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Guías de Viajes de Djerba

Djerba
Djerba

La isla de las cien mezquitas

Cautivador destino

Cautivador destino

La fascinación que ejerce este maravilloso enclave del Mediterráneo no es nada nuevo: de hecho, según la mitología griega, el mismísimo Ulises recaló en la actual Djerba, donde casi perdió a su tripulación a causa de un ataque de amnesia. Demasiadas emociones, quizás: playas de ensueño, cautivadoras huertas y campos de cultivo, gentes sencillas y hospitalarias...

 

Así es la hipnótica isla de Djerba, sin duda una de los mayores tesoros de Túnez. Esta afirmación no es gratuita: sus magníficas playas de arena blanca —como las de Sidi Bakour o Sidi Mahrès—, la calidez de su clima y el impagable tipismo de su capital, Houmt Souk, explican por qué este rincón tunecino se ha consolidado como un destino turístico de primer orden. Por descontado, sus encantadores menzels —pequeñas fincas agrícolas autosuficientes— y sus numerosas mezquitas también realizan su particular y valiosa aportación a la causa.La fascinación que ejerce este maravilloso enclave del Mediterráneo no es nada nuevo: de hecho, según la mitología griega, el mismísimo Ulises recaló en la actual Djerba, donde casi perdió a su tripulación a causa de un ataque de amnesia. Demasiadas emociones, quizás: playas de ensueño, cautivadoras huertas y campos de cultivo, gentes sencillas y hospitalarias...

 

 

Poseedora de una superficie de 514 km2 y de 152 km de costa, despliega todos sus alicientes en el extremo sur del golfo de Gabès, a escasos 5 km de tierra firme. Su orografía es totalmente plana —su punto más alto no supera los 52 m sobre el nivel del mar. Tampoco abundan los núcleos urbanos, si se exceptúa Houmt Souk, donde reside la mitad de los 130.000 habitantes de la isla. Del mismo modo, el resto de poblaciones (como Ajim, Cedriane, Ceduikech y Guellala) son sobre todo plazas de mercado entorno a las cuales se articulan pequeños núcleos residenciales.

 

En cualquier caso, todas estas localidades se benefician de un magnífico clima durante todo el año, con temperaturas medias que en invierno no bajan de los 12 ºC y que en agosto no rebasan los 28 ºC. Y todo ello acompañado de escasísimas precipitaciones (alrededor de 207 mm anuales), aunque superiores al de otras regiones de la misma latitud. A su vez, los vientos garantizan una humedad que favorece la vegetación local. Dentro de la misma, cabe referirse a sus exuberantes palmeras salvajes, que dibujan un denso cinturón de entre 2 y 3 km de profundidad junto a la costa.

 

Con la salvedad de una pequeña comunidad judía de un millar de personas (afincada en la zona desde hace dos milenios), la inmensa mayoría de los habitantes de Djerba son beréberes que llegaron hasta allí antes de la conquista árabe, y que aún hoy se expresan en la misma lengua (si bien muchos de ellos también dominan el francés, como resultado del pasado colonial de Túnez). A pesar de que acabaron convirtiéndose a la religión musulmana, no tardaron en incorporar a su credo creencias religiosas cismáticas de los karigitas. En el siglo VII irrumpieron los ibadíes, una escuela cuyos dogmas divergían de los que establecían las autoridades.

 

Sea como fuere, Djerba es un reducto de espiritualidad que cristaliza en numerosos enclaves, y muy especialmente en su capital: de ahí que sea conocida como la isla de las cien mezquitas. Éstas, además de ejercer su tradicional función religiosa, también formaban parte de un sistema defensivo militar. En efecto, sus gruesos muros servían para repeler los ataques enemigos, al tiempo que sus alminares hacían las veces de torres de vigilancia. Estas mezquitas conviven con otras de tipo subterráneo, como la de Jamaa el Baldawi. La austeridad de estas construcciones, desprovistas de todo elemento ornamental, responde a la estricta y austera doctrina de sus impulsores, que no son otros que los ya citados ibadíes.

 

Pero si resulta fácil enamorarse de Djerba, también lo es llegar hasta allí. La gran mayoría de los turistas alcanzan la zona en vuelos chárter que tienen como destino el aeropuerto de Houmt Souk, situado al oeste de la isla y a tan sólo 8 km de su capital. Sin embargo, también es posible optar por el trasbordador, yendo desde el puerto de Jorf hasta Ajim. Sin duda, ésta es la modalidad más cómoda si se viene de Gabès, al norte. Asimismo, la península de Zarzis —en tierra firme— está conectada con la isla por una carretera que, a través de un paso elevado, se adentra en el Mediterráneo.

 

¿Qué otros argumentos se necesitan para decantarse por Djerba? Si lo dicho no es suficiente, tan sólo hay que seguir leyendo.

 

Qué hacer en Djerba

Qué hacer en Djerba

Debido a sus más que asequibles dimensiones (con una longitud máxima de 25 km y una amplitud que no supera los 22 km), efectuar un recorrido por la isla tan sólo supone algunas horas. A esto se suma su magnífica red de carreteras (donde la velocidad máxima permitida es de 70 km/h) y, sobre todo, su excelente infraestructura hotelera, pensada para que el recién llegado pueda pasar unos días de descanso disfrutando de todas las comodidades.

 

En cualquier caso, hay que tener presente que el poder de atracción de Djerba no sólo estriba en sus magníficas playas, sino también de otros muchos alicientes: zauías (recintos dedicados a la oración y la enseñanza coránica), menzeles, la famosa sinagoga de Ghriba y, por supuesto, algunas de sus abundantes mezquitas. Asimismo, el recién llegado también podrá disfrutar de recorridos a caballo y excursiones en bicicleta. Además, también es posible contratar viajes en globo o inolvidables paseos en quad.

 

A continuación, se resumen algunos de los alicientes que no pueden dejarse de descubrir en Djerba.

 

  • Aghir

Se trata de una ciudad costera que estuvo fortificada en el pasado, y en cuyo extremo sur, sobre una península de arena, se eleva borj Kastil. Este fortín fue erigido en 1285 por mandato de Roger de Llúria, marinero al servicio de la Corona de Sicilia. Desde allí, una pista de tierra conduce hasta el fuerte de Borj Jilliji.

 

  • Ajim

Esta población (la antigua Tipasa, situada 22 km al suroeste de Houmt Souk) se alcanza fácilmente realizando un viaje en ferry desde Jorf, en el Túnez continental. Se trata del puerto principal de la isla, donde la captura de esponjas marinas se convierte en una de sus actividades principales. Además, exhibe el mayor palmeral de Djerba. Sobre sus palmeras, entre los meses de abril y octubre, es posible distinguir vasijas de barro que recogen el líquido que fluye de éstas. Precisamente, con él se elabora el característico licor de palma.

 

  • Arku

Ubicada en el corazón de la isla y cerca de Aghir, marca el límite de la zona turística. En su mayoría, su población desciende los antiguos esclavos traídos hasta Djerba desde el centro del continente africano. En 1846, coincidiendo con la abolición de la esclavitud, muchos de ellos optaron por quedarse allí, adoptando los apellidos de las familias para las que habían trabajado. A pesar de que la actividad económica más importante de Arku es la cestería, los habitantes de esta localidad también tienen una bien merecida fama de excelentes cantantes y bailarines.

 

  • Borj el-Kebir

Situada a la orilla del mar y al norte de Houmt Souk, esta construcción militar posee unos cimientos que datan de la época romana. No obstante, la primera fortaleza de la isla fue levantada en 1289 por Roger de Llúria. A su importante función defensiva —en este sentido, era la principal edificación de Djerba— se unía un uso religioso. Ya en 1557, el corsario Dragut robusteció su perímetro amurallado y amplió el complejo, y tres años después, hicieron lo propio los españoles. El horario de visita es de las 09:30 h a las 16:30 h en verano, y de las 08:00 h a las 12:00 h y de las 15:00 a las 17:00 h en invierno, aproximadamente.

 

  • Borj Jilliji

A 18 km de Houmt Souk y sobre una ladera rocosa del extremo noroccidental de Djerba, el viajero se topará con esta imponente construcción defensiva. El faro se eleva sobre lo que queda del fortín, iniciado en 1745 por Alí Pachá y culminado medio siglo más tarde, durante el reinado de Hammuda Pachá.

 

  • Ceduikech

Esta pintoresca población de casas encaladas, salpicada de jardines y árboles frutales, se despliega en el interior de un exuberante palmeral. Todos los martes, el lugar acoge un mercado en el que se pueden comprar objetos producidos en los menzeles de la localidad.

 

  • El-May

Ubicado a 9 km de Houmt Kbira y a 17 km de Ceduikech, este lugar es especialmente conocido por la mezquita de Umm et Turkia, del siglo XVI y vetada a los no musulmanes. Su arquitectura responde a los cánones vigentes en la isla: aberturas estrechas como troneras y muros reforzados por gruesos contrafuertes que le confieren la apariencia de una fortaleza.

 

  • Guellala

Se trata de una localidad muy conocida por su alfarería, cuya producción se destina al mercado nacional e internacional. Basada en objetos de la vida diaria (como las tinajas para la conservación de aceite), cuenta con diversos acabados; por ejemplo, las piezas destinadas al turismo están embellecidas con una capa de barniz. La arcilla que sirve como materia prima para esta floreciente industria se extrae de unas canteras situadas a los pies del cerro que domina la población por el noreste, y que constituye el punto más elevado de Djerba.

 

  • Hara Kbira

A 23 km de el-May, se despliega esta población, habitada en su origen por la comunidad judía que la fundó en el siglo VI d.C. Aún hoy, este colectivo sigue teniendo presencia en la zona, al reunir a unas 300 personas. En la actualidad, Hara Kbira prácticamente forma parte del cinturón urbano de Houmt Souk.

 

  • Hara Seghira (o Er-Riadh)

Esta población es el lugar de residencia de una importante colonia judía, cuya llegada a la zona pudo haber coincidido con las campañas de Judea dirigidas por Tito Flavio Vespasiano, allá por el siglo I d.C. De ahí que el principal activo de esta localidad sea la sinagoga de Ghriba, cuyo nombre puede traducirse al español como ‘Maravillosa’. Durante la Pascua judía, este templo hace de Hara Srhira un polo de atracción para peregrinos procedentes de toda África. El edificio, reconstruido en 1920, da cabida en su interior una de las torás más antiguas del mundo. La sinagoga se pude visitar de domingo a viernes, de las 08:00 h a las 19.00 h.

 

  • Houmt Souk

Ésta es la ciudad principal y la capital de la isla. Aunque hoy se ha convertido en un centro turístico de primer orden, esta pequeña urbe portuaria de casi 65.000 habitantes ha sabido preservar su apariencia de centro comercial, especialmente visible en los días de mercado (los lunes y jueves), así como en los pintorescos zocos que salpican el centro de la población. En cualquier caso, otro de los platos fuertes de Houmt Souk estriba en su generoso patrimonio religioso, entre el que destaca la zauía de Sidi Brahim e-Jamni (siglos XVII y XVIII), la mezquita de los Turcos (siglo XVII) y la mezquita de los Extranjeros (siglo XVIII). Por lo que atañe a sus calles más animadas, no hay que perderse su arteria principal (la avenida de Habib Burguiba) ni la plaza de Hedi Chaker, perfecta para saborear el mejor té verde. Finalmente, al este del centro urbano, abre sus puertas el pequeño Museo de Arte y Tradiciones Populares, sito en la zaouía de Sidi Zitouni. En él se exponen diversos trajes tradicionales y otros objetos que permiten conocer las formas de vida en la isla de Djerba. El museo se puede visitar desde primera hora de la mañana hasta las 18:00 h o 19:00 h de la tarde (dependiendo de la época del año), excepto los lunes.

 

  • Mahboubine

Este encantador pueblecito, que reposa entre campos y huertas, se halla 4 km al suroeste de Midoun. Su imagen más icónica la conforman los numerosos olivos, árboles frutales y viñas que allí se cultivan, moteados ocasionalmente por algún menzel. Su mezquita de El Katia, construida en el siglo XIX por orden de Alí el-Katib, recrea el aspecto del archiconocido Museo de Santa Sofía de Estambul.

 

  • Midoun

Situado a 5 km al noroeste de Aghir, alberga un concurrido mercado agrícola y de manufacturas producidas por artesanos locales. Sin duda, el mejor día para acercarse hasta allí son los viernes. Ya en las inmediaciones, yendo en dirección a Houmt Souk, el viajero se topará con la antigua maassera, una almazara subterránea (la única de este tipo en la isla) que continúa utilizando métodos de elaboración tradicionales. A la salida, y prosiguiendo hacia la capital de Djera, se alcanza la mezquita de Jemaa Fadholoûn, de estilo wahabí y actualmente abandonada. A su vez, un sendero de 1 km conduce hasta Borj Ben Ayâd, un lujoso palacio de 1810 construido por orden del gobernador de Djerba. Hoy, una parte del mismo se dedica a funciones agrícolas.

 

  • Monumento de Calaveras

Justo delante del puerto y del fuerte de Borj el-Kebir se alza un obelisco en el lugar que antiguamente ocupó una pirámide formada por cráneos humanos, y que alcanzaba una altura de 11 m. El artífice de esta macabra iniciativa fue el pirata Dragut, quien la llevó a cabo en 1560 tras una matanza de cristianos españoles. La pirámide permaneció en este enclave hasta 1848, momento en el que se decidió dar sepultura a las calaveras en el cementerio local.

 

  • Ras Remel

Esta península, localizada al norte de la isla y a menos de 10 km de Houmt Souk, es uno de los lugares preferidos para organizar excursiones y comidas al aire libre, muchas de ellas programadas por los hoteles de la zona más turística de Houmt Souk. Los numerosos flamencos rosas que llegan hasta allí procedentes de España y Francia brindan una estampa espectacular al recién llegado.

Gastronomía tunecina

Gastronomía tunecina

La cocina de Túnez, que destaca por su apego a las especias, aúna elementos de la tradición culinaria oriental, magrebí y mediterránea (y en especial, la francesa, como herencia de la etapa colonial). Aunque son muy sabrosos y atrayentes, algunas recetas pecan de ser demasiado grasas, pesadas o picantes para el paladar occidental.

 

En cualquier caso, lo cierto es que los fogones tunecinos han alumbrado recetas que han cruzado fronteras con una aceptación más que notable, como el cuscús (a base de sémola, verduras y carne de cordero, pollo y pescado) o la mechouia (una ensalada preparada con berenjenas, tomates, calabacines y cebollas asadas, aliñada con oliva y ajo). Junto a ésta, también hay que hacerse eco de la ensalada tunecina (con lechuga, pimientos, aceitunas, huevo duro y atún o gambas), el brick (un fino hojaldre con relleno salado, como por ejemplo un huevo), la chorba (sopa picante con trocitos de pasta o granos de cebada), el lablabi (una típica sopa de garbanzos), la harissa (salsa elaborada con ajo y guindilla) o el tajine (tortilla rellena de patata, queso y carne, que puede consumirse fría o caliente).

 

Y hablando de este último producto, el cordero suele ser la estrella de deliciosas especialidades tunecinas, como el mirmiz (estofado con judías blancas y acompañado de salsa picante) o el mechoui (pata de cordero al grill). Del mismo modo, también está fuertemente arraigada la kamounia (trozos de novillo e hígado mezclados con salsa de comino).

 

Asimismo, los amantes del pescado también tendrán la posibilidad de disfrutar de este suculento alimento, ya que las aguas del Mediterráneo esconden un generoso abanico de peces y mariscos, como cigalas, meros, lubinas o salmonetes. Éstos suelen prepararse al horno o al grill, lo que hace que conserven su sabor original. Este último sistema se utiliza especialmente en el caso de las langostas y los langostinos, que acostumbran a servirse con limón o mayonesa.

 

Por lo que respecta a los postres, éstos suelen ser muy dulces, tal y como ocurre en todo el norte de África. En el caso de Túnez, es muy tradicional la samsa, consistente en capas de masa casi transparente que se alterna con capas de almendras tostadas molidas y semillas de sésamo. Éstas se hornean recubiertas de una capa de almíbar y limón. Del mismo modo, tampoco pueden dejar de degustarse especialidades como los oudnin e-Kadhi (pastelitos de nueces) o los makhroud (pasteles de dátiles).

 

A pesar de que la inmensa mayoría de la población es musulmana, Túnez destaca por ser un gran productor de vinos desde hace más de dos milenios, actividad que se alterna con la producción de cerveza (más modesta, eso sí). Así pues, ¿por qué no regar una comida con alguna de estas bebidas?

 

A la hora de disfrutar en Djerba de estas y otras especialidades locales, no hay que dejar de acercarse hasta el restaurante La Princesse d’Haroun, situado en el puerto de Houmt Souk. En él se pueden saborear los mejores platos de la cocina tunecina, incluyendo los mejores pescados a la brasa de la isla y el cuscús al estilo de Djerba. Otra opción en optar por Le Méditerranée. Les Saveurs de Djerba, que abre sus puertas en la calle de Bizerte. Con más de 40 años a sus espaldas, permite dar cuenta de deliciosos cuscús y platos de pescado, preparados según las costumbres locales y en un establecimiento decorado al estilo tradicional.

Eventos, fiestas y festivales en Djerba

Eventos, fiestas y festivales en Djerba

Muchas de las festividades musulmanas en Djerba se celebran conforme al calendario islámico, formado por 12 meses de 29 ó 30 días. Por eso, la fecha exacta de cada celebración depende de la luna nueva, que marca el inicio de cada mes.

 

Por otro lado, un dato que hay que tener en cuenta es que los viernes, día sagrado para los musulmanes, no son festivos en Túnez, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de países que conforman el mundo árabe.

 

Seguidamente, se exponen algunas de las festividades más importantes en Djerba, ordenadas de enero a diciembre.

 

  • Año Nuevo occidental

Un gran número de tunecinos celebran el 1 de enero en familia. Se trata de una jornada festiva en todo el país.

 

  • Mawlid al-Nabi (nacimiento de Mahoma)

Esta fiesta sirve para conmemorar el nacimiento del profeta Mahoma, que tuvo lugar en el año 570 ó 571 d.C. En el 2013, es el 24 de enero, y en el 2014, el 13 de enero. Este desfase de 11 días responde a la diferencia de días existente entre el calendario musulmán (lunar) y el gregoriano u occidental (solar).

 

  • Pascua judía

Aunque el momento exacto de su celebración varía cada año, suele tener lugar en abril o mayo. Se trata de la festividad más importante del calendario judío, ya que en ella se recuerda el fin de la esclavitud de los israelitas, hasta entonces sometidos a la voluntad del faraón. A lo largo de todo el día, las familias se reúnen para compartir el cordero pascual, que se sirve acompañado de tortas de pan ácimo (sin levadura). Este detalle sirve para recordar que, en su precipitada huida de Egipto, los israelitas no tuvieron tiempo de fermentar el pan. El mejor rincón de Djerba para disfrutar de la Pascua judía es la sinagoga de El Ghriba, en Hara Seghira, que atrae anualmente a miles de peregrinos procedentes de toda África.

 

  • Día de la Independencia

El 20 de marzo se conmemora el aniversario de la independencia de Túnez, declarada en 1956 por Habib Burguiba.

 

  • Día de la Juventud

El 21 de marzo es festivo en todo Túnez.

 

  • Día de los Mártires

Cada 9 de abril, el país rinde tributo a los caídos ante los ocupantes franceses en 1938.

 

  • Día del Trabajo

El 1 de mayo es otro festivo estatal.

 

  • Lailat al Miraj (ascensión de Mahoma al cielo)

El mundo árabe celebra la ascensión del profeta Mahoma al Jannah (cielo) asistido por dos ángeles. La fiesta tiene lugar el día 27 del rayab, séptimo mes del calendario musulmán. En el año 2013, es el 5 de junio, y en el 2014, el 25 de mayo.

 

  • Festival de Ulises

Se celebra durante casi todo el mes de julio (e incluso, hasta principios de agosto) en Houmt Souk. A pesar de que sus ejes principales son la canción y el baile, en el programa de actos también tienen cabida algunos guiños a la historia y la mitología clásicas. Asimismo, también se llevan a cabo sesiones de cine al aire libre.

 

  • Ramadán

El mes sagrado de los musulmanes es el noveno del calendario lunar, que comienza con la aparición de la luna a finales del octavo mes (sha'ban). Éste encierra un profundo significado religioso, ya que los creyentes afirman que fue en este período cuando Mahoma recibió sus primeras revelaciones. A lo largo del Ramadán, los fieles renuevan su compromiso con Alá ayunando y practicando la abstinencia hasta la caída del sol. Durante la fiesta del Eid al-Fitr —de tres días de duración, con la que se inaugura el décimo mes—, es tradicional vestir con ropa nueva y dar limosna a los pobres. En el 2013, el Ramadán arranca el 9 de julio, y en el 2014, el 28 de junio.

 

  • Día de la República

Se celebra el 25 de julio y conmemora la proclamación de la república de Túnez en 1956.

 

  • Festival de las Esponjas

Aunque no pertenece estrictamente a Djerba, esta fiesta tienen lugar en la península de Zarzis, que queda justo enfrente de las costas de la isla (de hecho, se puede acceder hasta allí por carretera de forma fácil y rápida). Esta festividad, que suele celebrarse a finales del mes de julio, combina una animada jornada de pesca de esponjas marinas con espectáculos folklóricos.

 

  • Festival de Alfarería

Tiene lugar en agosto en Guellala y sirve para dar a conocer esta importante actividad tradicional (y por descontado, el buen oficio de los artesanos locales).

 

  • Fiesta Nacional

El 3 de agosto el país recuerda el aniversario del nacimiento de Habib Burguiba (1903-2000), quien ostentó la presidencia de Túnez entre 1957 y 1987.

 

  • Día de la Mujer

Cada 13 de agosto, Túnez recuerda la aprobación en 1956 del Código de Derechos de Ciudadano. Entre otras cosas, este documento garantizaba la igualdad de derechos para el hombre y para la mujer. Pese a todo, el día a día de los tunecinos pone en evidencia que aún queda mucho por hacer en este campo.

 

  • Día de la Evacuación de Bizerte

El 15 de octubre, todo Túnez celebra la salida de las últimas tropas franceses de Bizerte en 1962.

 

  • Eid al-Adha (Fiesta del Sacrificio)

Es una de las fechas más importantes del día calendario musulmán, y sirve para rememorar el sacrificio de Abraham. Aunque éste se dispuso a sacrificar a su hijo Ismael por orden divina, Alá acabó intercediendo para que no lo hiciera, tras comprobar hasta dónde podía llegar su fe. En su lugar, Abraham optó por matar un cordero para ofrendarlo a Dios. Aún hoy, el sacrificio de un animal sigue siendo el acto central de esta festividad. El Eid al-Adha coincide con el décimo día del mes de zil-hajj. En el 2012, será el 26 de octubre; en el 2013, el 15 de octubre en el 2013, y en el 2014, el 4 de octubre.

 

  • Muharram (Año Nuevo musulmán)

Esta fecha marca el comienzo del calendario islámico y acostumbra a celebrarse en compañía de los seres queridos, sin grandes fastos. En el 2012, coincide con el 15 de noviembre; en el 2013, con el 4 de noviembre, y en el 2014, con el 25 de octubre.

 

  • Fiesta de la Aceituna

Tiene lugar en diciembre en toda la isla. Durante esta festividad, se celebra el final de la cosecha de olivas, un producto fundamental para la economía tunecina. Debido a la dureza de la recolección, se trata de un acontecimiento muy señalado. Otras poblaciones del país que organizan festejos similares son Kairouan, Kalaa Kebira y Mahdia.

 

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