Disfruta de la autentica naturaleza del caribe
Playas vírgenes, pueblos con encanto y lujo internacional
El viaje que vamos a emprender nos va a llevar a un destino mágico y casi desconocido, excepto por unos cuantos privilegiados, que guardan celosamente el secreto de su existencia para evitar que se convierta en un lugar turístico al uso. Se trata de la zona de Bayahíbe y la provincia que alberga a esta localidad, La Romana. La Romana es una de las treinta y una provincias en las que se divide la República Dominicana, y una zona que todavía mantiene un encanto virgen, exceptuando algunos puntos concretos de mayor afluencia turística.
Situada a cien kilómetros aproximadamente de la capital, Santo Domingo, La Romana es una región en la que se ubican algunos de los resorts más exclusivos del país. Nada que ver con los clásicos "todo incluído"; en este caso se trata de enclaves de turismo de alto stánding, y muchas figuras de la escena internacional (como el cantante Julio Iglesias o la actriz Sharon Stone) poseen residencias en lugares como la Casa de Campo, el complejo turístico más lujoso y célebre de todo el Caribe.
Pero no todo es lujo y exclusividad en La Romana. Los viajeros más avezados, los mochileros con muchos kilómetros a sus espaldas y todo aquél que quiera huir de las hordas de veraneantes al uso para encontrar su propio paraíso, pueden dirigirse al pequeño pueblo pesquero de Bayahíbe. La playa de Bayahíbe es toda una belleza a pesar de su reducido tamaño (en comparación otras enormes playas la República Dominicana). Además, el pueblo ofrece unas vistas privilegiadas sobre el arenal y sus cálidas aguas cristalinas, de color turquesa profundo. Esta playa, junto con otra llamada Dominicus, son el destino de muchos amantes del sol y el mar procedentes de todo el mundo; pero también son el punto de partida hacia otros paraísos cercanos, como las islas Saona y Catalina, verdaderos edenes de naturaleza salvaje y playas magníficas a las que es posible acudir tras un corto paseo en barca, para pasar un día entero de relajación.
Hacia el interior de Bayahíbe y siempre dentro de la provincia de La Romana, se encuentran lugares tan curiosos e interesantes como los Altos del Chavón, un pueblo inspirado en la Toscana italiana y que congrega anualmente a artistas de todos los países. Situado en lo alto de la montaña, constituye otro atractivo a no perderse, fuera ya del clásico turismo de playa, tumbona y sol.
En Bayahíbe y el resto de la región es posible degustar, además, lo mejor de la gastronomía dominicana. Bien en los pequeños restaurantes de tipo familiar, en chiringuitos "perdidos" al borde de las playas o en los estupendos locales de las zonas de más lujo, los mejores platos de la cocina local conviven con especialidades internacionales o cocina de fusión. Todos estos atractivos, unidos a la posibilidad de realizar actividades deportivas en plena naturaleza, e incluso a los conciertos que todos los años celebran las estrellas más internacionales, convierten a Bayahíbe y en un punto perfecto para programar un inolvidable viaje a la República Dominicana más desconocida.
Mucho más que playa y mar
Las playas pueden ser lo más atractivo, a primera vista, en esta hermosa zona de la República Dominicana. Pero no hay que llamarse a engaño; hay mucho más que ver y que hacer en Bayahíbe y sus alrededores. Pero aún así, el viajero se sentirá irremediablemente atraído por la playa del pueblo y la playa Dominicus, maravillosas extensiones de arena en el más puro estilo tropical. De estas playas, y también del puerto, parten las embarcaciones que llevan a los turistas a las islas Saona y Catalina. Hay que recordar que tanto Bayahíbe como gran parte de la región de la Romana están situados dentro del Parque Nacional del Este, y lo mismo rige para Isla Saona, la más grande de las dos.
Las costas de Isla Saonason auténticos edenes para los viajeros que las visitan; además de playas, también tiene una bella región de manglares, y muchos turistas acuden a sus fondos marinos para practicar submarinismo y snórkel. En cuanto a Isla Catalina, en la actualidad es propiedad de una empresa italiana y cuenta con un gran centro de buceo y submarinismo; en los fondos transparentes y cálidos que rodean a estas islas se pueden contemplar gran cantidad de coloridos peces tropicales, pero también otras espectaculares especies, como las tortugas. Para los fanáticos del buceo, cabe señalar que en las aguas de la zona hay sumergidos varios pecios; fueron hundidos hace unos años para crear hábitats protegidos para la fauna y la flora subacuáticas. Uno es el barco Saint George, frente a los Viva Resorts, y el otro se encuentra en el Parque Nacional Submarino La Caleta, a 22 kilómetros de Santo Domingo (que está considerado uno de los cinco mejores puntos de buceo del Caribe). Se trata del Hickory , uno de los principales atractivos de la zona, pero también le acompañan el Capitán Alsina y el Limón.
Dentro del Parque Nacional (cuya extensión es de 430 km2) y ya hacia el interior, se pueden encontrar lagos subterráneos, situados en cavernas inundadas y similares a los cenotes mexicanos; aquí reciben el nombre de jagueyes, y en ellos los indios taínos hacían ofrendas a la diosa Atabey, madre de las aguas. Actualmente hay rutas culturales y arqueológicas (como La Ruta Ecológica y Arqueológica Padre Nuestro y la Ruta Cultural La Punta de Bayahíbe) que incluyen la visita a algunos de estos lugares, como el Manantial del Chicho, y que sólo se pueden visitar con permiso de las autoridades; en ellos hay importantes yacimientos arqueológicos y buenas muestras de arte rupestre. En total son más de doscientas las cuevas precolombinas que pueblan este Parque Nacional.
Mientras que la Ruta Ecológica y Arqueológica Padre Nuestro descubre a los visitantes los yacimientos, cuevas y manantiales del interior, la Ruta Cultural Punta de Bayahíbe permite conocer tesoros ecológicos e históricos relacionados con la localidad, como las tradicionales casas, la iglesia Divina Pastora, interesantes exposiciones, el asentamiento prehispánico…Y algo muy especial: el bosque de Pereskya Quisqueyana, planta endémica única en el mundo, que se conoce popularmente con el nombre de Flor de Bayahíbe.
En las cercanías de Bayahíbe se encuentra un enclave realmente interesante, tanto por su atractivo paisajístico como por su interés cultural. Se trata de los Altos del Chavón, un pueblo construido en piedra, imitando una villa española o italiana del Mediterráneo… pero en pleno monte dominicano. Las vistas sobre el río Chavón, que discurre en el fondo de una garganta plena de vegetación tropical, son espectaculares; pero también lo es el ambiente artístico que puebla la zona. En esta localidad residen gran cantidad de artistas internacionales, y tiene su sede una filial de la prestigiosa Escuela de Diseño Parsons de Nueva York. Además, el pueblo cuenta con estupendos restaurantes, una iglesia (donde, a modo de curiosidad, contrajo matrimonio Michael Jackson), un museo arqueológico y un anfiteatro de piedra con cabida para cuatro mil espectadores, y que ha sido escenario de conciertos de artistas internacionales, como Marc Anthony o Frank Sinatra, entre muchos otros.
No podemos alejarnos de Bayahíbe y La Romana sin mencionar, aunque sólo sea de pasada, la celebérrima Casa de Campo. Este resort de lujo y alto stánding alberga villas a la venta y en alquiler, para todos aquéllos que quieran (y puedan) darse el capricho. Playas privadas, campo de golf, aeropuerto, helipuerto y un puerto deportivo son algunos de los muchos atractivos de este enclave privilegiado, al alcance tan sólo de algunos afortunados…
Pescados frescos al borde del mar
Siendo como es una zona de playa y costa, el pescado es el lujo más habitual para consumir en la zona de Bayahíbe. Lo más habitual es acudir a comer el pescado fresco hecho a la parrilla en los pequeños restaurantes que suelen aparecer salpicados al borde de las playas, o mejor aún, a la propia localidad de Bayahíbe. Pero los que quieran experimentar el lujo de comer en alguno de los mejores restaurantes (y también de los más caros) del país, en la Casa de Campo encontrará exactamente lo que está buscando. Cocina autóctona, de raíz criolla y con influencias españolas, africanas y asiáticas; pero también sushi japonés, cocina italiana y alta cocina de fusión.
Los platos a base de pescado, como hemos dicho, son tradicionales, y también el marisco, con el reinado absoluto de la langosta. Otro pescado muy consumido es el popular lambí, muy abundante en las aguas que rodean las hermosas casas de colores de Bayahibe. La langosta se consume a la parrilla, y desde el pueblo se organizan excursiones para viajeros y turistas, en las que se visitan en barco las islas Saona y Catalina y se prepara la langosta, acompañada del insuperable ron dominicano o la característica cerveza (fría) Presidente. El restaurante la Punta, situado en la misma localidad, está especializado en pescados y mariscos frescos, pero también los hay italianos como Mamma Mía o de fusión, como El Cafecito de la Cubana. La Bahía, La Jungla… Todos ellos son también pequeños y encantadores restaurantes, donde el viajero se sentirá como encasa.
Por supuesto, tanto en Bayahíbe como en el resto de la provincia se pueden consumir los deliciosos platos típicos de la gastronomía dominicana. Se trata de un gran conjunto de especialidades, en los que la mezcla entre productos salados y dulces, así como el uso de las deliciosas frutas y la influencia de la cocina caribeña y criolla, han logrado un a gastronomía a base de platos realmente deliciosos. No puede ningún viajero abandonar Bayahíbe sin comer el popular sancocho, una especie de cocido en el que “cabe todo” (hasta el plátano y otras frutas tropicales), los yaniqueques, el locrio (un arroz con pescados y mariscos, muy similar a nuestra paella) o el pescado al coco, cocinado con leche de esta fruta.
Fiestas patronales, festivales y ambiente
Las fiestas patronales de La Romana se celebran el 30 de agosto, en honor a Santa Rosa de Lima. Cuenta la tradición que esta santa fue engendrada en dicha localidad, y nació después en Perú al emigrar sus padres. También tienen un fuerte sentir religioso las Navidades, al igual que en el resto del país; a cena es el punto fuerte de la festividad, y en la mesa se juntan delicias como el cerdo o lechón asado, el tradicional moro de guandules o los serenes. También se bebe el tradicional ponche de huevos, así como ron y vino.
Los Carnavales son una celebración muy importante en el calendario festivo dominicano, ya que además coinciden en el mes de febrero con el Día de la Independencia de la República, concretamente el 27. Así, las celebraciones duran todo el mes y tienen su punto álgido cada domingo, para terminar con los desfiles y los eventos importantes el Día de la Independencia. La música de merengue, la bachata y otros ritmos caribeños pueblan las calles, llenas del color de los danzantes y los disfraces, bajo las hermosas estrellas del Caribe y ante las puestas de sol más espectaculares que nos podamos imaginar.
Porque Bayahíbe es también tierra de fiesta. Puede ser que se organice sola, en cualquier bar o tasca del pueblo, o con unas cervezas frías en un chiringuito bajo las palmeras… Después de degustar un buen plato de pescado o langosta, y tras terminar la cena con un magnífico ron dominicano (solo, con hielo o como parte de un colorido cóctel), siempre nos podemos dirigir a las discotecas que pueblan las zonas más turísticas, y que no tienen horario de cierre. Lo mejor para rematar la noche bailando sin fin, al ritmo de la música más caliente del Caribe… Y para terminar, ver amanecer en algunas de las playas más bellas y recónditas del planeta.