¿Volamos hacia allí?
Vibrante ciudad
Capital del mayor país del mundo y punto neurálgico del comunismo en tiempos del Telón de Acero, Moscú sigue irradiando fascinación, solemnidad, secretismo y ese halo de orgullo que desde siempre ha acompañado al pueblo ruso. Hogar de 11,5 millones de habitantes y testigo de la grandeza de un poderosísimo imperio, la patria de los zares es hoy una atracción turística que bien vale la pena conocer. Para ello, nada mejor que burlar el que pudiera ser el gran enemigo del viajero: el frío. Dominada por un clima continental extremo, Moscú alcanza temperaturas medias en enero de –11 ºC, con mínimas absolutas de –42 ºC. Por ello, la época más recomendable para descubrir la principal ciudad de Rusia es el verano, cuando los termómetros presentan valores medios cercanos a los 20 ºC.
La historia de esta fascinante urbe se remonta 800 años atrás, cuando Moscú no pasaba de ser un pueblo de casas de madera dispuestas en torno a la residencia del príncipe, que evolucionaría hasta dar paso a la ciudadela del Kremlin. A finales del siglo XIV, la madera cedió el testigo al ladrillo y la piedra de la mano de Iván I, mientras que a finales del siglo XVI se alzó el área residencial de Bielogorod o Ciudad Blanca. Asimismo, en las inmediaciones de la ciudad empezaron a elevarse monasterios que aún hoy hipnotizan y atrapan al recién llegado por su belleza.
Ya en el siglo XVIII, el principado de Moscú ya controlaba un vasto imperio que se extendía desde la actual Polonia hasta el Pacífico, pero que parecía incapaz de subirse al tren del progreso y la modernidad. Aunque el régimen feudal fue abolido en 1861, las precarias condiciones de vida del campesinado fueron —junto a la derrota en la Primera Guerra Mundial y las hambrunas— el germen de un descontento popular insostenible, que en 1917 precipitó la caída del último zar, Nicolás II, y el estallido de la Revolución de Octubre. Este episodio culminaría con el nacimiento de la URSS en 1922, un Estado federal dirigida por el Partido Comunista que ocupó una extensión muy parecida a la del desaparecido imperio ruso. Liderado sucesivamente por Vladímir Lenin y Iósif Stalin, que sumergió al país un régimen de terror y persecuciones, Moscú se convirtió en el principal adversario ideológico de Washington tras el fin de la Segunda Guerra Mundial; son los años del mutismo, del espionaje y del control omnímodo del KGB. De una guerra fría que enfrentó a dos mundos y dos ideologías durante décadas. La situación se prolongaría hasta 1991, momento en el que se produjo la disolución de la URSS (Rusia alcanzaría la independencia un año después), si bien previamente el secretario general del PCUS, Mijail Gorvachov, ya había traído un cierto aperturismo de la mano de la Perestroika.
Los requisitos legales para entrar en Rusia son tener un pasaporte con una validez mínima de seis meses y solicitar un visado. Todos aquellos que lleguen a Rusia para una estancia temporal, deberán registrar su pasaporte ante la policía (UFMS) en un plazo de tres días laborables, contando desde el día de la llegada. También es obligatorio llevar siempre encima el pasaporte y el visado, puesto que pueden ser requeridos en cualquier momento por la policía rusa. En cuanto a las vacunas, no hay ninguna obligatoria.
La moneda oficial de Rusia es el rublo. Aproximadamente, 40 rublos equivalen a un euro (datos de septiembre del 2012). Actualmente, hay un buen número de compañías aéreas que operan vuelos a Moscú desde España, como Aeroflot, Iberia, Vueling (desde Barcelona, Palma de Mallorca e Ibiza), KLM Swiss Internacional Air Lines, Czech Airlines o Lufthansa, aunque muchas de ellas hacen escala en otros aeropuertos. A su vez, también existe la posibilidad de viajar en tren desde Bruselas, aunque esta opción implica un tedioso recorrido que toma un día y una noche. Además, a esto hay que añadir una larga espera en la frontera debido al cambio del ancho de vía férrea. La estación de llegada es la de Belorusski. Por supuesto, también está la opción de tomar un autocar desde la República Checa, Polonia, Hungría o Eslovaquia, aunque el viaje puede hacerse eterno y bastante incómodo.
A pesar de que la oferta de hoteles en Moscú ha mejorado en las últimas dos décadas, coincidiendo con la disolución de la URSS, lo cierto es que no siempre resulta fácil conseguir alojamiento, ya que la red hotelera continúa siendo un tanto escasa, especialmente por lo que respecta a los establecimientos de precio medio o bajo. No obstante, las agencias de viaje disponen de paquetes turísticos que contribuyen a rebajar sensiblemente el coste del viaje.
En cualquier caso, Moscú y sus cautivadores rincones reciben con los brazos abiertos al viajero, ávidos de sumergirlo en el embrujo de un pasado intenso y de un presente que nunca decepciona. Dobro Pozhalovat!
Qué hacer en Moscú
Aunque su mayor icono es la plaza Roja, el interminable callejero de Moscú brinda al viajero otros muchos atractivos. A continuación, se resumen algunos de los principales reclamos de la capital rusa. Un abanico de propuestas que pueden redondearse con un sugerente crucero por el río Moscova.
- Casa Mélnikov
Esta vivienda, que se halla en Krivoarbatskiy pereulok, 10, fue proyectada en 1927 por Konstantin Mélnikov (1890-1974), uno de los puntales del constructivismo ruso. Está hecha de ladrillo recubierto de estuco blanco y tiene como rasgo más remarcable sus hileras de ventanas hexagonales. El hijo del arquitecto, Víctor Mélnikov, tenía un estudio en este inmueble que utilizó hasta su muerte en el 2006.
- Casa Museo Beli
Este edificio —sito en Ulitsa Arbat, 55, y contiguo a la Casa Museo Pushkin— fue testigo de la infancia del escritor simbolista Borís Bugaev, más conocido como Andréi Beli (1880-1934). Actualmente, sólo se conservan dos habitaciones de la casa familiar. En una de ellas se muestras fotografías sobre la vida y obra de Beli. Sin duda, la pieza más notable es Línea de la vida, una ilustración inspirada en los cambios del estado de ánimo del autor.
- Casa Museo Chéjov
Entre 1886 y 1890, el dramaturgo y médico Antón Chéjov residió en esta casa, situada en Sadovaya-Kudrinskaya ulitsa, 6. No obstante, su aspecto es un tanto diferente al de la época, ya que la viuda de Chéjov impulsó una serie de reformas antes de que el inmueble se convirtiera en museo en 1954. A pesar de que las pertenencias del doctor son escasas, vale la pena prestar atención a algunas fotografías, como en la que aparece al lado de León Tolstói. A su vez, es recomendable fijarse bien en el piso superior, que exhibe una decoración exquisita, así como a una exposición que da a conocer la trayectoria de Chéjov como autor de piezas teatrales.
- Casa Museo Lérmontov
En el número 2 de Ulitsa Malaya Molchonovka, abre sus puertas este museo dedicado al poeta, novelista y compositor Mijaíl Lérmontov (1814-1841), uno de los puntales del romanticismo ruso. En esta casa vivieron el escritor y su abuela entre 1829 y 1832, coincidiendo con el paso de Lérmontov por la Universidad de Moscú. Fue aquí donde el joven escribió el borrador de su poema El demonio, que vio la luz en 1839. El museo dispone de cinco habitaciones, en las que aún se conservan una guitarra, un piano y un violín utilizados por el propio autor, sin olvidar el mobiliario original del salón. En la planta baja, el visitante podrá admirar algunos dibujos y acuarelas, todos ellos firmados por Lérmontov.
- Casa Museo Pushkin
Este encantador piso azul y blanco, que se halla en Ulitsa Arbat, 53, albergó la residencia del poeta Alexander Pushkin (1799-1837) durante los tres primeros meses que siguieron a su matrimonio con Natalia Goncharova (el enlace tuvo lugar en 1831). En cualquier caso, la felicidad de los recién casados no duró demasiado: en mayo de ese mismo año, el escritor se instaló en San Petersburgo, donde murió seis años después, tras resultar herido en un duelo con el oficial francés D’Anthès.
- Casa Museo Scriabin
Situada en el número 11 de Bolshoy Nikolopeskovskiy pereulok, se trata de la residencia en la que murió el compositor y pianista Alexandr Scriabin (1872-1915). La casa se conserva tal y como la decoró, utilizando para ello lujosos muebles modernistas. Además, el museo también exhibe manuscritos y otras pertenencias del artista. En la planta baja del museo se organizan conciertos con regularidad.
- Casa Museo Tolstói
Los amantes del célebre novelista no deben dejar de acercarse hasta el número 21 de Ulitsa Lva Tolstovo, donde les aguarda una de sus residencias. Aquí fue donde el creador de Guerra y paz y Ana Karenina pasó los inviernos entre 1882 y 1901 en compañía de su mujer y de los nueve hijos que sobrevivieron (Tolstói tuvo trece). En 1921, el inmueble se convirtió en museo por deseo de Lenin. Hoy, pueden admirarse el escritorio del autor, donde alumbró su última novela: Resurrección. Además, también vale la pena dedicar unos minutos al comedor, presidido por un retrato de la hija favorita del escritor: María.
- Casa Pashkov
Sita en Ulitsa Znamenka, 6, fue en su día una de las mansiones más majestuosas de la ciudad. De 1784 a 1788, fue reconstruida en estilo neoclásico para albergar la residencia de Piotr Pashkov, quien animó a sus empleados a lograr el edificio más bello de toda la localidad. En 1839, un pariente vendió la casa al Instituto de Nobles de Moscú, que la ocupó hasta 1861. A partir de esa fecha, acogería el Museo Rumiantsev, aunque tras la Revolución de Octubre adquiriría el nombre de Biblioteca Lenin. Hoy, la Biblioteca Estatal Rusa cuenta con un fondo bibliográfico de 40 millones de documentos, entre libros, diarios, grabaciones, microfilmes y pinturas.
- Catedral del Cristo Redentor
La seo (Ulitsa Volkhonka, 15), originaria de finales del siglo XIX y demolida en 1931 por deseo de Stalin (quería instalar allí una piscina al aire libre), fue reconstruida entre 1994 y 1997 por el entonces alcalde Yuri Luzhkov. El coste de las obras superó los 200 millones de dólares, sufragados con dinero público. Desde 1998, la planta baja da pequeña a un pequeño museo. Se aconseja subir a la cúpula, ya que desde allí se puede disfrutar de una magnífica vista sobre Moscú. Como apunte histórico, baste indicar que el edificio primitivo había sido erigido para conmemorar la liberación de la ciudad de la Grande Armée o Gran Ejército.
- Centro de Exhibiciones de Rusia
En tiempos de la URSS, este enclave se convirtió en uno de los principales escaparates de los logros del régimen comunista (de hecho, aún puede contemplarse la lanzadera espacial que mandó al espacio al primer cosmonauta, Yuri Gagarin). No obstante, tras el fin del período soviético, el complejo ha adquirido un cariz más comercial, aunque todavía sigue acogiendo exposiciones. Sus pabellones constituyen una sugerente explosión de estilos arquitectónicos.
- Galería Estatal Tretyakov
Está ubicada en Lavrushinskiy pereulok, 10. Sus orígenes hay que buscarlos en 1892, momento en el que fue creada por el acaudalado comerciante Pavel Tretyakov, quien donó su colección privada a Moscú en 1892. Hoy por hoy, esta institución es depositaria de la mayor colección de arte ruso del mundo, con obras de pintores como Alexéi Sabrasov, Alexander Ivanov, Iliá Yefímovich Repin, Mijaíl Vrubel o Andréi Rubliov, quein firma una deliciosa Trinidad. Su espectacular fachada, de 1902, es obra de Víctor Vastenov.
- Iglesia de la Ascensión de Kolómenskoe
Situada a la orilla derecha del río Moscova, la zona sirvió en el pasado sirvió como residencia de los grandes duques y zares. Documentada desde el segundo tercio del siglo XIV —aparece citada en el testamento de Iván I—, hoy en día alberga un museo nacional (fue creado en 1923) y una joya de la arquitectura rusa de los siglos XVI y XVII. En 1994, este edificio ingresó en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
- Kremlim
La que fuera la ciudadela de los zares y el cuartel general de la desaparecida URSS acoge actualmente la residencia oficial del presidente ruso, y es el símbolo más paradigmático del poder estatal; de hecho, kreml quiere decir ‘fortaleza’. Erigido por primera vez en 1156 —año en el que el príncipe Yuki Dolguruki ordenó construirlo en madera—, fue ampliado a finales del siglo XV por deseo del zar Iván III, quien confió su ampliación a prestigiosos arquitectos italianos. Éstos fueron los artífices de la catedral de la Asunción y el palacio Facetado, que aúnan elementos de la escuela rusa y de la arquitectura renacentista. Ya en el siglo XX, Stalin ordenó clausurar el recinto y destruir alguna de sus iglesias y palacios. Sin embargo, dos años después de la muerte del dictador, acaecida en 1953, parte del complejo volvió a abrirse al público. Entre sus edificios religiosos, se cuentan la catedral del Arcángel —donde se halla la tumba del zarevich Dimitri, hijo menor de Iván el Terrible— y la iglesia del Manto de la Virgen, mientras que en el apartado de edificios históricos, descuellan el Arsenal, el campanario de Iván el Grande (1505-1508), el palacio Térem, las torres del Salvador y de la Trinidad, la Administración Presidencial, el Senado y el Gran Palacio del Kremlin, que da cabida a enormes salones en los que se llevan a cabo ceremonias oficiales. Finalmente, también se puede pasear por los jardines Alexandrovsky (el primer parque público de Rusia) o visitar dos museos: la Armería Estatal y el palacio del Patriarca, reconstruido entre 1652 y 1656. Desde 1990, el Kremlin forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
- Kuskovo
Antes de la Revolución rusa y durante dos siglos, fue la residencia de campo de la familia Sheremétiev, una saga de aristócratas. La construcción del complejo fue ordenada en 1743 por Piotr Sheremétiev tras casarse con Varvara Cherkasskaya. Aunque los elegantes jardines franceses suelen ser el enclave más admirado, tampoco hay que perderse la iglesia de San Miguel Arcángel (1737-1738), el palacio de Madera —de factura neoclásica—, la Casa Suiza, la Casa Holandesa, la Casa Italiana —diseñada por un arquitecto ruso—, la Gruta o el invernadero (1761-1762), que acoge un museo de la cerámica,
- Monasterio Alto de San Pedro
Situado en Ulitsa Petrovka, 28, fue fundado en tiempos de Iván I y rehecho a finales del siglo XVII con la ayuda de la familia Narishkin, que estaba emparentada con Pedro el Grande. Cuenta con seis iglesias, una de las cuales es la iglesia-refectorio de San Sergio, rematada con cinco cúpulas. También conviene fijarse en la iglesia del Metropolitano de San Pedro. Su única cúpula fue construida entre 1514 y 1517 por Aleviz Novvi.
- Monasterio de Novodévichi
Emplazado al sur de Moscú (Novodevichiy proezd, 1) y fundado en 1524 por Basilio III para conmemorar la toma de Smolensk a Lituania, se trata de un conjunto monástico fortificado de gran belleza. Entre sus mayores reclamos, se cuentan la iglesia de la Intercesión, la catedral de la Virgen de Smolensk, la iglesia de San Juan —con un precioso campanario octogonal de 1690 y 72 m de altura—, el palacio Lopuijin, la iglesia de la Transfiguración, la iglesia de San Ambrosio, el palacio de Irina Godunova y el cementerio de Novodévichi, donde reposan un buen número de rusos ilustres, como Krushev, Chéjov o Eisenstein. En el 2004, este cautivador conjunto monástico —que puede visitarse de miércoles a domingo y algunos festivos— fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
- Monumento a Pushkin
Situada en la plaza homónima, se trata de la primera estatua dedicada a un poeta en toda Rusia. Erigida en 1880 sobre un pedestal y rodeada de flores, su construcción fue costeada mediante donativos anónimos. Hoy por hoy, es uno de los lugares de encuentro preferidos de los moscovitas.
- Museo de las Colecciones Privadas
El edificio que acoge esta institución —ubicado en Ulitsa Volkhonka, 14— albergó anteriormente el hotel Knyazhiy Davor. El museo fue inaugurado en 1994 y cuenta con diversas colecciones privadas. La más importante es la de Iliá Zilberstein, que incluye obras de artistas rusos como Iliá Yefímovich Repin (cliente del antiguo hotel, por cierto), Iván Shishkin o Konstantin Somov.
- Museo de Historia Moderna
Sito en Tverskaya ulitsa, 21, este museo se halla en una mansión de finales del siglo XVIII. Aunque en sus orígenes el edificio albergó el Museo de la Revolución, tras la caída de la URSS se modificaron sus contenidos para brindar una visión más completa de la evolución de Rusia entre 1900 y 1991. Algunas de las piezas que allí se muestran son un cañón, unas granadas de fabricación doméstica, porcelanas propagandísticas y una cámara de fotos que el sucesor de Stalin, Krushev, utilizó en 1959 durante un viaje a EE.UU.
- Museo Pushkin de Bellas Artes
Emplazado en Ulitsa, 12, e inaugurado en 1998, esta institución da cabida a una magnífica colección de obras francesas impresionistas y postimpresionistas, a cargo de autores como Renoir, Cézanne o Matisse. En cualquier caso, el fondo del museo también da cabida a interesantes muestras de pintura medieval, como un tríptico del siglo XIV de Pietro di Giovanni Lianori, u obras de artistas flamencos del siglo XVII, como Rubens, Jordaens o Rembrandt. Finalmente, tampoco hay que dejar de admirar algunas creaciones de juventud de Picasso o la Anunciación de Botticelli.
- Palacio de los Boyardos Románov
Este edificio, situado en el número 10 de Ulitsa Varvarka, fue erigido por Nikita Románov en el siglo XVI y albergó la residencia de la familia Romanov hasta 1631, año en el que Mijaíl Románov se trasladó al Kremlin con su familia tras convertirse en zar. El inmueble tiene la categoría de Museo desde 1859. El piso superior, que se agregó en el siglo XIX, presume de una exquisita decoración, patente en un techo tallado con mucho gusto. Quizás lo menos interesante sean los sótanos, repletos de objetos anodinos de la vida cotidiana.
- Parque Gorki
Situado a tan sólo 2 km del centro urbano y junto al río Moscota (en Krymskiy val, 9), estos relajantes jardines del siglo XVIII han sido construidos en honor al escritor soviético Máximo Gorki. Además, este lugar es un escenario habitual para conciertos al aire libre. Durante el período soviético, se instalaron altavoces para difundir mensajes propagandísticos.
- Plaza Roja
Sin duda, se trata del enclave más emblemático del callejero de Moscú. Sus ingentes dimensiones (mide 500 m de longitud), así como su condición de escenario de numerosas arengas y ejecuciones, hacen de ella un lugar singular. A finales del siglo XV, Iván III ordenó tirar a tierra los edificios situados ante el Kremlin para construir esta plaza. Aunque en un principio sirvió para dar cabida a un mercado —el llamado torg—, más adelante se convertiría en un enclave recurrente para las manifestaciones religiosas y, más tarde, políticas y militares. Su principal reclamo es la catedral de San Basilio, erigida en el siglo XVI y formada por ocho iglesias vertebradas en torno a un domo principal. La soberbia y colorida seo, no obstante, comparte protagonismo con el mausoleo de Lenin, donde reposa el cuerpo embalsamado del líder comunista (la entrada es gratuita y puede visitarse todos los días de las 10:30 h a las 13:00 h excepto los lunes y viernes). El rosario de monumentos de la plaza Roja se redondea con el GUM, la mayor galería comercial del país; las puertas del Salvador y de la Resurrección, el Museo Histórico, el Lobnoe Mesto —estrado desde el que hablaba el zar— y la catedral de Kazán, erigida en 1937 reproduciendo una anterior de 1637. Una última curiosidad: la denominación de la plaza es anterior a la Revolución bolchevique, por lo que nada tiene que ver con la asociación entre el color rojo y el comunismo. En 1990, este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
- Spasopeskovskiy
Esta tradicional callejuela y la plaza aneja, Plóshchad Spasopeskovskaya, reúnen la esencia más tradicional de Arbat, el antiguo arrabal que se despliega a la izquierda del Kremlin. La plaza aún está presidida por el majestuoso campanario de la iglesia del Salvador de la Arena, del siglo XVIII. Justo enfrente, se halla un pequeño jardín dedicado a Alexander Pushkin. Al otro lado de la plaza, el viajero se topará con la denominada Casa Spaso, una sugerente mansión de factura neoclásica que data de 1913. Desde 1933 ha albergado la residencia del embajador estadounidense.
- Teatro Bolshói
Situado en la plaza del Teatro, este imponente edificio neoclásico —sin duda, uno de los más llamativos de la capital rusa— es la sede de una de las compañías de ballet más antiguas del mundo. Fue inaugurado en 1780, pero el incendio sufrido en 1805 obligó a rehacerlo hasta 1825, siguiendo los planos de Andréi Mijailov y Osip Bove. No obstante, en 1853 volvió a ser pasto de las llamas, por lo que Albert Kavos lo reconstruyó en 1856. Su fachada frontal está coronada por el soberbio conjunto escultórico Apolo en el carro del Sol, obra de Piotr Klodt, mientras que en su interior destacan el Palco Real y el Salón Beethoven, donde hoy tienen lugar conferencias y conciertos de música clásica.
Gastronomía rusa: nada que ver con la célebre ensaladilla
Son muy pocos quienes realmente han oído hablar acerca los entresijos de los fogones de este extensísimo país. De hecho, es posible que si alguien pregunta por uno de sus platos típicos, obtenga como respuesta la ensaladilla rusa (que, para colmo, no se consume en las tierras del Volga).
En cualquier caso, este desconocimiento no se corresponde con el glorioso pasado de la cocina local. Sin ir más lejos, en la época de los zares alcanzó un gran refinamiento, dado que los aristócratas no dudaron en rodearse de los mejores cocineros franceses. En 1917, la Revolución de Octubre acabaría con sus privilegios, y con ellos, la alta cocina clásica. Las bajísimas temperaturas que se registran en todo el país explican por qué el recetario ruso está repleto de platos nutritivos y contundentes. Este rasgo se acentúa durante el período invernal, en el que los tubérculos y verduras —como las patatas, la col y la remolacha— se convierten en los grandes protagonistas.
Asimismo, no hay que perder de vista su condición de antigua capital de un gran imperio que se desplegaba entre Polonia y el Pacífico. Ésta cristaliza en la variada oferta culinaria que caracteriza a los restaurantes de la capital rusa. Lo mismo ocurre con otros ingredientes habituales procedentes de otras latitudes, como el tomate o la berenjena, originarios del Cáucaso. A su vez, las especias, muy apreciadas en las ex repúblicas soviéticas de Asia central, otorgan un toque aromático, no exento de exotismo.
En el caso de Moscú, no obstante, no hay que perder de vista el gran peso que adquieren las frutas y hortalizas. Muchos moscovitas las cultivan en los huertos de sus casas de veraneo, situadas a las afueras de la capital. De ahí que las conservas y las salmueras sean todo un clásico. Entre los platos de mayor renombre internacional, destacan los blinis (pequeñas tortas de alforfón y mantequilla rellenas del famoso caviar) y el borscht (sopa de remolacha con carne de buey o verdura, nata agria y eneldo). Mientras que este último suele consumirse durante la Cuaresma, los blinis son una de las recetas campesinas más celebradas. A su vez, tampoco hay que perder de vista la solianka (una refrescante sopa), las gribi (setas encurtidas con nata agria) o la okroshka, una sabrosa sopa elaborada con kvas (una bebida alcohólica de baja graduación).
Del mismo modo, los numerosos ríos y lagos que salpican la geografía rusa también hacen su particular aportación, con especialidades como la uja (una sopa de fácil elaboración), el esturión o el caviar. A su vez, el salmón admite un sinfín de fórmulas. Por supuesto, también es digna de mención la kulebiaka, una rica empanada de espinacas y pescado (preferentemente salmón) que se prepara con huevo, manteca de cerdo, arroz, cebolla y eneldo. Y si se tiene un presupuesto ilimitado, nada mejor que probar el prohibitivo chatka o cangrejo real, que también se vende enlatado.
En el apartado de carnes, cabe referirse a uno de los buques insignia de la cocina rusa: el stroganoff, un plato de carne de ternera con salsa de setas. Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando fue creado por el cocinero de la rica familia de San Petersburgo que hoy le da nombre. En cuanto a los postres, destacan la charlotte rusa (herencia de los chefs galos, con bizcochos, nata y frambuesa) o el requesón de Pascua. Tampoco faltan los zumos de fruta o sok, así como las bebidas dulces que se obtienen a partir del hervido de la fruta en agua azucarada (kompot). En el caso del zumo de arándanos, éste recibe el nombre de mors.
A la hora de comer, los rusos abren boca con los zakuski o entremeses, indefectibles en cualquier mesa moscovita antes de cada almuerzo. Esta selección de entrantes suele incluir blinis, gribis, queso feta con especias, pan de centeno, pepinillos, arenques en salmuera y algún pescado salado, todo ello acompañado de una crema de nata agria. A continuación, se sirven un primer plato y un segundo. A priori nada extraordinario, de no ser porque este procedimiento tan habitual en Occidente lo inventaron y exportaron precisamente los zares, con la inequívoca etiqueta de menú ruso. De hecho, hasta el ecuador del siglo XIX, en Europa se presentaban todos los platos a la vez.
Por lo que respecta a las bebidas alcohólicas, hay que referirse en primer lugar a un auténtico símbolo nacional: el vodka, elaborado desde el siglo XIV o XV e inventado por los monjes moscovitas. El tradicional vodka blanco se obtiene de los cereales. Tal vez el más conocido sea el Moskovskaya, de gran calidad, aunque tampoco desmerece el Stolichnaya, a base de trigo y centeno y con un sabor levemente azucarado— y el Kubanskaya, preparado originariamente por los cosacos y un poco más amargo. Sin embargo, también se consume vodka con sabores frutales o mezclado con otras bebidas alcohólicas, cuya tonalidad es amarilla o anaranjada. Entre ellos, hay que referirse al Limonnaya —con cáscara de limón— o el Okhotnichya, con clavo, enebro y jengibre. Por su parte, el Starka o vodka viejo suele contener una mezcla de coñac, oporto y hojas e manzano y peral.
Otras clásicos de las destilerías rusas, además del ya mencionado kvas, es la cerveza o pivo, comercializada por marcas de prestigio como Baltika, Kolos, Moskovskoe o Zhigulevskoe. En el Mercado Central de Moscú, el viajero podrá encontrar tanto productos típicos como alimentos de importación para preparar éstas y otras especialidades.
Eventos, fiestas y festivales en Moscú
Por su condición de país cuya población es mayoritariamente cristiana ortodoxa, buena parte de las festividades rusas se basan en este calendario litúrgico. A continuación, se resumen las fechas más señaladas.
- Año Nuevo
Esta festividad se extiende del 1 al 5 de enero.
- Navidad ortodoxa rusa (Rozhdestvo)
Se celebra el 7 de enero, aunque con menos intensidad que la Cuaresma. Esta jornada acoge algunas actividades infantiles en el Gran Palacio del Kremlin. Las fiestas reciben el nombre de Yolka (árbol de Navidad). Además, el parque Gorki acoge una muestra de esculturas de hielo.
- Día de Santa Tatiana (Tatyanin den)
El 25 de enero coincide con el aniversario del decreto fundacional de la Universidad de Moscú en 1755. Esta jornada es un festivo académico.
- Festival Internacional de la Iglesia Ortodoxa
Durante todo el mes de febrero, diversos lugares de la ciudad acogen conciertos y exposiciones de temática religiosa.
- San Valentín (Den suyatovo Valentina)
Aunque con menos seguimiento que en otros países occidentales, las parejas rusas celebran su día el 14 de febrero.
- Día de los Defensores de la Patria (Den zashchitnikov rodiny)
El 23 de febrero, los veteranos de guerra —y los hombres en general— reciben regalos de manos de las mujeres. Se trata de la versión masculina del Día de la Mujer Trabajadora.
- Carnaval (Maslenitsa)
Entre finales de febrero y principios de marzo —la fecha exacta varía en función del calendario lunar—, el Carnaval llena las calles de Moscú de desfiles y conciertos.
- Día Internacional de la Mujer Trabajadora (Mezhdunarodni den zhenshchin)
El 8 de marzo se conmemora el aniversario de la muerte de 129 empleadas neoyorquinas a causa del incendio que arrasó la fábrica en la que trabajaban (1908). Durante esta jornada, que es festiva, es habitual que los hombres obsequien con rosas a las mujeres. También se llevan a cabo representaciones teatrales especiales.
- Día de San Patricio
Se celebra el primer domingo posterior al 17 de marzo. Para festejar el día de su patrón, la comunidad irlandesa en Moscú organiza conciertos y desfiles.
- Domingo de Resurrección ortodoxo (Pasja)
Esta festividad, que tiene lugar en marzo, abril o principios de mayo dependiendo del calendario lunar, no siempre coincide con la Pascua católica. En las iglesias, tras el anuncio de la resurrección de Cristo a cargo del pastor, los feligreses se besan tres veces.
- Día de las Inocentadas (Den durakov)
Cada 1 de abril, es habitual gastar bromas a familiares, amigos y conocidos.
- Día de los Astronautas (Den kosmonavtiki)
El 12 de abril, un espectáculo pirotécnico recuerda la exitosa carrera espacial de la desaparecida URSS.
- Festival Alternativo
Se celebra a finales de abril o principios de mayo en el parque Gorki, que acoge algunos conciertos destinados a los jóvenes.
- Fórum de Moscú
También entre finales de abril y comienzos de mayo, la ciudad organiza un festival anual de música clásica y moderna.
- Día del Trabajo (Den trudi)
El 1 de mayo es festivo en toda Rusia. Aunque durante el período soviético Moscú acogía impresionantes desfiles militares (se mantiene, eso sí, el de la plaza Roja), la celebración se reduce hoy a algunos conciertos.
- Festival Internacional de Música de Viento
Se desarrolla durante la primera quincena de mayo.
- Día de la Victoria (Den pobedi)
Cada 9 de mayo, Rusia —así como Ucrania y la mayoría de ex repúblicas soviéticas— celebra el aniversario del triunfo de la antigua URSS y los aliados sobre el nazismo en 1945. Pese a que los actos ligados a esta fecha se suspendieron a comienzos de los años noventa, se retomaron en 1995. Desde entonces, los desfiles se han venido celebrando en la plaza Roja, a pesar de que el tradicional desfile militar se ha trasladado al monte Poklonnaya, en la zona oeste de la localidad. Moscú también alberga una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido y un espectáculo de fuegos artificiales por toda la ciudad.
- ¡Viva España!
A mediados de mayo, el Russian Academic Youth Theatre acoge este festival de flamenco. Su duración es de tres días, en los que también se pueden degustar algunos platos típicos de la gastronomía española.
- Día de la Guardia Fronteriza (Den pogranichnika)
Cada 28 de mayo, los patrulleros de frontera ya retirados se reúnen en el parque Gorki y en el teatro Bolshói.
- Domingo de la Trinidad (Troitsa)
Entre finales de mayo y principios de junio, la población de Moscú acude a los cementerios para limpiar sus tumbas y rendirles tributo.
- Aniversario del nacimiento de Pedro el Grande (Den rozhdeniya Petra Pervovo)
Se celebra el domingo posterior al 9 de junio. Los participantes lucen trajes típicos en Kuskovo.
- Día de Rusia (Den Rossii)
El 12 de junio es festivo en todo el país por dos razones, ya que se celebra el aniversario de la Declaración de Soberanía de Rusia (1990) y el de las elecciones generales de 1991, que se saldaron con la victoria de Boris Yeltsin.
- Concurso Internacional Tchaikovsky
Este certamen de música clásica se celebra cada cuatro años desde 1958, aunque la edición del 2006 se retrasó hasta el 2007 (la última tuvo lugar a mediados de junio del 2011). Aunque inicialmente sólo participaban violinistas y pianistas, hoy también se admite a cantantes, intérpretes de chelo y luthiers.
- Festival Internacional de Cine de Moscú
La cita, que inició su andadura en 1935, es el segundo certamen cinematográfico más antiguo del mundo después del de Venecia. Desde el 2000, se lleva a cabo anualmente durante la segunda quincena junio.
- Festival Sinfónico en los Patios de Moscú
A finales de junio y comienzos de julio, los patios históricos moscovitas dan cabida a conciertos improvisados.
- Día de la Marina (Den voennomorskovo flota)
El primer domingo después del 22 de julio, Moscú da cabida a un festival pirotécnico y a celebraciones con trajes típicos. No obstante, estas manifestaciones no admiten comparación con las que tienen lugar en San Petersburgo.
- Festival Musical de Verano
En agosto, diversos artistas formados en el Conservatorio de Moscú ofrecen conciertos nocturnos de música clásica.
- Día del Cine Ruso
Cada 27 de agosto, los cines moscovitas proyectan películas clásicas, la mayoría de las cuales han sido producidas en Rusia. La fecha en que tiene lugar este acontecimiento no es casual, ya que ese mismo día de 1919 Lenin firmó el decreto de nacionalización del cine.
- Exhibición Aérea Anual de Moscú
Hacia finales de agosto, la localidad de Zhukovskiy, situada al sureste de la capital rusa, acoge una demostración de pilotaje.
- Festival Internacional de Música Militar
Se celebra entre finales de agosto y principios de septiembre. En estas fechas, la plaza Roja se convierte en el escenario de espectaculares conciertos al aire libre amenizados con fuegos artificiales. En ellos participan miles de músicos de todo el mundo.
- Salón del Automóvil
También entre finales de agosto y principios de septiembre, Moscú dedica 100.000 m2 a las novedades de los principales fabricantes de coches. La cita tiene una duración de 10 días, aproximadamente.
- Inicio del curso escolar (Novii uchebnii god)
El 1 de septiembre, los niños moscovitas celebran el regreso a las aulas llevando flores a clase.
- Día de la Ciudad (Den Góroda)
El primer domingo de septiembre, la población recuerda el aniversario de la fundación de Moscú, que tuvo lugar en 1147. Sin embargo, la masacre acaecida en una escuela de Beslán en el 2004 ha ensombrecido esta fecha con su luctuoso recuerdo.
- FlowerExpo
Esta muestra, en la que participan profesionales de la floricultura y el paisajismo, se celebra durante la primera quincena de septiembre durante cuatro días.
- Street Punk Moscow
Este festival, a cargo de cantantes y bandas locales, tiene como escenario el parque Gorki y otros lugares de la capital. Se celebra en octubre.
- Festival Internacional Art November
Como su nombre indica, esta espectacular cita musical ocupa todo el mes de noviembre. Desde 1994, es uno de los principales referentes de la escena cultural moscovita. Para más información, se aconseja visitar el siguiente enlace (también disponible en inglés): http://www.art-november.ru
- Día de la Unidad Nacional (Den Narodnogo Edinstva)
Aunque el 4 de noviembre es festivo desde el 2005, lo cierto es que los orígenes de esta celebración se remontan al otoño de 1612, momento en que se produjo un levantamiento popular que expulsó de Rusia a las fuerzas de ocupación lituanas y polacas. Anteriormente, esta jornada recibía el nombre de Día de la Gran Revolución de Octubre, auque fue rebautizado posteriormente como Día de la Reconciliación.
- Festival Jóvenes Talentos de Rusia
Este certamen de música clásica se desarrolla a finales de noviembre.
- Festival de Navidad
Se lleva a cabo entre finales de diciembre y principios de enero y da cabida espectáculos de música clásica.
- Nochevieja (Novi god)
La noche del 31 de diciembre es testigo de la fiesta más importante del año. Ésta se celebra en familia con vino espumoso (shampanskoe). En esta jornada, la Señora Nieve y el Abuelo Invierno agasajan con regalos a niños y mayores. A medianoche, los moscovitas se concentran en la plaza Roja para recibir el nuevo año.