Viena es una de las capitales más hermosas y atractivas de Europa, famosa en el mundo entero por su tradición de grandes y exuberantes bailes palaciegos al ritmo del vals.
El contraste se encuentra en la segunda parte del viaje, puesto que pone rumbo a la capital de la región del Tirol, un auténtico paraíso natural en el corazón de los Alpes. De hecho, Innsbruck es internacionalmente famosa por haber albergado los Juegos Olímpicos de Invierno en las ediciones de 1964 y 1976, aunque el símbolo de la ciudad es el Goldenes Dachl (Tejado Dorado), un mirador construido en tiempos del Emperador Maximiliano I decorado con 2.657 tejas de cobre dorado. La catedral St. Jakob, la Helblinghaus y el el palacio imperial de Hofburg son otras de las visitas obligadas en Innsbruck. Y, por supuesto, es el lugar ideal para conocer de primera mano la cultura tirolesa tan característica de esta hermosa parte de los Alpes y de su sabrosa gastronomía.