Cita de culturas antiguas junto al Mediterráneo
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Tarragona, codiciado tesoro
Quienes tomen la acertada decisión de pasar unos días en Tarragona encontrarán que una sola visita no es ni mucho menos suficiente para poder disfrutar, siquiera un poco, de todo lo que la ciudad y sus alrededores ofrece a propios y extraños. El estupendo clima que disfruta la región, con veranos templados e inviernos muy suaves, invita a sumergirse en las aguas cristalinas de las playas de la ciudad durante muchos meses al año. Hay playas para todos los gustos dentro del término municipal: largas y concurridas, familiares, pequeñas y escondidas... Sólo hay que buscar la más adecuada para cada uno. Y después de una jornada de relajación, sol y mar en la playa, qué mejor que dirigirnos de vuelta a Tarragona y comenzar a disfrutar de su maravilloso casco antiguo, los restos romanos excepcionalmente conservados que lo jalonan, los museos de la ciudad, la preciosa y antigua Catedral y muchas otras maravillas. Sin olvidarnos de una visita al puerto de la ciudad, un lugar de lo más auténtico en el cual es posible sentir de cerca la actividad pesquera y comercial, con todo el encanto.
Aún hay mucho más que hacer, ver, sentir y degustar en Tarragona. El casco antiguo no sólo es impresionante, sino que está salpicado de tascas, bares y locales de ocio en donde la animación es constante, tanto de día como de noche. Los estupendos restaurantes de la ciudad ofrecen la oportunidad a los amantes de la buena mesa de probar las especialidades de la cocina catalana, cuyos chef han elevado su recetario a los primeros puestos de la gastronomía internacional. Y si todavía queremos más, nada mejor que visitar la ciudad durante la celebración de alguna de sus animadas y coloridas fiestas populares, o coincidiendo con los festivales que tienen lugar a lo largo del año. La naturaleza también ha sido muy generosa con la provincia de Tarragona. Además de las espectaculares costas, en ella podemos encontrar espacios naturales tan atractivos como el Delta del Ebro, declarado también Patrimoni de la Humanidad por la UNESCO, o la Sierra del Monsant entre muchos otros.
Testimonios romanos y magníficas playas para disfrutar
Tarragona es una ciudad que mira al mar, y no sólo metafóricamente. El viajero hará bien en dirigirse al Balcón del Mediterráneo, un magnífico mirador ubicado al borde de un acantilado desde el cual no sólo se puede contemplar el Mare Nostrum (y en los días claros, dicen, la curvatura de la Tierra) sino también parte de la ciudad y de sus edificios. El Puerto de Tarragona es también otra visita inexcusable para quienes quieran contemplar de cerca uno de los puertos más importantes del Mediterráneo. Y finalmente, nos quedan las playas. Nueve arenales de excepción jalonan la costa de Tarragona dentro del municipio. Desde largas playas como La Mora o la Playa Larga, donde se puede encontrar ambiente familiar y todas las comodidades, hasta calas escondidas y tranquilas como Cala Tobera (también llamada Cala del Castillo), Los Capellanes (o Cala Romana) y la Playa Honda (o Waikiki, perfecta para la práctica del nudismo), hay una playa para cada gusto y preferencia. Tamarit, Rocas Planas, La Savinosa y el Milagro son los nombres de otros arenales en los que perderse bajo el sol de Tarragona.
Si vamos a Tarragona con días suficientes, podemos pasar algunas inolvidables jornadas visitando los muchos parques naturales con que cuenta la provincia. El más famoso dentro y fuera de nuestras fronteras es sin duda el Parque Natural del Delta del Ebro, Patrimonio de la Humanidad. Ubicado en la desembocadura del río que le da nombre, es el segundo humedal más grande del continente europeo. Lagunas, playas completamente salvajes, profusión de aves marinas, salinas y arrozales conforman un conjunto tan hermoso como interesante. Además, en Tarragona también merece la pena visitar lugares como la Sierra del Montsant, el Massis dels Ports, la Sierra del Montsant, el Vall del Monestir de Poblet y una serie de maravillosas cuevas, actualmente declaradas Monumento Natural: Font Major, Meravelles y muy especialmente los Abrics Rupestres de Ulldecona, declaradas Patrimonio de la Humanidad.
El paraíso de la dieta mediterránea
Las carnes de la región son también de excelente calidad, destacando las preparaciones a la brasa y, sobre todo, los famosos embutidos catalanes, elaborados a base de carne de cerdo. Hay variedades crudas para añadir a los guisos, como la butifarra y las salchichas, y especialidades curadas o saladas, como la longaniza o el fuet. Además, también están los embutidos en semiconserva, entre los que destacan la butifarra blanca y la negra. Pasando al apartado de la huerta, las fértiles tierras del Delta del Ebro proporcionan hortalizas y verduras de calidad excepcional, así como algunos de los mejores arroces del mundo. No hay que olvidar que en Tarragona se elaboran excelentes aceites de oliva procedentes de la variedad arbequina, como los del Baix Ebre y los de Ciurana. Con esta excepcional variedad de materias primas se preparan recetas tradicionales como la calçotada (a base de calçots, unas cebolletas tiernas acompañadas de una salsa muy especial); las amanidas o ensaladas, en las que nunca faltan los estupendos frutos secos de la región; y por supuesto, las múltiples variedades de recetas de arroz, entre las que destacan el arroz negro, el arrossejat, las cazuelas y las paellas, de indudable inspiración levantina, pero con personalidad propia.
En el apartado de vinos, Tarragona ofrece nada menos que cinco Denominaciones de Origen: Priorat, Conca de Barberá, Terra Alta, Tarragona y Montsant. Y como curiosidad, señalar que durante el mes de mayo tienen lugar en el casco antiguo de la ciudad las jornadas Tarraco a Taula, durante las cuales se pueden degustar en los estupendos restaurantes de la zona platos inspirados en el antiguo recetario romano.
Desde un Carnaval romano hasta castillos de fuegos artificiales
El año festivo comienza en Tarragona con la celebración de los Carnavales. Cabe destacar que estas jornadas tienen un antiquísimo origen en las saturnales, matronales y lupercales romanas, sin relación con eventos religiosos. Ya desde tiempos de los romanos se celebraron las fiestas en la ciudad, a pesar de las diversas prohibiciones a lo largo de los siglos. La instalación de la Botá en la plaza, la quema de los ninots y los saraus son eventos relevantes a lo largo de los días de Carnaval. Como es habitual, transcurrido el Carnaval llega ya en abril la Semana Santa. Dentro de estos días de profunda religiosidad, el evento más espectacular y célebre es la Procesión del Santo Entierro o del Silencio, que tiene lugar en el Viernes Santo y que actualmente está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
También en abril, concretamente el día 23, se celebra en Tarragona el día de Sant Jordi o San Jorge, fiesta común a toda Cataluña. Durante esta jornada es tradición regalar una rosa y un libro. Y ya en mayo llega uno de los festivales más animados y populares de la ciudad: Tarraco Viva, cuyo epicentro es el casco antiguo y durante el cual se suceden las recreaciones históricas de los tiempos de los romanos. Son días de eventos, charlas, conferencias, teatro... Y en los que la ciudad retrocede muchos siglos para difundir el legado cultural de los romanos. Entrando ya en el verano, la primera semana del mes de julio tiene lugar el Concurso Internacional de Castillos de Fuegos Artificiales, un evento de primer orden dentro de los celebrados en las costas mediterráneas. Las empresas de pirotecnia con más prestigio de todo el mundo acuden a la celebración; el festival congrega a más de trescientos mil espectadores cada año.
En agosto tienen lugar las primeras fiestas patronales de la ciudad: son las "fiestas menores" en honor de San Magín, que comienzan el día 16. Pero es el 15 de septiembre cuando comienzan las fiestas patronales o "mayores" por excelencia: las Fiestas de Santa Tecla, declaradas de Interés Turístico Nacional. Más de quinientas actividades, organizadas entre el Ayuntamiento y las asociaciones y colectivos de ciudadanos, dan fe de la importancia de estas jornadas para la ciudad. El Cortejo Popular o seguici, con su desfile de animales mitológicos, músicos y danzantes; y los célebres castells o castillos humanos, que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad, son algunos de los eventos más destacables dentro de las fiestas. Además, con respecto a los castells, el primer domingo de octubre de los años pares se celebra en Tarragona el Concurs oficial de Castells.
De Tarragona se puede decir mucho más de lo que cabe en estas líneas. Es una ciudad tan antigua e histórica como contemporánea y cosmopolita, rodeada de algunos de los parajes naturales más espectaculares que se puedan encontrar, y con la compañía milenaria del bellísimo Mar Mediterráneo. Tarragona constituye todo un placer para los sentidos, y un destino de lujo para las mejores escapadas.