Introducción
Pocas ciudades del mundo logran salir airosas a la hora de conciliar las exigencias de la modernidad y el progreso con un poso cultural y arquitectónico que ha permanecido intacto durante siglos. Precisamente, éste es el caso de la capital japonesa: Tokio, situada en la costa este de la isla nipona de Honshu y habitada por la friolera de 13 millones de personas.
Más de un centenar de parques y una oferta cultural inagotable
Parque Ueno : Se despliega al norte de la ciudad, y constituye una de las áreas verdes más extensas de la ciudad. La mejor época para apreciar su belleza es la primavera, momento en el que florecen sus numerosos cerezos. Del mismo modo, tampoco desmerecen los lagos y santuarios que salpican el recinto.
Gastronomía tokiota: el Edomae como buque insignia
Concretamente, el Edoamae deja su imprenta en muchos de los platos típicos de la gastronomía nipona, tales como la tempura (verduras rebozadas con maicena), el soba (fideos elaborados con harina de alforfón y servidos con salsa o caldo) y el unagi (anguilas). En el caso del Edoamae zushi —sushi al estilo tokiota— éste toma como productos básicos los diferentes tipos de pescado y marisco que pueden encontrarse en los puertos pesqueros próximos a Tokio, como el atún, el bonito, el mero o las angulas.
La magia de los festivales sintoístas
Dado el poder de convocatoria que ejerce el calendario japonés entre el público foráneo, es recomendable que quienes visiten Tokio durante el Año Nuevo occidental (del 28 de diciembre al 4 de enero) o a lo largo la Semana Dorada organicen el viaje con la máxima anticipación posible. Igualmente, es conveniente subrayar que durante los días festivos la mayoría de establecimientos comerciales y restaurantes permanecen cerrados.