Hotel Villa Luppis

“Una joya escondida entre Venecia y los Dolomitas: mi encantadora estancia en el Hotel Villa Luppis”

El Hotel Villa Luppis es un lugar encantador y extraordinario ubicado entre Venecia y el mar, con los Dolomitas que ofrecen caminatas y vistas impresionantes. Este antiguo monasterio se transformó en una mansión privada hace 300 años y más tarde en una joya perfecta de hotel. Lo encontré por casu... Más

El Hotel Villa Luppis es un lugar encantador y extraordinario ubicado entre Venecia y el mar, con los Dolomitas que ofrecen caminatas y vistas impresionantes. Este antiguo monasterio se transformó en una mansión privada hace 300 años y más tarde en una joya perfecta de hotel. Lo encontré por casualidad con expectativas limitadas, pero fue amor a primera vista, un sentimiento que se profundizó durante mi estadía de tres noches. No puedo precisar exactamente qué lo hizo tan especial. Las habitaciones son buenas, aunque no extraordinarias, así que debe haber sido otra cosa. Quizás fue la forma en que se encienden las velas en los árboles por la noche, la amabilidad del personal, la ubicación ideal, cerca de todo pero en el campo, el hermoso jardín tipo parque o una combinación de todos estos elementos. . Sea lo que sea, estoy decidido a regresar, esta vez para pasar una estancia tranquila con mi esposa.

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“¡DIOS MÍO! ¡DEBES quedarte aquí!”

Mi marido y yo estábamos visitando a una familia en Rivarotta Di Pasiano y nos alojamos en Villa Luppis por primera vez. El personal, los jardines, la comida y la ubicación fueron más que perfectos. No puedo recomendar lo suficiente este monasterio reformado (construido en el año 800).

“Sentimientos encontrados”

Recientemente nos alojamos en este hotel por una noche y nos fuimos con sentimientos encontrados. Llegamos y, después de algunas maniobras estrechas, aparcamos el coche en un gran aparcamiento, donde inmediatamente "fuimos recibidos" por varios bonitos coches antiguos. Mientras caminábamos por u... Más

Recientemente nos alojamos en este hotel por una noche y nos fuimos con sentimientos encontrados. Llegamos y, después de algunas maniobras estrechas, aparcamos el coche en un gran aparcamiento, donde inmediatamente "fuimos recibidos" por varios bonitos coches antiguos. Mientras caminábamos por un pasillo hacia el área de recepción, nos dimos cuenta de que nos esperaba un regalo. Qué hermoso edificio en un pequeño pero encantador jardín tipo parque. La señora de la casa nos recibió con una cálida sonrisa y nos registramos. Fue una experiencia tranquila y agradable. Nos ayudaron con nuestro equipaje y nos llevaron a nuestra habitación. Esto también fue hermoso. Decorado con muy buen gusto, amplio espacio tanto en la cama como en el baño con calefacción por suelo radiante. Fuimos a la hermosa sala de estar para tomar unas copas, disfrutando de la chimenea. Hasta ahora, cinco de cinco estrellas: ¡fantástico! Llegamos a las 19:10 horas al restaurante para enterarnos por el personal que solo abren a las 19:30 horas. ¿Eh? En todas partes había carteles (por ejemplo, en el ascensor) que mencionaban el horario de apertura del restaurante para el desayuno, el almuerzo y la cena, ¡y decía que eran las 19:00 horas! Pero bueno, al menos no nos echó. Nos sentamos en una preciosa mesa redonda junto a la chimenea. Pedí nuestra agua y una botella de vino y examiné el menú. No había menú fijo, así que del menú a la carta ambos elegimos el risotto de marisco como entrante, que estaba muy bien. Para los platos principales, mi esposa comió chuletas de cordero y se sintió un poco decepcionada porque no estaban bien asadas. Lamento haber elegido el plato principal de pescado y marisco frito. Todo lo que había en mi plato estaba frito y rebozado, incluso los langostinos y las gambas, que todavía estaban con cáscara. ¿Cómo se supone que vas a comer eso? ¿Primero pelar la masa y luego pelar los mariscos? El hecho de que esto se sirviera sobre una cama de polenta muy seca y sin sabor tampoco ayudó mucho. A raíz de estos platos principales, decidimos saltarnos los postres. Tuvimos una buena noche de sueño en nuestra cama, cuyo colchón era un poco duro. Mi única queja sobre la habitación es que tuvimos que ducharnos en una bañera pequeña, con mamparas que no ayudaron mucho. Después de ducharnos, gran parte del suelo estaba empapado. El desayuno era un buffet, con una variedad bastante limitada. La mayor decepción fue la calidad del pan. Tanto el pan como los panecillos definitivamente no estaban frescos. De hecho, comimos exactamente el mismo pan durante la cena de la noche anterior, y ya estaba seco. Un lugar tan agradable, con gente amable, donde el restaurante, por ejemplo, la parte de catering, no está a la altura del edificio y la ubicación de cuento de hadas. ¿Quizás tuvimos mala suerte durante el invierno y solo tuvimos unos pocos invitados?

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“hotel italiano”

vuelvo a lo mismo hotel recargado, no me van a mi estos hoteles, los alrededores si que son una pasada jardines .....etc la cena..pues podía estar mejor y más rápidos eso fue eterno, la verdad no volvería