Ciudad encantadora
La isla de Cerdeña conserva en su pequeña extensión algunas de las localidades más encantadoras y bellas del Mediterráneo. Sin duda una de las más conocidas es
Alghero, ubicada en el norte de la isla y cuyo aeropuerto es una de las principales vías de entrada a ésta. La bella ciudad une a su pequeño tamaño, que la hace perfecta para ser recorrida tranquilamente a pie, su antiguo y hermoso casco antiguo y su tradición heredada de los catalanes. Porque
Alghero conserva una gran influencia de los tiempos en los que fue repoblada por españoles, procedentes de Barcelona, Valencia y Mallorca, allá por el siglo XIV. A día de hoy, el idioma original de la isla es una variante del catalán y, de hecho, en las calles podemos encontrar los nombres en este idioma junto con el italiano, siendo una lengua que domina aproximadamente el 60% de la población (que cuenta con un total de unos cuarenta mil habitantes).
La ubicación costera de
Alghero hace que a la belleza de su casco antiguo se le sume la presencia de preciosas playas de arena fina y aguas azules y transparentes, perfectas para la práctica del submarinismo o el buceo a pulmón. Desde la ciudad se pueden realizar excursiones de un día a los puntos de mayor interés de la isla de Cerdeña, visitando sus parajes naturales, sus costas, sus playas, sus pintorescos pueblos de sabor marinero y sus antiguas necrópolis. Sin embargo, en la propia
Alghero encontraremos atractivos suficientes para disfrutar de los días sin prisa, entre sus antiguas casas de color ocre dorado que con la puesta del sol se iluminan de una manera muy especial. Recorrer las calles estrechas y centenarias del casco antiguo (que, curiosamente, los habitantes de la ciudad conocen como "la Barceloneta") es todo un placer, y podemos aprovechar para curiosear en las tiendas y mercadillos, o para detenernos en alguno de los bares y restaurantes para degustar las deliciosas especialidades de la cocina sarda.
La gastronomía de
Alghero guarda muchas sorpresas para los viajeros, sobre todo para quienes adoren los productos frescos llegados del mar. Langostas, bogavantes y erizos de mar (el erizo es plato característico de la isla de Cerdeña, y allí se conoce como bogamarí), acompañados o no por las excelentes pastas italianas, son un placer indiscutible para el paladar. Una buena cena y un paseo a lo largo de las murallas que rodean y protegen la isla, contemplando la insuperable puesta de sol que baña de luz el Mediterráneo y los desconchados revoques color miel de las fachadas, es una experiencia que ningún viajero podrá olvidar.
Desde la ciudad se pueden realizar excursiones de un día a los puntos de mayor interés de la isla de Cerdeña, visitando sus parajes naturales, sus costas, sus playas, sus pintorescos pueblos de sabor marinero y sus antiguas necrópolis.
En la propia
Alghero encontraremos atractivos suficientes para disfrutar de los días sin prisa, entre sus antiguas casas de color ocre dorado que con la puesta del sol se iluminan de una manera muy especial.
Una buena cena y un paseo a lo largo de las murallas que rodean y protegen la isla, contemplando la insuperable puesta de sol que baña de luz el Mediterráneo, es una experiencia que ningún viajero podrá olvidar.