Introducción
Fundada en el año 1457 bajo el topónimo de Edo, la ciudad tomó su nombre de un castillo próximo erigido por el samurái Ota Dokan (1432-1468). Sin embargo, su verdadero despegue económico y político no llegaría hasta 1590, momento en el que el daimyo Tokugawa Ieyasu (1543-1616) la eligió para establecer su corte durante la llamada etapa Edo (1603-1868)
Más de un centenar de parques y una oferta cultural inagotable
Parque Ueno : Se despliega al norte de la ciudad, y constituye una de las áreas verdes más extensas de la ciudad. La mejor época para apreciar su belleza es la primavera, momento en el que florecen sus numerosos cerezos. Del mismo modo, tampoco desmerecen los lagos y santuarios que salpican el recinto.
Gastronomía tokiota: el Edomae como buque insignia
Concretamente, el Edoamae deja su imprenta en muchos de los platos típicos de la gastronomía nipona, tales como la tempura (verduras rebozadas con maicena), el soba (fideos elaborados con harina de alforfón y servidos con salsa o caldo) y el unagi (anguilas). En el caso del Edoamae zushi —sushi al estilo tokiota— éste toma como productos básicos los diferentes tipos de pescado y marisco que pueden encontrarse en los puertos pesqueros próximos a Tokio, como el atún, el bonito, el mero o las angulas.
La magia de los festivales sintoístas
Una de los aspectos que más llaman la atención del recién llegado es el importante rol que adquieren los festivales (o matsuri) en la vida cotidiana de la población nipona. Su origen es fundamentalmente sintoísta y abarcan celebraciones que van desde los desfiles callejeros hasta los picnics que tienen como escenario los parques públicos.