Cataluña: Barcelona y PortAventura World

Barcelona es una urbe con vocación internacional, en la cual el comercio, la industria y la vida cultural se localizan por cualquiera de las arterias que recorren la ciudad. Puntera en materias como el diseño, el arte o la arquitectura, Barcelona ha sido durante mucho tiempo sede de importantísimos eventos en nuestro país, además de ser una de las ciudades más dinámicas y activas del país.

Esta ciudad tiene un magnetismo y un encanto que ha atraído desde siempre a los viajeros, que acuden a descubrir su aura artística y cosmopolita. Y es que Barcelona ha sido y es una de las ciudades más vanguardistas del mundo, como evidenció el genial Antoni Gaudí con su arquitectura modernista, que se encuentra repartida por toda la ciudad y que representa uno de los grandes atractivos de la ciudad condal. La Sagrada Familia, el Park Güell y la Pedrera son sin duda algunos de los puntos imprescindibles que deben visitarse en la ciudad.

 

Respecto a los edificios religiosos que se encuentran repartidos por toda la ciudad, tienen especial relevancia la Catedral, ubicada en el barrio gótico, y la Basílica de Santa María del Mar –la llamada Catedral de los pobres–, que se encuentra en el barrio del Born, no muy lejos de la anterior. Ambos barrios, que forman parte del casco antiguo de la ciudad, merecen ser recorridos con calma, pues esconden rincones tan encantadores como la Plaza de Sant Felip Neri y la Plaza del Pi, que nos remontan al pasado medieval de la Ciudad Condal.

Para disfrutar del paseo y de la esencia barcelonesa no hay que olvidarse de recorrer las transitadas Ramblas o el majestuoso Paseo de Gracia, donde además de encontrar algunas de las obras de Gaudí se concentran numerosas tiendas de moda y de grandes marcas. Tampoco hay que desaprovechar la ocasión para acercarse a visitar alguno de los mercados de barrio de la ciudad, siendo el de la Boqueria –ubicado en las mismas Ramblas– y el de Santa Caterina –cerca de la Catedral–, dos de los más entretenidos y vistosos.

Finalmente, aquellos que quieran disfrutar del carácter mediterráneo de la ciudad, no deben perder la oportunidad de acercarse al barrio marinero de La Barceloneta, donde además de poder disfrutar de la deliciosa gastronomía catalana, podrán realizar un agradable paseo frente al mar. A lo largo de la costa urbana se suceden numerosas playas en las que deleitarse con las aguas del Mediterráneo, en las que además puede aprovecharse para disfrutar de la amplia oferta de deportes acuáticos.

Uno de los puntos más atractivos de la ciudad de Barcelona es la célebre montaña de Montjuïc, que además de reunir un extraordinario conjunto de museos, jardines y lugares de gran interés, tiene una gran relevancia histórica, pues está muy vinculada a la Exposición Universal de 1929 y a los Juegos Olímpicos del 1992. Se trata también de un fantástico lugar donde realizar un paseo y disfrutar de las vistas sobre la ciudad condal, por lo que supone una completa visita.

Uno de los accesos más habituales es el que da en la Plaza de España, a través de una amplia avenida en la que nos recibe la Fuente Mágica, una gran fuente central que en determinadas ocasiones durante la semana realiza un fantástico espectáculo de agua, luz y sonido. Otro de los principales atractivos que podemos visitar en Montjuïc son los diversos jardines que se encuentran repartidos a lo largo de toda la colina, siendo el Jardín Botánico uno de los más emblemáticos. Cabe mencionar también los jardines de Joan Brossa, los de Laribal –inspirados en la Alhambra de Granada–, los de Mossèn Jacint Verdaguer o los de Costa i Llobera.

Dentro de los monumentos históricos que alberga este paraje encontramos, en primer lugar, el Castillo de Montjuïc, que domina la montaña y todos los accesos marítimos a la ciudad. No es de extrañar, pues, que desde allí se obtengan algunas de las vistas panorámicas más extraordinarias de la ciudad. Por otra parte, en la montaña se ubica también lo que se conoce como el Anillo Olímpico, que corresponde al conjunto de edificios donde tuvieron lugar muchas de las competiciones de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Mención aparte merece el Pueblo Español, un recinto que fue creado para la Exposición Internación del año 1929 y que representa fielmente algunos de los pueblos y rincones más bellos de la geografía española. Muy cerca de éste se encuentra la Fundación Joan Miró, que alberga una fantástica colección de obras del autor y que expone itinerantemente diversas muestras de arte contemporáneo.

Para los amantes de los museos, hay que decir que pueden aprovechar la visita a Montjuïc para conocer alguno de los mejores de la ciudad. Es el caso del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) –ubicado en el fantástico Palacio Nacional–, el Museo de Arqueología de Cataluña, el Museo Etnológico de Barcelona o el CaixaForum.

La Basílica de la Sagrada Familia es sin duda uno de los grandes emblemas de la ciudad de Barcelona, por lo que cada año atrae la presencia de millones de visitantes. Éstos acuden de todas partes del mundo para ver de cerca una de las maravillas arquitectónicas del mundo, obra cumbre del famoso Antoni Gaudí e incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad realizada por la UNESCO.

A pesar de que comenzó su construcción en 1882, el edificio sigue actualmente en construcción, pero es tal su belleza que aun así se ha erigido como una de las visitas imprescindibles de la ciudad condal. En él, el prestigioso arquitecto catalán dedicó buena parte de su vida y lo mejor de su talento para armonizar la simbología cristiana a las ornamentaciones orgánicas, elementos que configuran hoy su principal seña de identidad.

El templo expiatorio diseñado por Gaudí se compone de cinco naves, tres de las cuales conforman una cruz latina encabezada por un ábside, decoradas en su interior por enormes columnas que imitan los troncos de los árboles. Exteriormente, el edificio presenta tres fachadas que simbolizan el nacimiento de Jesús, su muerte y resurrección, y la gloria de su mensaje, mientras que las torres que las flanquean representan los doce apóstoles de la Biblia –algunas de las cuales todavía están por construir–.

A éstas habrá que añadirle seis más en un futuro, que simbolizarían los cuatro Apóstoles, la Virgen María y Jesús. Actualmente se puede adquirir una entrada complementaria para visitar alguna de las torres de la basílica, una oportunidad única para obtener una panorámica excepcional de Barcelona y para contemplar algunos detalles únicos de la rica ornamentación que caracteriza el edificio.

Un claro reflejo de la plenitud artística que logró Gaudí lo encontramos en el célebre Park Güell, un amplio espacio en plena naturaleza situado en el barrio barcelonés de Gracia. Aunque la idea original fue la de crear un espacio residencial de inspiración inglesa, el proyecto finalmente quedó en un amplio espacio boscoso en el que el arquitecto catalán fue diseminando su talento, inspirándose para ello en los elementos de la naturaleza.

El prestigioso arquitecto catalán encontró aquí un lugar donde dar rienda suelta a su imaginación, regalándonos una hermosa simbiosis entre la arquitectura y los elementos orgánicos. Así, a lo largo de las más de diecisiete hectáreas de las que se compone el parque, encontramos elementos que van desde la representación de animales y de formas geométricas –cubiertos por coloridos fragmentos de cerámica–, hasta columnas que simulan el tronco de los árboles y edificios modernistas.

Para conocer más detalles sobre la vida y la obra de este genio –buena parte de la cual forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO–, antes de visitar el recinto podemos acercarnos al Centro de Interpretación del Park Güell, que ocupa los pabellones de acceso al recinto. A continuación, poco después de entrar, podremos ver la Fuente del Dragón, que configura una de las imágenes icónicas tanto del parque como de toda Barcelona, y que se encuentra en la escalinata central que nos conduce hasta la Sala Hipóstila, otro de los lugares que no debemos perdernos durante la visita.

Las enormes y majestuosas columnas de esta espectacular sala –que fue ideada originariamente como mercado central–, sirven de soporte a la Plaza de la Naturaleza, una gran explanada que sirve de punto neurálgico de todo el parque. En ella destaca un sinuoso banco de más de cien metros de longitud, decorado con la característica técnica gaudiniana del trencadís (“quebradizo”) y desde donde se obtiene una hermosa vista panorámica de la ciudad de Barcelona. Finalmente, cabe destacar también el Viaducto del Algarrobo y el Turó de les Tres Creus, el punto más elevado del Park Güell.

El Monasterio de Montserrat, un santuario benedictino situado a más de setecientos metros por sobre del nivel del mar, cuenta con una historia milenaria y es hoy uno de los centros religiosos más importantes de Cataluña. El paisaje que rodea este enclave, además, está catalogado como Parque Natural, lo que nos da una primera pista de la extraordinaria belleza que nos espera, así como del valor cultural e histórico que allí se encuentra.

La peculiar silueta de la montaña, además, es visible desde varios kilómetros de distancia y se ha convertido en uno de los iconos más reconocibles de toda Cataluña. A ello hay que sumarle el hecho de que en el Monasterio se conserva la emblemática figura de la Virgen de Montserrat –más conocida como la “Moreneta”– que, según cuentan, fue encontrada en una gruta de la misma montaña y que representa uno de los símbolos religiosos del país.

El espacio que ocupa este santuario católico, enclavado en las rocas, se distribuye en distintas plazas y edificios, lo que nos permite alternar las visitas con el reposo que merece su visita. Entre los puntos de más interés podemos mencionar la Basílica, que originariamente fue construida en el siglo XVI –aunque sufrió algunas remodelaciones posteriores–, el monasterio propiamente dicho, donde destaca un hermoso claustro neorrománico, o la Santa Cueva, lugar donde fue encontrada la talla de la Virgen.

Merece la pena también visitar el Museo de Montserrat, que alberga una de las colecciones artísticas más interesantes del país y que fue diseñado por el prestigioso arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Aunque en el siglo XIX se perdió todo el valiosísimo patrimonio histórico recopilado durante siglos, a partir de comienzos del siglo XX se inició nuevamente la colección museística vinculada al monasterio, llegando a convertirse en 2006 en Museo de Interés Nacional.

PortAventura World es un parque temático en el que te esperan seis mundos fantásticos e increíbles por descubrir, llenos de aventuras y sorpresas. Y es que este enorme recinto está dividido en seis áreas distintas, repletas de apasionantes espectáculos y divertidísimas atracciones, donde los auténticos protagonistas vais a ser tú y los tuyos. Viaja desde la exótica China hasta el mítico Far West, pasando por el Mediterráneo, la Polynesia y México, y deja subir la adrenalina en el nuevo parque de Ferrari Land. Todo ello sin olvidar el entrañable mundo de Barrio Sésamo, donde podremos conocer sus personajes más carismáticos.

Mediterránea es la primera área temática que encontraremos al llegar a PortAventura World, una acogedora y pintoresca zona caracterizada por un gran lago central que simula el Mar Mediterráneo y que recrea un típico pueblo pesquero de la Costa Dorada y la Costa Brava. La plaza central nos dará la bienvenida para dar paso a toda una amplia avenida llena de tiendas, cafeterías, restaurantes y atracciones. Su atracción principal –apta solamente para los más valientes– es el Furius Baco, que catapulta horizontalmente a sus viajeros, llegando a alcanzar los 135 km/h en apenas tres segundos.

Desde aquí podemos dirigirnos al resto de áreas que configuran el parque, como la zona de Polynesia, repleta de islas y de frondosa vegetación. Aquí, adentrándonos entre palmeras, arbustos y plantas tropicales, podremos ver los Tikis, unas esculturas que representan divinidades de islas tan remotas como Fidji o Tonga. Entre las atracciones más emblemáticas de la zona encontramos el Tutuki Splash, que domina el majestuoso volcán polinesio, la embarcación del Kontiki o el Sea Odyssey 4D, que nos permitirá conocer las maravillas del fondo marino.

Desde aquí podemos dirigirnos hacia la milenaria China, que nos enamorará con sus colores vivos, su cultura y sus leyendas ancestrales. Aquí nos esperan atracciones tan fascinantes como el Dragon Khan, la atracción por excelencia de PortAventura, la vertiginosa montaña rusa de Shambhala o los templos de Angkor, que nos harán sentir como auténticos aventureros en mitad de la selva. No hay que perderse tampoco el área temática de México, una de las más enigmáticas y misteriosas del parque, donde encontramos también una densa vegetación, a través de una recreación inspirada en el ambiente colonial del país y en las antiguas ruinas mayas. Aquí encontramos un sinfín de posibilidades, desde vivir emociones fuertes, gracias a la aventura del Hurakan Condor, a los retos y pruebas a los que nos desafían los dioses del Templo del Fuego.

Finalmente, podemos acercarnos a conocer el emblemático Far West, la zona más salvaje y emocionante de PortAventura. Sus parajes calurosos e inhóspitos recrean el Viejo Oeste americano y nos permitirán sentirnos como un vaquero de verdad, experimentando las sensaciones de una estampida de búfalos, montando en una de las balsas del Grand Canyon Rapids o disfrutando de un espectáculo de Can Can en el Saloon.

Salou es la capital turística de la Costa Dorada, pues sus playas y parques temáticos la convierten en un lugar ideal para disfrutar de unas bellas vacaciones, desmarcándose del resto de localidades por su carácter marcadamente familiar. Ubicado en la provincia de Tarragona, actualmente Salou se ha convertido en símbolo de una gran transformación urbana y social, figurando entre los destinos de sol y playa más aclamados del país.

Esta localidad es famosa por su exquisita gastronomía, por la gran cantidad de lugares de interés con los que cuenta y, evidentemente, por sus playas de ensueño, que forman parte de los doscientos kilómetros de litoral que configuran la Costa Dorada. Por si fuera poco, aquí se disfruta de un clima benigno durante la mayor parte del año, con una temperatura anual que no suele bajar de los 10°C ni exceder los 30°.

Además de las magníficas playas que caracterizan esta región, Salou nos brinda la oportunidad de conocer diversos centros culturales y monumentos históricos de gran valor, pudiendo aprovechar la oportunidad para conocer algo más de la historia y de las tradiciones locales.

Entre los monumentos y lugares más emblemáticos, cabe señalar el Paseo Jaume I –donde se concentran diversos puntos de interés, como la Casa Bonet–, la Font Lluminosa –que nos ofrece un hermoso espectáculo de luces y sonido–, la Torre Vella de Salou o el mítico Faro del siglo XIX que domina los acantilados de la localidad.

La célebre y saludable dieta mediterránea es la base de los platos catalanes, como no podía ser de otra forma. Mar y montaña, huerta y ganadería, pescados y carnes se dan la mano para conformar un recetario gastronómico que merecidamente ha recibido los elogios más encendidos por parte de los mejores chefs y gourmets del planeta. No hay que olvidar que, durante años, algunos de los mejores restaurantes del mundo se encuentran en tierras catalanas, por lo que no es de extrañar que la gastronomía catalana se haya convertido en un atractivo turístico en sí mismo.

Esta cocina, aparte de las tendencias de vanguardia a las que a menudo se asocia, está formada por un recetario de guisos y productos de antigua tradición. Salsas, entrantes, pastas, ensaladas, verduras, pescados y mil delicias más, una combinación perfecta que hará las delicias del paladar de todos los visitantes que quieran disfrutar de la buena comida.

En primer lugar, hay que decir que los entrantes son un elemento fundamental dentro de la gastronomía catalana. Delicias como los buñuelos de bacalao, la escalivada –una especie de ensalada hecha con verduras al horno–, el célebre pa amb tomàquet, las coques (tortas saladas), la ensalada catalana con finas rodajas de embutidos, los caracoles o las setas de temporada, son algunos de los ejemplos que abren el apetito de los comensales.

Éstos darán paso a los primeros platos, de entre los que podemos destacar la escudella –el cocido catalán por excelencia–, los canelones de carne, las múltiples maneras de preparar el bacalao –como la deliciosa exqueixada– o los deliciosos fideos a la cazuela. Estas contundentes recetas pueden ir seguidas por los segundos platos, en los que la carne, el pescado o el marisco son la materia prima por excelencia. Este es el lugar para recetas como las albóndigas de carne con sepia, el conejo con caracoles, el pato con peras y el fricandó de ternera, así como del suquet de peix, la lubina a la sal o las anguilas del Delta del Ebro.

Para terminar, no hay que perderse la excelente repostería catalana, que cuenta con elementos tan deliciosos con los buñuelos, los panellets –típico del Día de Todos los Santos–, los melindres y la crema catalana, excelsos representantes de la infinita variedad de dulces que podemos encontrar a lo largo y ancho de la geografía catalana.