El paraíso del glamour y la belleza
Isla de tesoros
La costa italiana del sur, que se ve bañada por las aguas azules y profundas del mar Tirreno, alberga tesoros tan maravillosos como la Isla de Capri. El nombre de esta isla, situada en el Golfo de Nápoles, evoca lujo, suntuosidad, glamour y chic... Y no es para menos: ya desde los tiempos del Imperio Romano, fue escogida como sede de descanso y vacaciones para la gente acomodada de la época. Hoy día Capri sigue siendo un destino de lujo para millonarios y beautiful people, que acude en muchas ocasiones a bordo de magníficos yates. Pero lo que caracteriza a esta preciosa isla es que, a pesar de ser un lugar muy turístico, afortunadamente se ha librado de la especulación urbanística y hotelera, y conserva sus maravillosas costas, sus parajes de ensueño y su precioso casco histórico.
La estampa de Capri es muy conocida; los atardeceres sobre la isla, vislumbrados desde la costa de la localidad italiana de Sorrento, son inolvidables. Capri está salpicada de blancas casitas que "cuelgan" de las escarpadas rocas isleñas de forma casi imposible. Las terrazas de verano aparecen por doquier, dando a los viajeros la oportunidad de refrescarse y descansar en el verano italiano. El casco antiguo, que de forma muy acertada está cerrado a los coches y puede recorrerse tranquilamente a pie, muestra preciosas callejuelas empedradas rodeadas de floridos balcones y ventanas, acompañados de magníficas edificaciones de todos los tiempos. Porque en Capri es también posible contemplar restos de la época romana, edificios religiosos de la época medieval y renacientista, y hermosísimas mansiones clásicas.
La naturaleza ha sido muy generosa con esta hermosa isla. Además de su privilegiada ubicación en las cálidas aguas tirrenas, su vegetación y sus costas son un auténtico paraíso. Las aguas que bañan las recónditas playas y los escarpados acantilados muestran un azul profundo, tonos turquesas casi imposibles que llegan a su máxima expresión en la famosa Grotta Azzurra (Gruta Azul). Quienes tengan la suerte de poder contemplar la isla desde el mar, a bordo de una embarcación, quedarán boquiabiertos ante la silueta de los grandes farallones rocosos que caen a pico sobre las aguas tranquilas y profundas. Son lugares perfectos para bucear, nadar o simplemente relajarse al sol, contemplando la silueta de una de las islas más bellas y animadas de la costa italiana.
Naturaleza, historia y encanto pintoresco: son sólo tres de los atractivos que nos ofrece la isla de Capri. Además, los amantes de las compras y el shopping tienen a su alcance las tiendas y boutiques más exclusivas (no hay que olvidar que Capri es un destino preferente para la jet set internacional), y también numerosas tiendecitas de artesanía y recuerdos. Los restaurantes ofrecen lo mejor de la deliciosa gastronomía italiana, con un punto sureño que marca la diferencia. Y todo esto, sin olvidar la vida nocturna que anima el casco antiguo durante todo el verano y buena parte del año. En sus bares, tascas, restaurantes y pubs es posible disfrutar de la animación más intensa, bajo las estrellas de los hermosos cielos nocturnos del Mediterráneo.
Una isla bellísima que se recorre a pie
Capri es un lugar perfecto para el viajero que desee conocer la isla a su ritmo, con andar reposado y sin preocuparse por las prisas o los coches. La forma más habitual de llegar a la isla es en ferry desde la costa italiana; desde los puertos de ciudades como Nápoles y Sorrento parten varios hacia la isla todos los días. Los ferrys llegan al puerto más importante de Capri, conocido como Marina Grande, que es el primer punto destacable de la visita. Eso sí, antes de llegar podremos disfrutar del bello espectáculo de los farallones o acantilados de la isla, vistos desde el mar... Ya en la Marina Grande se impone un paseo por el puerto para contemplar sus cuidadas casas, sus magníficos yates y (quién sabe) quizás la presencia de uno o más famosos, constantemente vigilados por los paparazzi. Desde la Marina Grande es posible tomar un funicular que nos llevará a la parte alta de la isla: la Ciudad de Capri. Desde allí contemplaremos extasiados unas maravillosas vistas de la Marina, el mar Tirreno, las Islas Faraglioni y más allá, las ciudades de Nápoles y Sorrento e incluso el volcán Vesubio.
El casco antiguo de la ciudad está también situado en la parte más alta. Como ya hemos comentado, está vedado a los coches; sus calles peatonales permiten a los viandantes disfrutar tranquilamente de los paseos, las tiendas y la contemplación de los edificios. El centro neurálgico de la isla es la popular Piazzetta, donde podremos encontrar la Iglesia de San Stefano y también muchas de las más exclusivas boutiques, tiendas y restaurantes. Este lugar es también el destino preferente para quienes busquen animación después de la puesta de sol. Otras calles comerciales de gran interés son la Via Vittorio Emanuelle, la Via Croce y Camelle. Pero en Capri hay mucho más que tiendas y lujo: es también una isla que guarda tesoros históricos de excepción. Algunos de los antiguos emperadores romanos escogieron Capri como destino de verano para su propio relax, construyendo allí magníficas villas. La más famosa y espectacular es Villa Jovis, edificada por orden del emperador Tiberio como lugar de retiro en el que vivir sus últimos once años. Julio César y Augusto también construyeron sus propias residencias, y hoy día se impone una visita a todas ellas por su interés histórico y su espectacularidad.
La zona de Anacapri, la más alta de la isla, está ya alejada de la zona más glamourosa. Allí podremos contemplar la iglesia medieval de San Michele y la de Santa Sofía. Además, los restos de una villa romana dieron pie a que el escritor Axel Munthe edificara la Villa San Michele, que hoy día es una fundación abierta al público rodeada de magníficos jardines y con una impresionante colección de antigüedades. Para quienes quieran seguir disfrutando con la presencia de la historia en la isla de Capri, la visita a la Cartuja (Certosa en italiano) de San Giacomo (edificada en el siglo XIV, época de la cual se conserva el claustro, y restaurada en el XVI tras sufrir un incendio) es de obligado cumplimiento. Situada en alto, al borde del mar, es de una belleza sobrecogedora. Además, otros puntos de interés histórico y arquitectónico son la Casa Rossa, con una amplia exposición de restos arqueológicos; el Castello Barbarroja, del siglo XVI y que es un testimonio de la invasión de la isla por parte del famosísimo corsario del mismo nombre; y el Palazzo Cerio, con una interesante exposición de restos paleontológicos y arqueológicos.
Aún nos queda algo muy importante en la isla de Capri: el entorno natural. Podemos comenzar por el punto más famoso de toda la isla, la inigualable Grotta Azzurra o Gruta Azul. Célebre desde comienzos del siglo XIX, cuando la popularizaron dos escritores románticos, originalmente era un lugar temido debido a las leyendas populares, que la suponían plagada de brujas y monstruos. La gruta tiene una profundidad de entre 15 y 20 metros, y su nombre se debe al intenso color de sus aguas, incrementado por la luz que penetra por la entrada de la cueva. Dentro de la cueva hay una plataforma natural, con una escala de atraque que ya fue acondicionada por los romanos y que sirve para poder desembarcar y contemplar la gruta desde tierra firme. En el exterior, justo sobre la Gruta se ubican los restos de la Villetta de Gradola o Gradelle, una pequeña villa de época romana. Otros puntos de interés en la isla (no tenemos espacio aquí para contar todo lo que nos gustaría) son la pintoresca y encantadora Marina Pequeña, el Arco Naturale sobre el mar, la Via Krupp, el barrio de Le Boffe, el Faro de Punta Carena, los senderos de los Fortines y del Passetiello... Un consejo: lo mejor es caminar por la isla e ir descubriendo nuestros propios rincones inolvidables. Merece la pena perderse en Capri...
Célebres ensaladas, productos mediterráneos y limoncello
Si la gastronomía italiana es justamente famosa, y está extendida prácticamente por todo el planeta, la cocina típica de la Isla de Capri no le va a la zaga. A pesar de su pequeño tamaño, este reducto de belleza en el mar Tirreno ha desarrollado su propio recetario, paralelo y complementario al del país al que pertenece. La región de Campania, de la cual forma parte Capri, basa su cocina en la dieta mediterránea: aceite de oliva, mar y huerta son los ingredientes fundamentales de muchas de sus recetas. Quizás el plato más conocido de la isla sea la ensalada caprese, a la que da su gentilicio. Conocida internacionalmente, es una sencilla y deliciosa ensalada compuesta por generosas rodajas de los tomates más sabrosos, acompañados gruesas lonchas de mozarella (en ocasiones, con queso cacciotta), albahaca y aceite de oliva. En muchas ocasiones, la ensalada caprese lleva también aceitunas negras y queso.
El pescado es, lógicamente, altamente consumido en la isla. Las azules y transparentes aguas que rodean a Capri son fuente inagotable de delicias, como por ejemplo los totani (calamares). La forma más habitual de consumirlos es acompañados de patatas, aliñados con cebolla, ajo y guindilla. Un pescado muy típico en el golfo de Nápoles es el besugo, que allí se conoce como pezzogna; aunque se cocina de muchas formas, lo más habitual es que lo preparen cociéndolo a fuego lento y acompañándolo de salsa y pan tostado. Por supuesto, la pasta es también muy frecuente en las mesas y restaurantes, siendo los ravioli alla caprese representativos en la cocina isleña.
Otras recetas característicos son la cianfotta, un guiso de carne, patatas, cebolla y orégano; la chiumenzana, una salsa de tomate muy especial que acompaña a múltiples platos, y la torta caprese (una especie de empanada que lleva tomate, mozzarella y albahaca). Los vinos blancos de la Campania resultan perfectos para acompañar a todas estas suaves delicias mediterráneas. Para el postre, nada mejor que un excelente helado o una torta caprese dulce (con almendras y chocolate); y de remate, una copita del célebre limoncello, el licor por excelencia de la isla. Con un intenso sabor a limón, se consume helado y es todo un placer para combatir el calor.
Tradiciones religiosas, mercados y Año Nuevo
El sentir religioso está muy marcado en el calendario festivo de Capri. Las misas y procesiones salpican todos los meses del año, combinando lo espiritual con lo festivo en las celebraciones en homenaje a los santos y patrones. Pero también hay muchas celebraciones en la isla que no tienen inspiración religiosa y que tienen su origen en la gastronomía, los juegos navales y las diversiones populares. Las regatas de embarcaciones son frecuentes y, además, no hay fiesta que se precie sin su correspondiente cucaña, un juego que también es muy popular en España.
El catorce de mayo es el día que se homenajea al patrón de Capri, San Constanzo, con una sentida procesión; por su parte, Anacapri celebra la fiesta de su patrón (San Antonio de Padua) el día 13 de junio. La noche del 7 de septiembre, Villa Jovis es el escenario de la Fiesta de Santa María del Soccorso; al día siguiente se celebra una misa en su honor, en la iglesia que hay entre las ruinas. Al mismo tiempo y también el día ocho, los habitantes de Capri aprovechan la ocasión para acudir a la Piedigrotta Tiberiana, que tiene lugar en el mismo enclave arqueológico con conciertos y degustación de productos locales.
El mes de septiembre es también testigo de una celebración pagana: la Settembrata Anacaprese, una festividad popular en la cual los cuatro barrios de Anacapri celebran una peculiar competición. También en septiembre, el primer domingo después del día 8 se celebra la fiesta en honor a Santa María della Libera, en la iglesia del mismo nombre situada en la Marina Grande. Esa noche es momento para la diversión, con conciertos y despliegues de fuegos artificiales.
Pero si hay algo que los habitantes de Capri festejan con pasión es el Capodanno (Fin de Año), donde es tradición que en la Piazzetta se reúnan locales y turistas para abrazarse y dar la bienvenida al año nuevo, bailando hasta que llegue el día. Además, las noches del 1 y el 6 de enero las distintas agrupaciones folklóricas de la isla organizan competiciones de música y baile, y es el mejor momento para disfrutar del baile típico de la isla de Capri: la célebre Tarantella. Esta danza de supuesto origen mitológico (se supone que las sirenas se la enseñaron a bailar a las mujeres, como medio de seducción) y dionisíaco mantiene a día de hoy su intenso poder erótico y sensual.