A medio camino entre la modernidad y el mito
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Maravillosa ciudad
La ciudad de Palermo está sin duda bien asentada en la imaginación popular, y trae a la mente imágenes de historia, terremotos y (tristemente) la siempre oscura presencia de la mafia siciliana. Pero la realidad es muy distinta: de hecho, esta ciudad es hoy día uno de los destinos turísticos preferentes de la bella isla de Sicilia, constituyendo además su capital con más de ochocientos mil habitantes en su haber. Palermo es una urbe cosmopolita y moderna, que ha sabido mantener sus intensas raíces históricas mediterráneas para construir un futuro de primer orden. La vastedad de su patrimonio histórico y sus maravillosas iglesias medievales, junto con la costa mediterránea y las playas que rodean a Palermo, la convierten en el lugar perfecto para establecer un centro de operaciones desde el cual poder recorrer la isla de Sicilia y conocer todo lo que esconde esta perla del Tirreno.
Visitar el volcán Etna (algo realmente espectacular y que ningún viajero debería perderse), conocer ciudades como Taormina, Siracusa o Catania y disfrutar de la alegría de los sicilianos y de su fantástica y bien conocida gastronomía es algo indispensable si viajamos a Palermo con tiempo suficiente (algo que desde aquí recomendamos encarecidamente). Pero si sólo contamos con unos días y lo que nos interesa es recorrer la ciudad a fondo y disfrutar de todos sus mágicos rincones, entonces estamos de enhorabuena: Palermo es una ciudad que se puede recorrer tranquilamente a pie, y que ofrece todo tipo de atractivos para satisfacer las expectativas de cualquier viajero que se precie. Quien quiera pasar sus horas de relax al borde del mar dispone a pocos kilómetros del centro de la urbe de una estupenda playa: la playa de Mondello, que además presume de tener el mejor ambiente de copas y vida nocturna al borde del mar. Y si lo que buscamos es historia y cultura, en Palermo encontraremos una mina de oro: desde sus bellísimas iglesias, pasando por el tétrico espectáculo de las Catacumbas de los Capuchino y hasta su magnífica Catedral y el Museo Arqueológico, la ciudad es un tesoro de historia antigua ubicado en un emplazamiento geográfico de excepción.
Callejear por el centro, visitar los bulliciosos y perfumados mercados (donde es posible disfrutar en primera persona de la animación de la vida cotidiana de Sicilia), contemplar el azul del Mediterráneo desde el puerto de la ciudad, contemplar y visitar los palacios y las capillas... Son sólo algunas de las actividades que podemos realizar en Palermo. Y por supuesto, dejarnos tentar por la gastronomía puramente mediterránea que se degusta en los restaurantes y tabernas típicamente sicilianas de la isla. Un compendio insuperable de colores y sabores, con platos realizados con pescado fresquísimo, excelentes verduras y el aceite de oliva de sabor más fino, será el mejor colofón para nuestra visita a una de las ciudades más especialmente románticas de toda Italia. ¡Bienvenidos a Palermo!
Catacumbas escalofriantes junto a edificios históricos
Palermo merece una visita tranquila y reposada, dejando que nuestros pies y nuestra inspiración nos guíen por las calles de esta bella ciudad. Pero desde luego hay una serie de lugares que sería imperdonable no visitar una vez allí, y que podemos descubrir comenzando nuestro recorrido en el puerto, junto al mar Tirreno que baña las costas sicilianas. El antiguo puerto palermitano recibe el nombre de Puerto de la Cala; es uno de los más antiguos del mundo, ya que data del siglo VII a. C. Actualmente el Porto Civile es el lugar donde desembarcan ferrys y cruceros, y donde se pueden contemplar las embarcaciones de recreo flotando tranquilamente en el puerto, con el Monte Palatino como telón de fondo. Es el momento de internarse en el laberinto de calles de la ciudad y empezar a descubrir todos sus tesoros.
Quizás el lugar más célebre de la ciudad sean las Catacumbas de los Capuchinos, uno de los enclaves más escalofriantes probablemente de todo el planeta. Este lugar data del año 1599 y fue destinado al depósito de los cadáveres de los monjes, debido a las excelentes condiciones de conservación que mostraron las galerías subterráneas. La momificación se convirtió así en una práctica habitual, y con el tiempo se empezaron a enterrar también personas civiles como la célebre Rosalía Lombardo, una niña cuya momia da la sensación de estar dormida... Las imágenes de las momias, vestidas y ataviadas con lujosas galas o trajes humildes, es realmente impactante. Al estar separadas por secciones podemos encontrar momias de religiosos y religiosas, civiles y un curioso apartado llamado "Profesionales", donde los cadáveres de jueces, militares y otros oficios lucen sus mejores galas.
Para estómagos más débiles, en Palermo hay lugares mucho menos siniestros y que albergan muestras de enorme belleza, lo que supondrá todo un alivio para el viajero que haya visitado las Catacumbas. Un buen ejemplo es la Capilla Palatina, ubicada en el Palacio de los Normandos (Palacio Real), actualmente sede de la Asamblea Regional Siciliana. La Capilla data del siglo XII y es una cumbre del arte bizantino. Acceder a su interior es llenarse la vista de luz y color gracias a los magníficos mosaicos bizantinos que lo revisten. Tanto el techo como las paredes de las tres naves de la capilla están completamente forrados de mosaicos de oro, azul, verde y mil colores más, que recientemente han sido restaurados y se muestran en todo su esplendor. En la parte subterránea del Palacio, además, es posible visitar los restos de la Muralla Púnica de la ciudad.
Además, en Palermo las construcciones religiosas son muchas y muy hermosas: desde la gran Catedral, que desde su primera construcción no ha dejado de cambiar (desde basílica paleocristiana a templo cristiano, pasando por mezquita árabe) y que conserva todo su atractivo y majestuosidad; hasta la iglesia de San Giovanni degli Eremiti, una peculiar mezcla de mezquita árabe e iglesia normanda que destaca por sus cúpulas rojas (y en cuyo entorno podemos descubrir un encantador claustro medieval del siglo XII, plagado de frutales y jazmines), pasando por la majestuosa iglesia de Santa Caterina en la Plaza Pretoria o la bella iglesia de Santa Maria della Catena. Los museos también son interesantes en Palermo, desde el Museo Arqueológico "Antonio Salinas", plagado de restos llegados de excavaciones de toda Sicilia, al Museo de las Marionetas y su colección de pupi sicilianos y la reconstrucción del Teatro Chino.
Otro de los rincones más populares de Palermo es Quattro Canti (Plaza Vigliena), considerado el centro del casco histórico palermitano y que constituye la confluencia de la Via Vittorio Emmanuele y la Via Maqueda. Esta plaza renacentista muestra los cuatro estilos arquitectónicos clásicos en sus cuatro esquinas, en forma de fuentes y estatuas ubicadas en las fachadas de los cuatro edificios que delimitan la plaza. Además, en Palermo también es inexcusable visitar lugares con tanto encanto como el Mercado de la Vucchiria (cerca de la Plaza Caracchiolo), cuyos puestos plagados de frutas y verduras, pescados frescos, especias, quesos y muchas otras especialidades son un placer para los sentidos. Atención también a la bellísima iglesia normanda de La Martorana, y muy especialmente a Monreale, una localidad situada a tan sólo 11 kilómetros de la capital siciliana. Su Catedral muestra un espectacular interior, lleno de mosaicos bizantinos del siglo XII, mientras que el Claustro del monasterio benedictino ostenta más de doscientas columnas románicas, adornadas con tallas y relieves que constituyen auténticas obras de arte.
La Italia mediterránea en los platos más exquisitos
Pescados frescos recién llegados a puerto, carnes de primera calidad, la mejor pasta del mundo, excelentes pizzas, verduras de excepción, aromáticas especias y hierbas y helados para quitarse el sombrero: todo esto y mucho más constituye el alma de la gastronomía siciliana, que en Palermo alcanza su máxima expresión como capital y cabeza de la isla. La fusión de las muchas culturas que pasaron por su territorio ha dado lugar a una cocina tan variada como exquisita y especial, con personalidad única que la diferencia de la del resto del país. Por supuesto, la pasta es prácticamente el plato nacional (aunque desde luego, no el único) de Sicilia. Las mejores especialidades pueden degustarse en Palermo, siendo típica de la ciudad la pasta con le sarde (con sardinas). También merece la pena probar pasta alla Norma, plato típico de la Catania que lleva queso ricotta salado, tomate y berenjenas, o la pasta ‘ncaciata de Messina.
La gastronomía isleña tiene influencias árabes, sobre todo por su costa occidental, mientras que la parte oriental demuestra claros influjos de la culinaria griega. Las verduras son un ingrediente excepcional en muchos platos de Sicilia debido a su gran calidad; elaboraciones como la caponata di melanzane, cuyo ingrediente estrella es la berenjena, son un buen ejemplo. Otras recetas deliciosas de la gastronomía de la isla que se pueden degustar en los restaurantes de la capital son los involtini alla palermitana (con uvas, piñones y queso), el falsomagro (chuletas de cerdo rellenas) y el peculiar arancino (bolas de arroz rellenas de carne estofada, guisantes o mezcla de jamón y queso). Este plato es todo un icono de la cocina siciliana, y siempre se puede encontrar en la popular tavola calda (entremeses). Entre los pescados, la variedad es mucha y de altísima calidad: atún, pez espada y muchas otras delicias acompañadas a menudo de ghiotta (una guarnición a base de cebolla, alcaparras, aceitunas y tomate) o de cuscusu trapanés (versión siciliana del cuscús árabe).
La repostería, los chocolates y los helados sicilianos dan fe del amor por el dulce que demuestran los habitantes de la isla. Entre las especialidades más exquisitas se encuentran los mazapanes (llamados Frutta Martorana), los cannoli o canutillos rellenos de crema de queso ricotta y la cassatta siciliana, una tarta elaborada con mazapán, queso ricotta y una base de bizcocho. Los chocolates también son magníficos, y qué decir de los famosos helados sicilianos, que en localidades como Palermo o Catania encuentran su expresión más deliciosa. Para terminar, una mención a los vinos sicilianos, cuya tradición se remonta milenios atrás y entre los cuales destacan el Malvasía de las islas Lípari, el Marsala (variedad dulce con Denominación de Origen) y los diversos moscateles.
Carnavales sicilianos y tradiciones de Pascua y primavera
Como pueblo mediterráneo, el palermitano es un pueblo amante de la animación, la alegría y la espiritualidad mezclada con los ritos paganos. Por eso, en el calendario festivo de la ciudad es posible encontrar muchos eventos a lo largo de los meses que dan un color especial a Palermo en las distintas épocas del año. El Carnaval es sin duda un momento álgido en toda la isla, que celebra durante la semana previa a la cuaresma el triunfo de Don Carnal con desfiles, disfraces, música y desenfreno festivo por las calles. Las máscaras, al igual que en otras regiones de Italia (como por ejemplo Venecia), son un símbolo de cada localidad; en Palermo las tradicionales son las Jardinara (jardineros) y la Varca. Durante el Carnaval, la fiesta se combina también con la elaboración y el consumo de especialidades gastronómicas típicas del evento. En Palermo, al igual que en otras localidades sicilianas, las carrozas de los desfiles suelen inspirarse en la clase política de la ciudad y del país para expresar su crítica a través de la burla y el ingenio. Además, en la ciudad es tradición celebrar el llamado Mastro di Campo, un acto del siglo XVII en el cual un joven con máscara roja escala un edificio para rescatar a su enamorada.
El día de Pascua se celebra en Palermo el llamado Día de los Solteros (schetti), durante el cual los solteros de la ciudad realizan una peculiar competición en la cual tienen que elevar con un solo brazo un árbol convenientemente adornado y pasearlo por las calles, hasta llegar a la casa de las zite o novias. También en Pascua tiene lugar el Baile de los Diablos; habitantes de la ciudad disfrazados de tales recorren las calles por la mañana, golpeando las puertas y buscando las almas de los viandantes. Por la tarde se representa la lucha entre Cristo y los diablos, con el consiguiente triunfo del Bien sobre el Mal. Además, en la cercana localidad de Monreale se celebra la fiesta de la Primavera, con hermosos rituales a cargo de los monjes de la abadía benedictina de San Martino delle Scale.
Bellas y alegres tradiciones en una ciudad que tiene mucho que ofrecer a los visitantes. Cualquier viajero que se precie conseguirá enamorarse de Palermo en sólo unas pocas horas, gracias a su belleza, su cultura, la hospitalidad de sus habitantes y su deliciosa gastronomía. Palermo merece una visita y unas vacaciones: el flechazo con la ciudad está garantizado...