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Guías de Viajes de Monastir

Monastir
Monastir

De ciudad santa a paraíso junto al mar

Entrada al paraíso

Entrada al paraíso

En la Edad Media, una creencia popular afirmaba que todo aquel que pasara tres noches en Monastir se aseguraba la salvación de su alma, accediendo así el paraíso. Sin ánimos de entrar en debates religiosos, lo cierto es que la segunda parte de esta promesa aún puede darse por válida, aunque sea en sentido metafórico. Bendecida por hermosas playas de fina arena blanca, una climatología envidiable y un interesantísimo abanico de monumentos, Monastir es un idílico Edén bañado por las cálidas aguas del Mediterráneo.

 

Situada al sur de Sousse y a 162 km de la ciudad de Túnez, en el pequeño y escarpado cabo del golfo de Hammamet, esta población de poco más de 50.000 habitantes reúne todos los ingredientes para cautivar al viajero.

 

Su apasionante historia empieza a escribirse coincidiendo con la llegada de los fenicios, quienes establecieron allí un puerto, y continúa con la visita de Julio César, quien en el año 46 a.C. acampó en la actual Monastir en vísperas de la batalla de Tapso. La antigua Ruspina (una denominación que derivaba de su nombre púnico, Russ Penna) estaba defendida por una triple hilera de murallas, de las que aún se conservan algunos vestigios. Desde entonces, tendrían que pasar ocho siglos para que la ciudad recuperara el protagonismo perdido. Esto ocurrió a finales del siglo VIII, gracias a la construcción del Ribat, un monasterio fortificado con el que se quería defender la entonces llamada Ifriqiya de los ataques de los cristianos. Sin embargo, la influencia de Monastir sería aún mayor tres siglos más tarde, cuando se convirtió en la ciudad santa de Tunicia. Poco después, caería en una rápida decadencia hasta la llegada de los turcos, quienes le dieron una gran importancia defensiva. En cualquier caso, habría que esperar hasta el siglo XX para que Monastir volviera a ser una ciudad relevante. Detrás de esta circunstancia se halla la imborrable figura del ex presidente Habib Burguiba, quien nació en esta población y vivió en ella hasta su muerte, acaecida en el 2000. Su recuerdo aún es visible en las numerosas calles que exhiben el nombre de su familia, una escultura y una mezquita dedicada al líder tunecino.

 

En la actualidad, Monastir se cuenta entre los principales destinos turísticos de Túnez, siendo al mismo tiempo una importante ciudad universitaria. Sin ir más lejos, goza de un amplio abanico de infraestructuras turísticas, que incluye bares, restaurantes, centros comerciales y establecimientos hoteleros, sin olvidar el aeropuerto internacional Habib Burguiba y su palacio de congresos. Una circunstancia que se refleja especialmente en los cercanos complejos turísticos de Skanés y Dkhila, convertidos en los últimos años en uno de los destinos de vacaciones más afamados de Túnez. Y es que, aún hoy, disfrutar del sol y la hospitalidad de Monastir es sinónimo de entrar en el paraíso.

Qué hacer en Monastir

Qué hacer en Monastir

No todo el sol y playa en Monastir: lejos de caer en los tópicos, esta ciudad aún muestra orgullosa las huellas de su pasado, en el que se consolidó como capital espiritual y como cuna de uno de los padres del moderno Estado de Túnez. Para constatarlo, se detallan algunos de los rincones que bien merecen la atención del visitante.

 

  • Gran Mezquita 

Este imponente edificio, que se alza junto al Ribat, fue erigido en el siglo IX y ampliado posteriormente por la dinastía Ziri (972-1152). A través de un pórtico se accede a la sala de oración, que se extiende sobre bóvedas de crucería. Tampoco desmerece su espléndida galería porticada de arcos apuntados, ya que las columnas sobre las que reposan proceden de las ruinas de la Ruspina romana. Por lo que respecta al mihrab, éste está embellecido con arcos de herradura.

 

  • Lamta

A 15 km del sureste de Monastir, el viajero tiene la ocasión de descubrir los restos de la antigua colonia romana de Leptis Minor. Tras la caída de Cartago, el lugar pasó a ser una ciudad libre.

 

  • Mausoleo de Habib Burguiba

Se trata de la parte más emblemática y visitada del cementerio de Sidi el Mezeri, sito al norte del Ribat. En el interior del edificio, rematado por una cúpula dorada y dos alminares idénticos, reposan los restos de la familia de Habib Burguiba, y en el sarcófago de mármol, del que fuera el presidente de Túnez durante tres décadas. A su vez, el camposanto también acoge diversas tumbas de morabitos, entre las que descuella el sepulcro de Sidi el-Mezeri, que da nombre al cementerio.

 

  • Mezquita de Burguiba

Construida en 1963 por Tayyeb Buzguenda, está claramente influenciada por la mezquita de Hammuda Pachá de Túnez. A pesar de tratarse de un edificio moderno, respeta los esquemas tradicionales de la arquitectura tradicional (aunque rompe, eso sí, el ordenamiento urbanístico de la medina). Su sala de oración, con capacidad para 1.000 fieles, está cubierta por bóvedas de crucería que descansan sobre 86 columnas de mármol rosa. Sobre el área del mihrab, se puede admirar una gran cúpula asentada sobre trompas. Finalmente, conviene detenerse ante sus 19 puertas de teca labrada, que llevan la firma de artesanos de Kairuán.

 

  • Museo del Traje Tradicional

Este pequeño centro se alza frente a la entrada de la mezquita de Burguida y cerca de la oficina de turismo, en la calle de la Indépendence. En él se muestra la indumentaria tradicional de casi todos los rincones del país, así como una espectacular colección de vestidos de novia. Además, también se exhiben algunas joyas.

 

  • Playas

Situadas en las inmediaciones de Skanès, se hallan junto al principal complejo turístico de la ciudad. Las playas, además de ser amplias y estar muy bien cuidadas, también ofrecen la posibilidad de practicar deportes acuáticos, como el kite-surfing. Asimismo, la oferta de restauración es inmensa. Una buena forma de acceder hasta allí desde el centro de Monastir es hacerlo en tren o en taxi. En cualquier caso, todos aquellos que deseen un lugar más tranquilo pueden optar por el área de Khniss, menos frecuentado aunque igualmente aconsejable.

 

  • Plaza del Gouvernorat

Esta extensa plaza se localiza entre la medina y la Route de la Corniche o paseo marítimo. Junto al Mediterráneo y el Ribat, el viajero se encontrará con un centro de artesanía (Artisanat), en el que se muestran un buen número de recuerdos típicos. Sus precios son razonables, y todos los productos van acompañados del correspondiente certificado de autenticidad. La plaza está circundada de edificios oficiales y, no muy lejos de allí, se elevan un teatro y el palacio de congresos. Además, en el lugar donde tiempo atrás se levantaba el colegio en el que estudió del ex presidente Habib Burguiba, hoy puede admirarse una estatua del mandatario, que aparece representado de niño.

 

  • Puerto

Este enclave, situado a escasos km al sureste de Monastir, es fácilmente accesible resiguiendo la Route de la Falaise. A pesar de que este antiguo puerto pesquero carece de importancia económica en la actualidad, hay que dedicarle una visita. Por otro lado, cerca del Ribat, se localiza el puerto deportivo, repleto de restaurantes y cafeterías.

 

  • Ribat

Se halla en el interior de la impresionante kasba que se despliega en el centro de Monastir. Fundada cerca del año 796 d.C. por Harthama ben Ayan, esta fortificación es la primera de sus características en toda África. No obstante, en los siglos IX y XI, sería circundada de otros fortines más robustos, que respetaban el aspecto del conjunto y que adaptaban los recursos defensivos a las necesidades de la población. El conjunto está presidido por una torre de planta poligonal, con arcadas ciegas rematadas en un friso. A su vez, Ribat acoge un interesante museo, al que se accede por la escalera situada a la derecha del patio. En él se exhiben interesantes objetos pertenecientes a la edad dorada de la civilización islámica, como pinturas miniadas, vidrios, cerámicas o un astrolabio construido en Córdoba en el 927. El horario de visitas en verano es de las 08:00 h a las 19:00 h, y en invierno, de las 09:00 h a las 12:00 h y de las 14:00 h a las 18:00 h.

 

  • Tumba del Soldado Desconocido

Con este sobrio monumento, situado en la calle de Tunis —al comienzo de la avenida que lleva hasta el mausoleo de Habib Burguiba—, se rinde homenaje a los soldados tunecinos que perdieron la vida combatiendo por la independencia del país. Es de planta octogonal, y cada una de sus caras cuenta con tres arcos de herradura. Remata el conjunto una sencilla cúpula blanca.

 

Gastronomía tunecina

Gastronomía tunecina

Aunque es innegable que la cocina tunecina encuentra acomodo en la dieta mediterránea, no es menos cierto que sus fogones se nutren de numerosas influencias: desde la gastronomía oriental hasta la occidental —con un especial apego al recetario francés—, sin olvidar las bondades de la cocina berebere, que no son pocas.

 

A grandes rasgos, podría afirmarse que se trata de una cocina muy calórica y especiada (si no picante, en algunas ocasiones), que incluso puede resultar pesada para el recién llegado. De todos modos, no hay que perder de vista que, además de la carne, Túnez siente predilección por las frutas y las verduras, que suelen consumirse solas, en ensalada o a modo de guarnición. Todas estas variables dan pie a una cocina sencilla y muy sabrosa, franca y sin artificios, capaz de seducir al viajero.

 

Por ejemplo, para ir abriendo boca, se puede optar por la mechouia (ensalada a base de tomate, berenjena, calabacín y cebolla asada, aliñada con aceite de oliva y ajo), la refrescante salade tunisienne (una ensalada preparada con lechuga, pimiento, olivas, huevo duro y algún tipo de producto del mar, como el atún o llas gambas), el brick (un aperitivo elaborado con pasta de hojaldre rellena de huevo), la chorba (sopa picante enriquecida con pasta o cebada), el lablabi (sopa de garbanzos servida en el almuerzo con pan y salsa picante) y, por supuesto, el archiconocido cuscús (sémola de trigo con verduras y carne de cordero, pollo o pescado). Como acompañamiento, no suele faltar la harissa, una socorrida salsa de ajo y guindilla.

 

Por lo que atañe a las carnes, las más utilizadas son las de cordero —a la cabeza de los platos tunecinos— y el pollo. Ejemplos significativos de este ingrediente se encuentran en la riquísima kamounia (un guiso de carne con cebolla y condimentado con comino y otras especias), el tajine (una tortilla rellena de queso, patata y picadillo, que se sirve indistintamente fría o caliente), el mirmiz (estofado de cordero con judías blancas y salsa picante), el mechoui (pata de cordero asada) o la kamounia (trozos de hígado y novillo mezclados con salsa de comino).

 

El pescado también resulta fundamental en la dieta local. De ahí tentaciones como la sepia rellena con cuscús (con sepia, cebolla al vapor, pimiento verde, patata, zanahoria y harissa) o los pescados a la plancha, como el mero, el salmonete o la lubina. No obstante, éstos suelen ser un poco caros, por lo que la mejor opción es escaparse hasta alguna aldea cercana a la costa y dejarse invadir por su sabor. En cuanto a los quesos, éstos acostumbran a ser importados, con la salvedad del numidia, muy parecido al gorgonzola y al roquefort y producido por Mateur. En cambio, el yogur casero goza de una gran aceptación y es muy fácil encontrar.

 

A la hora del postre, la impronta de franceses y turcos permanece más viva que nunca. Su legado aún se puede disfrutar en alguna de las múltiples pastelerías tunecinas. Entre las especialidades más irresistibles, cabe referirse a las tartas de almendra y chocolate, el loukoum (delicias turcas), los baklawa (pastelitos de hojaldre con nueces y almendra), el zri tunisienne (una nutritiva mezcla de frutos secos y pasas), el samsa delice (cruasán frito con frutos secos) o el makhroud (pasteles de dátil).

 

Pese a que los musulmanes no suelen tener demasiada querencia al consumo de alcohol, lo cierto es que Túnez es un buen productor de vinos, práctica que tiene su origen en la época cartaginesa. Además, también es posible degustar licores de producción propia, como el boukle (destilado de higos), el laghmi (elaborado con linfa de palmera) o el thibarine (muy dulce). Finalmente, también se fabrican cervezas, como las de la marca Celtia o Stella.

 

Para saborear éstas y otras especialidades, conviene tener en cuenta que uno de los mejores restaurantes de la ciudad es Le Grill, sito en Marina Monastir. Su carta ofrece un interesante menú internacional, así como unas deliciosas albóndigas de lenguado. Otro tanto ocurre con Le Captain, en la misma ubicación que el anterior y especializado en platos de pescado y cuscús.

Eventos, fiestas y festivales en Monastir

Eventos, fiestas y festivales en Monastir

Túnez, tal y como ocurre con otros países del mundo árabe, se rigen por el calendario musulmán, regido por el ciclo lunar y formado por 12 meses de 29 ó 30 días. Por este motivo, los principales acontecimientos que se organizan en este país Mediterráneo no tienen correspondencia fija en el calendario gregoriano u occidental. De hecho, de un año a otro se produce un desfase de 11 jornadas, que corresponden a la diferencia de días del calendario musulmán (lunar) y el occidental (solar). Por eso, conviene informarse de las fechas exactas antes de viajar a tierras tunecinas.

 

Seguidamente, se detallan algunas de las festividades de las que se puede disfrutar en Monastir.

 

  • Año Nuevo occidental

El 1 de enero es un festivo de ámbito nacional que acostumbra a celebrarse en familia.

 

  • Mawlid al-Nabi (nacimiento de Mahoma)

Con esta fiesta, se celebra el nacimiento del profeta Mahoma (570 ó 571 d.C). En el 2013, coincide con el 24 de enero, y en el 2014, con el 13 de enero.

 

  • Día de la Independencia

El 20 de marzo se conmemora el aniversario de la independencia de Túnez, declarada en 1956 por el entonces presidente Habib Burguiba.

 

  • Día de la Juventud

El 21 de marzo es un festivo de ámbito nacional.

 

  • Festival Khélifa-Stambouli

Esta cita, dedicada al teatro árabe y con casi dos décadas de trayectoria a sus espaldas, tiene lugar en Monastir durante la primera quincena de abril. Su duración suele ser de una semana.

 

  • Día de los Mártires

Cada 9 de abril, el país rinde tributo a los tunecinos que perdieron la vida a manos de las tropas francesas en 1938.

 

  • Día del Trabajo

El 1 de mayo es festivo en todo el país.

 

  • Lailat al Miraj (ascensión de Mahoma al cielo)

En este día, los musulmanes celebran la subida de Mahoma al Jannah o cielo, ayudado por dos ángeles. Este festividad coincide con el día 27 del rayab, séptimo mes del calendario musulmán. En el año 2013, corresponde al 5 de junio, y en el 2014, al 25 de mayo.

 

  • Ramadán

Se trata del noveno mes del calendario lunar y se inicia con la aparición de la luna a finales del octavo mes (sha'ban). Su importancia estriba en que, según la tradición, fue durante el Ramadán cuando Mahoma recibió sus primeras revelaciones. A lo largo de este período, los musulmanes evitan comer, beber, fumar, mascar chicle o usar perfumes hasta el ocaso, al tiempo que practican la abstinencia. La fiesta del Eid al-Fitr, que se prolonga durante tres días y durante la cual es habitual estrenar vestidos y dar limosna a los pobres, pone fin al mes sagrado del Islam. En el 2013, el Ramadán arranca el 9 de julio, mientras que en el 2014, comienza el 28 de junio.

 

  • Día de la República

El 25 de julio, Túnez celebra proclamación de la república, acontecimiento que tuvo lugar en 1956.

 

  • Festival Internacional de Monastir

Entre finales de julio y principios de agosto, Monastir pone en marcha un magnífico espectáculo de música y luz que recrea la conquista islámica.

 

  • Fiesta Nacional

Cada 3 de agosto se conmemora el aniversario del nacimiento del expresidente Habib Burguiba (1903-2000), quien gobernó en Túnez entre 1957 y 1987.

 

  • Día de la Mujer

El 13 de agosto, el país recuerda la aprobación en 1956 del Código de Derechos de Ciudadano. Éste garantizaba, entre otros aspectos, la igualdad de derechos para hombres y mujeres.

 

  • Día de la Evacuación de Bizerte

El 15 de octubre, se celebra la retirada de los franceses de la base de Bizerta, acaecida en 1962.

 

  • Eid al-Adha (Fiesta del Sacrificio)

En esta jornada, se recuerda el sacrificio Ismael a manos de su padre, el patriarca Abraham, quien recibió el mandato de Alá para que pusiera fin a la vida de su hijo. Sin embargo, Dios acabó intercediendo para que no lo hiciera. En lugar del joven, Abraham sacrificó un cordero, costumbre que aún hoy es el eje de esta celebración. El Eid al-Adha se festeja el décimo día del mes de zil-hajj: en el 2012, será el 26 de octubre; en el 2013, el 15 de octubre, y en el 2014, el 4 de octubre.

 

  • Muharram (Año Nuevo musulmán)

El inicio del calendario islámico suele celebrarse en familia. En el 2012, coincide con el 15 de noviembre; en el 2013, con el 4 de noviembre, y en el 2014, con el 25 de octubre.

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