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Guías de Viajes de Cala d'Or

Cala d'Or
Cala d'Or

Bella zona de la isla de Mallorca

Recuerdos ibicencos en una costa de belleza insuperable

Recuerdos ibicencos en una costa de belleza insuperable

El nombre de Cala d'Or es muy adecuado para esta bellísima zona de la isla de Mallorca. Porque realmente parece de oro el litoral, plagado de calas recónditas de arenas luminosas y finas. Pero lo cierto es que no es el nombre original que le fue adjudicado por su promotor y fundador, Antonio Costa, cuya intención era que la zona mallorquina tuviera el nombre de una bella cala de su Ibiza Natal: Cala d'Hort. Pero la pronunciación del nombre por parte de los habitantes de la zona terminó por convertirla en una "cala de oro", y hoy día se mantiene con esa acertada y muy personal denominación. Las referencias a la isla de Ibiza no sólo estriban en el nombre; en sus inicios, el creador de Cala D'Or se inspiró en la arquitectura típica de la isla blanca, con edificaciones pequeñas de azoteas planas y color blanco, para crear la urbanización que con el tiempo fue creciendo y convirtiéndose en el destino turístico de primer orden que hoy es.

Para situarnos, indicar que Cala d'Or pertenece al municipio mallorquín de Santanyí, ubicado en el sureste de la isla, con más de tres mil habitantes y unos cinco kilómetros de longitud junto al mar. La urbanización comenzó a planificarse en la década de los años 30, en el siglo XX, y hoy día se ha convertido en un destino internacional, al que acuden turistas, viajeros y familias de todas partes de España y Europa, e incluso el resto del mundo. No es ajeno a esta intensa atracción el bellísimo litoral costero de Cala d'Or, plagado de hermosas calas (como su propio nombre indica), aguas de un azul turquesa sólo igualado por la claridad del cielo y escarpados acantilados, plagados de cuevas que pueden visitarse en alguna de las embarcaciones que hacen rutas por la costa.

El centro urbano de Cala d'Or es un agradable rincón de paseo, compras y relaciones sociales. Las calles son peatonales y la oferta de comercios y restaurantes ofrece oportunidades estupendas para callejear por las tardes, viendo cómo el sol va bajando sobre el Mediterráneo. El puerto deportivo del enclave, conocido bajo el nombre de Marina de Cala d'Or, es uno de los más exclusivos e importantes del archipiélago, y constituye el lugar perfecto para darse una vuelta y contemplar las hermosas embarcaciones, pero también para disfrutar de la animada vida diurna y nocturna de la zona.

La proximidad de Cala D'Or con algunos de los enclaves naturales más atractivos de la isla de Mallorca, como las mundialmente famosas Cuevas del Drach, las bellas Cuevas de Hams o el Parque Natural del Archipiélago de Cabrera (que puede visitarse en alguna de las embarcaciones con rutas diarias), convierte a este destino en un lugar perfecto para pasar unas vacaciones irrepetibles... ¡Y para repetir!
 

Calas, pueblos, cuevas y hermosos parques naturales

Calas, pueblos, cuevas y hermosos parques naturales

Obedeciendo al nombre de la zona, no podemos sino comenzar nuestro recorrido por los atractivos de Cala D'Or describiendo sus hermosas calas, que muy probablemente sean el principal motivo por el que tantos amantes de los fondos marinos acuden anualmente a esta bella región de la isla. Los cinco kilómetros de costa, situados en el privilegiado sudeste mallorquín (con las aguas más transparentes y hermosas del archipiélago, según dicen...), están salpicados de pequeñas calas que constituyen un placer para descubrir. Caló de sa Torre recibe el nombre por una atalaya del siglo XVII construida a su vera, y se llega a ella desde Porto Petro. Un poco más larga, con cincuenta metros, es Caló des Homos Morts, que se localiza inmediatamente después de la anterior, y a continuación encontraremos Caló de ses Egos, con mayor ocupación debido a los hoteles construidos en la zona. Próxima a la zona urbanizada de la Marina está Caló des Pou, desde donde podemos divisar Es Fortí, una edificación de tipo castrense del siglo XVIII y que alberga un museo. Su arena blanca y fina y las palmeras que le dan sombra son dos de sus atractivos.

El más grande de los arenales de Cala d'Or es la Cala Gran, que tiene 60 metros de longitud y 170 de ancho. El paisaje que circunda la playa es bello y bien urbanizado, con algunos chalets que no obstruyen las vistas ni la presencia de la naturaleza. Otras preciosas calas a las que podremos acudir durante los distintos días de nuestra estancia son la llamada propiamente Cala d'Or (también conocida como Caló de ses Dones), con su hermosa vegetación y unos soláriums artificiales de arena que prolongan la zona de descanso; la Cala Esmeralda y Cala Ferrera, que pertenecen a Felanitx, al igual que la Cala Serena, cuyo máximo atractivo es su extremo derecho, prácticamente virgen y sin urbanizar. Para los amantes de la naturaleza, las cuevas rocosas a las que se puede acceder desde esta cala son un lugar perfecto para practicar el buceo con esnorkel, gracias a sus aguas cristalinas y la presencia de vida marina. Y ya saliendo de la ruta playera pero sin alejarnos ni un milímetro de la costa, es recomendable acercarse a visitar la Marina de Cala D'Or. Este puerto deportivo es el centro neurálgico del tráfico de embarcaciones de placer del sudeste mallorquín, y además de los pantalanes, ofrece también muchos establecimientos comerciales, restaurantes, bares y clubs donde poder realizar actividades náuticas tan atractivas como el submarinismo, la navegación a vela o el windsurf.

Alejándonos un poco de la costa, el interior de esta zona de la isla está plagado de increíbles bellezas naturales que visitar. Podemos comenzar por el Parque Natural de Mondragó, en las marinas de Llevant y dentro del municipio de Santanyí. El patrimonio natural de esta parte de Mallorca está perfectamente conservado en este entorno. Otra estupenda opción para disfrutar de la naturaleza y, al mismo tiempo, de la historia, es la ruta que conduce al Castillo de Santueri. Situado en la Sierra de Llevant o Levante, este castillo roquero data del siglo XIII y actualmente es de propiedad privada. En la subida podremos contemplar a la izquierda el Santuario de Sant Salvador, ubicado sobre el pico (o Puig) del mismo nombre y que constituye uno de los mejores enclaves de la isla para contemplar vistas increíbles de Mallorca y del Mediterráneo. Y por supuesto, si de naturaleza se trata, no se puede abandonar Cala d'Or sin hacer una escapada a visitar unas cuevas famosas en todo el mundo: las Cuevas del Drach. Ubicadas en la localidad de Porto Cristo, sus espectaculares salas plagadas de formaciones calcáreas y su maravilloso lago interior, el lago Martel (uno de los lagos subterráneos más grandes del planeta) constituyen motivo de admiración para visitantes procedentes de todo el mundo, año tras año. Y un aviso a los viajeros: no confundir estas cuevas con las Cuevas de Hams, situadas en la misma localidad y también muy interesantes, aunque menos espectaculares.

La localidad de Cala D'Or en sí tiene también un indiscutible encanto, con sus construcciones ibicencas, su marina y su centro peatonal. Pero hay otros pueblos muy bellos y pintorescos dentro de la región, como Santanyí, con su iglesia de Sant Andreu (que data del siglo XVI , aunque la construcción original era del siglo XIII) de estilo románico-gótico. También merece la pena visitar Porto Petro y su bonito puerto pesquero, el lugar ideal para partir a visitar el Parque Natural del Archipiélago de la Cabrera, la pequeña isla próxima a esta región mallorquina. Pequeñas aldeas y pueblos como El Lombards, Calonge o S'Alquiera Blanca merecen una ruta particular; en esta última localidad podremos contemplar el Santuario de la Mare de Déu de la Consolació, del siglo XV y ubicado en un recinto amurallado.

Y para terminar, no hay que olvidar las mil y un atracciones que la región de Cala D'Or tiene para los niños y el turismo familiar. Dentro del parque infantil Mallorquilandia, los más pequeños (y los mayores con alma de niño) podrán disfrutar de atracciones de agua con altos trampolines, zonas de mini golf, circuito de karts y muchas otras diversiones. Acuarios, parques infantiles y parques acuáticos son una constante en toda la isla, recintos plenos de diversión para rematar unas vacaciones inolvidables en familia.
 

Sobrasada, ensaimadas… Y mucho más sobre las mesas

Sobrasada, ensaimadas… Y mucho más sobre las mesas

La gastronomía de las Islas Baleares es un compendio de sabores fusionados a través del Mediterráneo, un mar caracterizado por el intercambio de información cultural entre las distintas civilizaciones. La cocina y las recetas no podían ser menos, y la ubicación del archipiélago en el centro del Mare Nostrum lo ha convertido en el receptor de todo lo bueno de las cocinas que le rodean. Además, los magníficos productos de las huertas y los campos, así como las excelentes materias primas que se obtienen del mar y de la ganadería, han hecho que la gastronomía mallorquina esté entre las más renombradas a nivel internacional.

Uno de los productos más conocidos y reconocibles dentro de las exquisiteces mallorquinas es la celebérrima sobrasada (o sobrassada). Esta delicia completamente natural y de sabor inconfundible ostenta en la actualidad la calificación de Indicación Geográfica Protegida; además, hay también muchos otros embutidos derivados del cerdo que se elaboran en tierras de la isla, como el camaiot, la longaniza y el botifarrón (o butifarrón). La elaboración de estos productos tiene cientos de años de tradición, y hay documentos que los mencionan ya en el siglo XVII.

Pero no sólo de embutidos puede vivir el viajero que descubra Mallorca; los guisos y platos de la cocina balear sorprenderán a los comensales por su variedad, perfección y sabor. Desde las antológicas parrilladas de pescados y mariscos que se pueden degustar en los puertos (la Marina de Cala d'Or puede ser el lugar perfecto), hasta recetas tradicionales como las sopes mallorquines de carne o setas, pasando por el frit mallorquí, con igredientes de tierra o mar, hay mucho y muy bueno para escoger. Arroces marineros de excelente calidad, pescados como lubinas, cabrachos (cap roigs), sargos, salmonetes (molls) o atún; cazuelas de cordero, asados... Un universo de delicias, a la altura del más exigente de los gourmets.

La repostería mallorquina no puede citarse sin hacer inmediatamente referencia a la famosa ensaimada, que en estas tierras (su origen) se elabora con una calidad que raya la excelencia. Este producto típico de la tierra se ve acompañado por otros de influencia árabe, como las empanadas y empanadillas dulces o los buñuelos. Lo mejor es degustar estas delicias de postre, acompañadas de una copita de los licores dulces, sabrosos y digestivos (no en vano comenzando siendo preparaciones medicinales) característicos de la isla, como los licores de Herbes, de Palo o la frígola (licor de tomillo).
 

Fiestas tradicionales en un enclave pleno de animación diurna y nocturna

Fiestas tradicionales en un enclave pleno de animación diurna y nocturna

La fiesta con la que comienza el año de celebraciones en la región de Cala d'Or es San Antonio, una festividad que se conmemora en muchos puntos de la isla y que tiene como protagonistas a los animales (con la bendición del santo incluida). Cómo no, también es indispensable la presencia del fuego, elemento constante en la inmemorial tradición mallorquina y mediterránea. Es la noche del 16 de enero cuando tiene lugar la jornada festiva más importante; las grandes hogueras cobran protagonismo y el ayuntamiento organiza una barbacoa para los asistentes. Las calles y las plazas se pueblan de alegría y baile, acompañados por torrades (asados), sobrassada, botifarrons... Y muchas otras delicias para que el cuerpo aguante la noche. Es una jornada mágica, en la que suena la música de los xeremiers y tiene lugar el Baile de los Demonios, que representa las tentaciones sufridas por San Antonio por parte de estos espíritus malignos.

El domingo más cercano al 10 de febrero se celebra en Santanyí la fiesta de Santa Escolástica, santa encargada de proporcionar la lluvia a las cosechas; es tradición que mucha gente suba caminando en romería hasta el Santuario del Puig de Consolació para asistir a la misa solemne. El Carnaval también se celebra en febrero en los pueblos de Cala d'Or al igual que en otras partes de la isla de Mallorca, con el habitual despliegue de desfiles, disfraces, bailes, música y animación nocturna.

Ya durante el verano, y como localidad ligada al mar que es, Santanyí celebra el 16 de julio las fiestas de la Virgen del Carmen. Pero en realidad, la fiesta grande de Cala d'Or, también relacionada directamente con la tradición pesquera y marinera, es la Fiesta de la Mare de Déu del Mar, alrededor del 15 de agosto. Para celebrar la jornada se realiza una procesión marinera, en la cual la virgen sale al puerto embarcada y acompañada de naves engalanadas para bendecir las aguas. Durante las fiestas se celebran conciertos, competiciones deportivas, juegos infantiles y las indispensables verbenas.

Un evento cultural muy importante en Cala d'Or es el Festival Internacional de Jazz de Cala d'Or. Este festival tiene lugar durante el mes de julio y suele concentrar a importantes artistas y músicos internacionales, además de figuras nacionales y locales del más alto nivel. Y por supuesto, no podemos olvidar que, fiestas y eventos aparte, la animación de las noches de Cala d'Or es constante durante casi todo el año. La presencia a lo largo de los meses de turistas internacionales, los excelentes establecimientos que ofrecen animación, copas y música de calidad hasta altas horas de la noche, y el privilegiado clima con que cuenta la zona, son ingredientes de excepción para lograr una vida nocturna de estándares insuperables.