En tu visita al valle de Tena no puedes dejar de probar su exquisita y auténtica gastronomía. Entre estas montañas crece y se alimenta su producto estrella: el lechal tensino, que proviene de una raza autóctona de esta zona como es la “churra tensina”. Un cordero muy joven, especialmente bueno asado en el horno, y que no te defraudará.

Las carnes a la brasa, (en especial la de ternera de raza parda pirenaica, criada en los pastos de estas montañas), las migas de pastor, patatas encebolladas, patés o conservas caseras son otros de los muchos productos que debes probar en tu visita al valle de Tena.

El vino aragonés es uno de los vinos más demandados del mundo por su calidad y variedad. El secreto reside en la calidad de la tierra y el clima que, juntos, hacen que las cosechas sean exquisitas.

Montaña virgen, naturaleza y nieve. Pueblos con magia. Los Pirineos aragoneses forman el sector central y más alto de la cordillera y cuenta con las máximas altitudes: el Aneto (3.404 m.), el Posets (3.375 m.) o el Monte Perdido (3.335 m.), la mayor montaña caliza de toda Europa. De ahí que existan lagos o ibones tan bellos como los de Cregüeña, Batisielles, Millares, Ordiceto, Marboré, Brazatos, Azules o Estanés. Y de ahí también que, ayudada por las nieves, la erosión fluvial haya dado lugar a maravillosos valles abiertos a las feraces llanuras del sur. Riqueza artística en sus templos y gallardos castillos. La naturaleza y el arte se enlazan aquí en serena armonía. El espectacular Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado Patrimonio de la Humanidad, al igual que otros espacios naturales protegidos, forman parte de una gran diversidad de hábitats que se extienden por todo este territorio. Disfrutando del paisaje alpino del Pirineo aragonés, es donde se descubre todo el significado de conceptos como montaña, nieve o naturaleza.

A pie, en bicicleta, a caballo, en quad y por supuesto, con esquís. Cada pueblo del valle de Tena contiene cientos de caminos entre bosques, pistas forestales y cabañeras para disfrutar de su belleza de la forma que cada uno prefiera. Desde Santa Elena y su ermita, pasando por la sierra de la Partacua y sus pueblos de Tramacastilla y Sandiniés, llegando a Panticosa y al Pueyo y acabando en Escarrilla, Sallent de Gállego y Lanuza. Búbal, Hoz, y Piedrafita se unen a esta lista de lugares de visita obligatoria.

Los niños son los grandes protagonistas de las vacaciones invernales y para ellos se programan las fiestas infantiles más divertidas. Los niños, y sus familias, podrán disfrutar sobre la nieve de la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos que visitarán todos los centros invernales repartiendo regalos.

Papá Noel llega a Cerler el 25 de diciembre, entre las 11.00 y las 14. 00 horas. Después de haber pasado por todas las casas repartiendo regalos, Papá Noel disfrutará con los niños de una jornada en la nieve, primero en Cerler 1.500 donde comenzará su reparto de regalos y caramelos entre los pequeños esquiadores e irá a ver a los peques de la guardería, hasta llegar esquiando a la zona de Ampriu, donde visitará a los niños del Jardín de Nieve.

Tras un largo viaje en camellos y caballos, los Reyes Magos de Oriente por fin llegan al Valle de Benasque. Melchor, Gaspar y Baltasar se divertirán durante la mañana del día 5 en la Estación de Esquí de Cerler, saludando a todos los niños y repartiendo caramelos mientras se deslizan con sus esquís.

Comenzarán su recorrido por la estación a las 10:30 h. desde El Molino, pasando por Cota 2.000, La Colladeta y el sector Ampriu, donde visitarán a los niños y niñas del jardín de nieve.

Alcanza el equilibrio y relájate entre baños de burbujas rodeado de tranquilidad y quietud. Romanos y árabes ya descubrieron el poder curativo de las aguas de las termas aragonesas. Hoy se han convertido en modernos balnearios con magníficas instalaciones donde podrás alojarte para descubrir un mundo de sensaciones a través de los diferentes tratamientos de sus aguas medicinales. Descúbrelos entre paisajes impresionantes de bosques inmensos y altas cumbres en el Pirineo; en las sierras ibéricas zaragozanas donde el agua y la roca son los protagonistas creando caprichosas esculturas, valles y barrancos o en el macizo de Javalambre, rodeado de altas y salvajes sierras de extraordinaria quietud.