Capital Cultural y ciudad de festivales
El mes de julio trae tiempo de diversión: llega el Õllesummer , que significa "verano de la cerveza" y constituye el mayor festival dedicado a esta bebida del verano báltico, siempre acompañado de conciertos de rock.
Ciudad histórica
Tallín, la capital de Estonia, es una ciudad que, como el resto del país, ha experimentado un fulgurante aumento del turismo después de su reconstrucción y rehabilitación integral. De hecho, Estonia es la República Báltica más turística, y su capital no lo es menos. Esta preciosa ciudad une en su corazón un espíritu medieval con todos los adelantos de la vida del siglo XXI. Los viajeros que acudan a ella en busca de tiempos antiguos, cuando las murallas, los castillos y las torres eran algo habitual, no quedarán defraudados. Tallín ha recibido el sobrenombre de "la Pequeña Praga" por su recoleto y encantador Casco Antiguo. De pequeño tamaño (es un placer recorrerlo a pie) y rodeado de murallas y torres que nos recuerdan a las imágenes de los cuentos de hadas infantiles, está salpicado de edificios históricos, callejuelas intrincadas y animados cafés y cervecerías que harán mucho más agradable nuestro periplo.
La ubicación de Tallín, en la costa del Mar Báltico y a tan sólo 80 km de Helsinki, hace que esta ciudad esté rodeada de una naturaleza espectacular. Altos acantilados, playas invernales, verdes praderas, islotes y parques naturales... Los amantes de los espacios al aire libre tendrán la oportunidad de hacer mil y una excursiones, bien a pie, bien en coche o incluso en ferry. Hay también muchas pequeñas poblaciones pintorescas que ofrecerán a los visitantes la cara más auténtica del país, y les permitirán sentir el placer de encontrar magníficos rincones que no aparecen en las guías.
Tallín tiene también un pasado duro e intenso. La ocupación alemana y soviética del país dejó muchos recuerdos que se conservan en instalaciones (antes cerradas pero que ahora es posible visitar) e interesantísimos museos históricos, donde es posible sentir el pulso del pasado. Pero no todo es oscuro en Tallín, ni mucho menos: cerca y dentro de la ciudad podremos disfrutar de hermosos espacios para el relax y el ocio, como Pirita y sus playas y bosques; Nõmme, el "pueblo dentro del pueblo"; el área residencial de Kadriorg; Rocca al Mare y su museo al aire libre; Kalamaja y su puerto... Un sinfín de oportunidades para disfrutar de una ciudad diferente. Y hablando de disfrutar, ¿qué tal si buscamos un buen restaurante para degustar la variada y sabrosa gastronomía estonia? Durante el invierno es habitual el consumo de sopas, potajes, guisos contundentes y una amplia variedad de embutidos, ahumados y salchichas; pero en los días más cálidos del verano, salen a la mesa las verduras frescas, el pescado y las hortalizas, dando lugar a una cocina saludable y deliciosa. ¡Incluso hay partes del país en las que se puede consumir carne de reno y de oso!
Tallín es, además, una ciudad amante de la cultura y la fiesta. Buena prueba de ello son los muchos festivales que tienen lugar a lo largo del año, y que además conviven armónicamente con las festividades tradicionales. Música de jazz y ambiente medieval; Oktoberfest (fiesta de la cerveza) y festivales de rock; solsticio de verano e independencia... Muchos son los motivos para divertirse y disfrutar durante todo el año en Tallín.
Esta preciosa ciudad une en su corazón un espíritu medieval con todos los adelantos de la vida del siglo XXI. Los viajeros que acudan a ella en busca de tiempos antiguos, cuando las murallas, los castillos y las torres eran algo habitual, no quedarán defraudados.
Los amantes de los espacios al aire libre tendrán la oportunidad de hacer mil y una excursiones, bien a pie, bien en coche o incluso en ferry.