollinos y pimientos), el yaprac (hojas de parra rellenas de carne), la ternera con bamias (o judías verdes) y el gefintel fish (merluza o lenguado con vegetales). Sin embargo, la lista no estaría completa sin el famosísimo felafel, importado por los judíos originarios de Egipto y consistente en una hamburguesa elaborada con garbanzos, habas y especias. La mezcla se degusta dentro de una bolsa de pan de pita, acompañada de salsas y de otros condimentos.
Por último, en lo que atañe a los postres, resulta recomendable dejarse seducir por la marak perot kar (compota de frutas), la confitura de cabello de ángel o el pastel de nueces.
Las fiestas tradicionales en Israel: a la sombra de los preceptos judíos
Del mismo modo que resulta innegable; como se ha visto; la influencia de la religión judía a la hora de escoger, preparar y combinar los alimentos, este pilar fundamental de la cultura israelí también articula sus principales festividades. Cabe destacar que algunas de ellas son anunciadas utilizando el tradicional shofar (un cuerno de carnero).
- Fiesta de Purim: Esta fiesta se lleva a cabo a comienzos del mes de marzo, coincidiendo con el decimocuarto día del mes judío de adar (o del decimoquinto, en el caso de las ciudades amuralladas). Se trata de una especie de carnaval en la que los participantes se obsequian con regalos. Este festividad, cuyo nombre deriva de la palabra pur (‘suerte’), recuerda el relato contenido en el libro de Estherm, en el que se detalla cómo los judíos se salvaron de ser exterminado por orden del rey persa Asuero; que algunos historiadores han relacionado con Jerjes I; hacia el año 450 a.C.
- Pascua judía: También conocida como la fiesta de los panes ácimos; o sin levadura; tiene lugar a principios del mes de abril, a la vez que constituye el momento más importante del calendario judío. Mediante esta celebración, Israel recuerda el fin de la esclavitud de sus antepasados en Egipto. Durante esta jornada, las familias se reúnen para compartir el tradicional cordero pascual, acompañado de tortas de pan sin levadura. Con ellas, se rinde homenaje a aquellos israelitas que, al huir precipitadamente de los dominios del faraón, no tuvieron tiempo de fermentar el pan.
- Día de los Caídos: Se celebra el 13 de mayo, coincidiendo con la víspera del Día Nacional de Israel. En esta fecha se recuerda a aquellos que perdieron su vida luchando por la independencia del país, o bien en algunas guerras y ataques armados contra el pueblo israelí. A lo largo de toda la jornada, prende una tea en el Kotel Hamaaraví (la parte occidental del Muro de las Lamentaciones). Además, los familiares de las personas fallecidas acuden a los cementerios para realizar ofrendas. También es frecuente que en muchas comunidades religiosas se lea el capítulo 9 de los Salmos, que lleva por título Por la muerte del hijo.
- Yom Ha'atzmaut (Día Nacional de Israel): Cada 14 de mayo, el país conmemora el aniversario del nacimiento del moderno Estado de Israel, que tuvo lugar en 1948. A lo largo de esta la jornada, los fieles llevan a cabo un orden especial de oraciones, que incluyen la lectura de fragmentos de los libros de los Profetas. Del mismo modo, las calles y las casas se engalanan con la bandera nacional, al tiempo que todos los puntos del país dan cabida a espectáculos musicales y de danza.
- Fiesta de la Cosecha (o de las Semanas): Se conmemora a finales de mayo, siete semanas después (o 50 días) de la Pascua judía. De ahí que esta festividad también sea conocida como Pentecostés (término que en griego significa "50"). Durante la misma, los fieles dan gracias a Dios por la cosecha y por los Diez Mandamientos que le fueron entregados a Moisés en el desierto.
- Fiesta de las Trompetas: Tiene lugar en el ecuador del mes de septiembre, y sirve para recordar la creación del hombre y la mujer. Además, marca el inicio de un periodo de reflexión y penitencia que culmina al cabo de 10 días, con la fiesta de la Expiación o del Gran Perdón.
- Yom Kippur (Fiesta de la Expiación o del Gran Perdón): En esta festividad, que se celebra a finales del mes de septiembre, los fieles piden perdón a Dios por sus pecados. Para escenificar su arrepentimiento, se envía un macho cabrío al desierto, símbolo de las faltas cometidas por los israelíes. De ahí el origen del popular concepto ‘chivo expiatorio’.
- Fiesta de los Tabernáculos (o de la Recolección): Se festeja a principios de octubre y sirve para agradecer a dios los frutos obtenidos durante la vendimia y la recogida de la fruta. Del mismo modo que lo hacía el pueblo hebreo en el desierto, los participantes acampan en tiendas.
- Fiesta del Templo Purificado: A comienzos del mes de diciembre, Israel rememora la fecha en la que fue liberado de sus invasores, y en la que se reabrió su templo (165 a.C.), después de la profanación perpetrada por el rey sirio Antioco IV Epifanio (215-163 a.C.).
- Navidad: Los días 24 y 25 de diciembre, la iglesia de la Natividad, en Belén, se convierte en un importante centro de peregrinación para los cristianos.