Hay poco lugares en el mundo donde se concentren tantos tesoros paisajísticos, villas con encanto y riqueza cultural como en este rincón del Mediterráneo.
Los 200km de costa que unen Blanes con Portbou son 200km de sensaciones imposibles de olvidar.
La mayor parte de este mérito es de la naturaleza, que nos regala escenarios maravillosos como el cabo de Creus, los Aiguamolls del Empordà o las islas Medes.
Sin duda, las postales más reproducidas son las de playas de aguas transparentes y arena dorada, las de calas escondidas entre acantilados escarpados o de pequeños pueblos de pescadores.
Sin embargo, esta tierra guarda muchas sorpresas y espacios singulares, como la bahía de Roses, el lago de Banyoles o los jardines botánicos de diferentes localidades costeras.
La Costa Brava es paisaje, cultura y también gastronomía. Una buena muestra son las ruinas grecorromanas de Empúries, las villas medievales, el legado judío del casco antiguo de Girona, la tradición ceramista de la Bisbal o la huella surrealista de Salvador Dalí, y también productos autóctonos de -como la anchoa, el aceite, el vino y la cocina de mar y montaña. Toda una amalgama de experiencias tan diversas como emocionantes.