¡Vacaciones en la Playa!
Playas extensas e historia, con las mejores tradiciones
Alcóceber (Alcossebre en valenciano) es un conocido destino playero y vacacional, que aún así ha logrado mantener su personalidad y su encanto marinero, al no haberse desarrollado excesivamente, a diferencia de muchos otros enclaves de la costa levantina. Pertenece a la provincia de Castellón y se encuentra en el norte de ésta, en plena Costa del Azahar. Las playas de Alcocéber son su mayor reclamo turístico, contando con cinco grandes arenales y varias pequeñas calas repletas de encanto; además, la presencia de la Sierra de Irta y los distintos miradores que ofrecen insuperables panorámicas sobre el Mediterráneo convierten a Alcocéber en un lugar rodeado de preciosos parajes naturales.
La ciudad de Alcocéber ofrece también un sinnúmero de atractivos, sobre todo para aquéllos interesados en la historia y la cultura de nuestro país. Lugar de conviviencia entre la cultura musulmana y la cristiana en tiempos previos a la Reconquista, esta fusión queda evidente en lugares como el Castillo de Xivert, fiestas como la tradicional celebración de Moros y Cristianos, y en una gastronomía plena de intensos sabores y dulces que nos hacen remontarnos a las páginas de las Mil y Una Noches.
Las rutas entre las playas, contemplando los bellos pinares, el azul profundo del mar, la blanca arena y los espectaculares miradores pueden hacerse caminando o en bicicleta, constituyendo un placer recorrer los distintos puntos para finalizar con un buen paseo por las calles de Alcocéber. La población cuenta con varias iglesias y parroquias entre las que destacan las de la época barroca, en el bello estilo valenciano; también podemos contemplar en nuestro camino por la localidad hermosas casas renacentistas, algunos museos y una serie de torres defensivas, testigos mudos de los tiempos de ataques piratas sobre la ciudad.
Y para terminar, qué mejor que disfrutar de una excelente paella en alguno de los estupendos restaurantes que jalonan el puerto, las playas o las calles de Alcocéber; este plato se prepara en esta zona como en ningún otro lugar, así como muchos otros célebres arroces, los asados de carne y pescado o los guisos tradicionales. Una magnífica tradición gastronómica, acompañada de una vida nocturna animada y casi siempre acompañada de agradables temperaturas, son el broche final para nuestra visita a Alcocéber, una localidad que lo tiene prácticamente todo...
Bellas y extensas playas, recónditas calas y un gran castillo
La mejor forma de disfrutar del espectacular litoral de Alcocéber, que se extiende durante más de diez kilómetros de costa, es recorriéndolo bien en coche, bien en bicicleta, o para los más animados y deportistas, simplemente caminando. Comenzando por la parte norte de la región, en primer lugar nos encontraremos con una serie de abruptos acantilados rocosos, acompañados del siempre presente pino mediterráneo, que se asoma curioso sobre las aguas del Mediterráneo. Los parajes de Pla de Roda o Cala Blanca, entre otros, son realmente dignos de contemplación.
Las playas de Alcocéber son, aparte de este bello litoral, uno de sus más importantes tesoros, si no el más. La playa de Las Fuentes, cuyo nombre obedece a la presencia de varios manantiales de agua dulce que brotan espontáneamente entre la arena, está situada junto al puerto deportivo; cuenta con todo tipo de servicios y equipamiento, siendo una playa muy popular. Este arenal está ubicado en la Sierra de Irta, un paraje natural perfecto para el trekking y el senderismo, en donde se puede contemplar la típica flora autóctona mediterránea. Otra de las playas más extensas de Alcocéber es la del Carregador (o del Cargador), en pleno centro de la localidad, y cuya calidad de aguas, limpieza de la arena y servicios le han garantizado una merecida Bandera Azul, que ostenta desde finales de los años 80. Esta playa está separada de la Playa Romana por un bello complejo de dunas, que alcanzan los cuatro metros de altura y ocupan una superficie de seis mil metros cuadrados.
La siguiente playa, la Romana, también ostenta una Bandera Azul por su excelencia, al igual que los otros dos arenales de importancia de Alcocéber: Playa Manyetes y playa del Moro. Todas ellas cuentan con todos los servicios; Playa Manyetes se encuentra en la zona del Cap i Corp, y está separada de la playa del Moro por una serie de zonas rocosas. Esta última recibe este curioso nombre por la presencia frente a su costa de la llamada Roca del Moro, de gran tamaño y muy próxima al litoral. Para terminar el recorrido playero por el entorno, cabe destacar la singular formación llamada Tres Playas; se trata de un bello conjunto de tres calitas de arena fina y dorada, protegidas por farallones rocosos que ocultan el entorno a quienes las frecuentan y les dan un aspecto virgen y salvaje. Ya en el sur de Alcocéber, en el Cap i Corp, podemos encontrar el Paraje Natural de L'Estany; se trata de un delta de pequeño tamaño que se encuentra medio sumergido en la desembocadura del río San Miguel. Es una zona de poco agua debido a las pocas lluvias que recibe esta zona; la playa de L'Estany es probablemente el punto más conocido y frecuentado de este enclave natural.
Dirigiendo ya nuestra mirada a la obra del hombre, comprobaremos que la Historia y la cultura han dejado una importante impronta en Alcocéber y sus alrededores. Por supuesto, la construcción que llama en primer lugar nuestra atención no es otra que el Castillo de Xivert, situado en lo más alto de la Sierra de Irta, y cuyo enclave ha alojado a poblaciones desde el siglo XIV a.C. Tiene una parte de tiempos árabes y otra de la época cristiana, y ha pertenecido a varias órdenes religiosas, entre otras a los célebres Templarios. Además del Castillo, dentro de la arquitectura civil de Alcocéber, y en lo que se refiere a estructuras, hemos de estacar la Torre Campanario, de los siglos XVIII-XIX y que es la más alta del Reino de Valencia; la Torre del Cap i Corb, en Alcalá de Xivert, que data del siglo XV y era una torre de vigilancia para prevenir ataques piratas; y la Torre de Ebrí, erigida en un punto altísimo sobre la Sierra de Irta; erigida allá por el siglo XVI, es de base circular y constituye un punto privilegiado para contemplar las localidades cercanas a Alcocéber, así como el cercano Desierto de Las Palmas.
Dentro de la arquitectura civil también podemos destacar la Casa de Cultura, en plena localidad y de época renacentista, así como los Pozos de Agua (como el Pou Ample, el Povet de Sant Joan y el Pozo de Alcossebre), que se usaban para abastecer a la población. Las construcciones religiosas también son importantes en la localidad, siendo las más reseñables la Iglesia de San Juan Bautista en su grandioso estilo barroco valenciano; la Iglesia de San Cristóbal, y diversas ermitas como la del Calvario, la de San Miguel, la de San Antonio y la de Santa Lucía y Sant Benet.
La paella y los arroces, estrellas del firmamento gastronómico
Alcocéber, al igual que todo Castellón y el resto de la Comunidad Valenciana, es sin duda tierra de arroces. La paella, plato mundialmente famoso y que en esta región bordan hasta alcanzar la excelencia, es lógicamente la estrella de las cartas de los restaurantes, y protagonista de excepción de las comidas familiares. Y es que al delicioso arroz que se cultiva por los humedales de la comarca, entre cuyas variedades podemos encontrar algunas de las mejores del mundo, se suman las exquisitas carnes y los estupendos pescados frescos, directamente extraídos del Mediterráneo. La huerta valenciana con sus espléndidas verduras hace el resto, así como el aceite de oliva, para lograr los mejores arroces que se puedan degustar. Además de la paella (en todas sus variedades), no hay que dejar de probar también el arroz a banda, el arroz negro o el arrosetxat, por citar sólo algunas especialidades.
La dieta mediterránea está también presente en el resto de platos típicos de la zona de Alcocéber. Los pescados y los mariscos son lógicamente una constante, y se pueden encontrar preparados de múltiples formas: desde las sencillas recetas al horno, a la brasa o a la parrilla, o bien como parte de los sabrosos guisos marineros de la zona, como el célebre suquet de peix. Las carnes del interior, particularmente de la zona del Maestrat (entre las que destacan el cabrito y el ternasco), dan lugar a exquisiteces como el rostit, la olla o los asados en el típico horno de leña.
Para terminar este recorrido por la exquisita gastronomía castellonense, echemos un vistazo a su extenso repertorio de dulces y repostería, en los que la influencia árabe es un factor determinante. Los dulces realizados con miel, almendra y hojaldres asaltan la vista y el gusto de los visitantes, que contemplan las delicias en las pastelerías de la localidad. Es de recibo probar, por ejemplo, los suspiros, los almendrados o la coca celestial, de acertadísimo nombre. Y por supuesto, no nos podemos olvidar de los tesoros que nos ofrece directamente la naturaleza; las huertas de frutales de los alrededores proveen a los mercados de Alcocéber de exquisitas variedades, como las insuperables naranjas, pero también de higos, melocotones, cerezas, sandías...
Fiestas patronales, hogueras y Moros y Cristianos
La tradición es la protagonista indiscutible de las festividades que jalonan el calendario de Alcocéber, así como el sentir religioso; pero desde luego, todas las celebraciones tienen también espacio para la alegría, la diversión, el baile y la música. Las fiestas comienzan bien temprano en la zona; ya el 17 de enero es el día de Sant Antoni Abat, conocido como el del porquet; lo más característico de esta celebración es la gran hoguera que se prende la víspera, rematada en su cumbre por un muñeco representativo, y también la romería para la bendición de las bestias, todo un despliegue de color y animación. A continuación tienen lugar los Carnavales, con su alegría y profusión de desfiles, disfraces, carrozas y demás eventos, que ven finalizar su reinado con el popular Entierro de la Sardina; pero ya el día 29 de abril es tiempo de festejar a San Pedro de Verona. Esta festividad es realmente especial, ya que se acompaña de la popular Festa dels Fadrins (Fiesta de los Solteros), y una de cuyas actividades principales es el encierro con vaquillas por las calles de la localidad.
Durante el mes de mayo se celebran las fiestas patronales de Alcocéber, con motivo del día de la Mare de Déu dels Desemparats. Los actos religiosos se dan la mano con las celebraciones más festivas, entre las que podemos destacar las procesiones que tienen lugar el segundo domingo de mayo y el siguiente. Y por supuesto, a finales de junio es el momento de festejar una noche mágica, que si se celebra con profusión a lo largo y ancho de nuestra geografía, mucho más en la costa levantina: la noche de San Juan, víspera del 24 de junio y que da la bienvenida al solsticio de verano. Les Fogueres de Sant Joan y su ancestral adoración al fuego son un momento perfecto para disfrutar de la noche en la playa.
Ya en agosto, el núcleo de Cap i Corb celebra la fiesta de San Antonio con múltiples actividades, y a continuación se suceden las fiestas patronales de este enclave, con motivo de San Juan Bautista y el Sagrado Corazón. Tienen lugar a finales de agosto y principios de septiembre, con la elección de Reinas y Damas de Honor de las fiestas, suelta de toros embolados, cabalagatas, fuegos artificiales, verbenas y las típicas carafals.
Y a finales de septiembre nos encontramos con una de las festividades más antiguas y emblemáticas de la comarca valenciana: los Moros i Cristians, evento que tiene lugar los días de las fiestas de San Miguel. Los desfiles y actos recuerdan las confrontaciones entre ambas culturas y su posterior fusión y convivencia, y lo hacen a través de representaciones y hermosos desfiles coreografiados. El final del festejo se alumbra durante la noche con varias hogueras, un espléndido remate para un día de fiesta que termina con música y baile bajo las estrellas, en la bellísima localidad de Alcocéber.