Renfe en los 90 trabajó un nuevo automotor para poder circular por las líneas electrificadas a altas velocidades. Después de un concurso para el material conocido como Intercity 2000, Renfe encargó la fabricación de 10 electrotrenes basculantes. Las unidades se comenzaron a utilizar para un nuevo servicio entre Valencia y Madrid vía Albacete, de alta velocidad, alta calidad y confort. Los trenes se llamaron en un principio Intercity 2000 pero el nombre no tuvo buena acogida por parte del equipo de marketing de Renfe, por ello se cambió por Alaris.