Mdina y Rabat

Belleza y misterio en la ciudad del silencio

Mdina es quizá la más bella y misteriosa de las ciudades Maltesas. La antigua capital de la isla es una urbe fortificada de muros imponentes que parece detenida en el tiempo. Al contrario que Rabat, la ciudad que se extiende extramuros, mucho más moderna aunque también conserva algunos de los monumentos más antiguos del país.

 

Mdina es la ciudad noble por excelencia y debe su nombre a la época islámica, de la que aun quedan vestigios como el arco ojival de Saint Peter’s Street. La ciudad del silencio, como es conocida, atesora entre sus muros una gran cantidad de iglesias, monasterios y palacios de diferentes estilos e influencias, como el Palazzo Falson o la Catedral de St. Paul. Al penetrar en sus murallas te verás inmerso en un laberinto de calles estrechas conectadas por minúsculas piazzas en las que, al atardecer, se cuela el sol dibujando bellos claroscuros sobre la piedra ocre.

 

Rabat es mucho más moderna y está muy vinculada a la profunda devoción católica de Malta. En ella puedes encontrar la Gruta de San Pablo, que según la tradición albergó al santo durante su estancia en la isla, y sobre la que se erigió la Iglesia San Pablo la más antigua del país. Junto a ella encontrarás las Catacumbas romanas de San Pablo y las de Sta. Ágata, dos increíbles cementerios excavados bajo la ciudad que te proporcionarán un encuentro con el pasado más remoto de la cultura europea.

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