Alemania: Múnich, Núremberg y Berlín en tren

Cualquier estancia en la ciudad de Múnich debe incluir una visita a su famosa catedral llamada Frauenkirche, cuyo nombre completo en alemán es Dom zu Unserer Lieben Frau (Catedral de Nuestra Querida Señora). Ubicada en la céntrica Frauenplatz, este imponente y sobrio templo católico de estilo **gótico tardío* es una de las grandes atracciones turísticas de la capital de Baviera y uno de los iconos locales más queridos por los muniqueses. Para poder ser admirada desde cualquier punto del casco antiguo, el consistorio de Múnich prohíbe desde hace años cualquier edificación de más de 100 metros de altura que le pueda restar protagonismo.

Mudo testigo del devenir de la ciudad desde mediados del siglo XV, la catedral muniquesa se caracteriza por el ladrillo rojo usado en su edificación, así como por las cúpulas construidas al más puro estilo bizantino durante el Renacimiento y que coronan las dos torres principales que alcanzan los 100 metros de altura. Muy discutidas al principio al no seguir la línea estilística del resto del templo, estas hermosas cúpulas se convirtieron con el paso del tiempo en el signo distintivo de esta iglesia y, por extensión, de la propia ciudad.

Sobria y elegante en el exterior, la Catedral de Nuestra Señora de Múnich alberga multitud de tesoros y atractivos en su interior que no te puedes perder. Por ejemplo la Teufelstritt, una huella en forma de pisada que se encuentra a la entrada del tempo y que se atribuye ni más ni menos que al diablo. La leyenda narra que el diablo dejó su impronta en el suelo de la catedral mientras se mofaba de la "iglesia sin ventanas" que el maestro Jörg von Halsbach había diseñado; no se había percatado de que se trataba de un efecto visual, pues la disposición de las columnas interiores hacía que no se viera ninguna abertura al exterior desde cierto lugar de la entrada. Así que el diablo no consiguió ver las hermosas vidrieras que decoran la nave gótica hasta que el templo fue consagrado.

El hermoso mausoleo de Luis IV de Baviera, que fuera emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de 1328 hasta su muerte en 1347, es otra de las grandes joyas que cobija la Catedral de Nuestra Señora de Múnich. Se encuentra en la cripta del tempo donde también están enterrados los Arzobispos católicos de Múnich y Frisinga y otros miembros de la dinastía Wittelsbach.

En 1886, siete semanas después de la muerte del rey Luis II, se abrió al público el magnífico Castillo de Neuschwanstein. El rey, de carácter retraído, había construido este espectacular castillo para poder alejarse de la vida pública. Lo que en su día fuera un refugio real se ha convertido por méritos propios en uno de los destinos turísticos más populares de Europa. Aproximadamente 1,4 millones de personas visitan cada año este castillo de cuento de hadas. Te sorprenderá comprobar como en verano se pueden llegar a agolpar en un sólo día más de 6.000 visitantes en sus lujosas habitaciones.

A pesar del aspecto medieval con el que se construyó el castillo, éste incorporó numerosas modernidades para su época como calefacción central de aire caliente, luz eléctrica, agua corriente, desagües automáticos e incluso una línea telefónica. El castillo cuenta con 200 estancias tan lujosas como la Sala del Trono, con 13 metros de altura, la Sala de los Cantores y el dormitorio del rey y la capilla, realizados en estilo neogótico. Durante tu visita podrás disfrutar de valiosas pinturas inspiradas en las óperas de Richard Wagner.

Si por algo es conocida la ciudad alemana de Múnich es por sus fábricas y animadas cervecerías que podrás encontrar a cada paso. Pero una de ellas sobresale con diferencia de las demás: la Hofbräuhaus. Situada en pleno centro de la ciudad, sus orígenes se remontan a 1589, aunque el edificio actual, que puede acoger a cerca de 2.500 personas, se inauguró en 1897. Entre sus muros ha ocurrido prácticamente de todo. Lenin era uno de sus visitantes fijos y allí se proclamó en 1919 la "República Soviética de Múnich". Y, sobre todo, allí fue donde el 24 de febrero de 1920 Adolf Hitler, cuando aún no era führer, dio un multitudinario discurso con el que sentó las bases de los puntos del programa del partido nazi.

Actualmente, la cervecería es un bonito local con una asombrosa decoración en el techo, con su propia orquesta tradicional y con 424 taquillas donde los parroquianos dejan guardadas bajo llave sus jarras de cerveza.

Cualquier visita que se precie a la ciudad de Núremberg debe incluir el impresionante Germanisches Nationalmuseum, el museo más grande de Alemania. Ubicado en la calle Kartäusergasse 1, esta importante institución alberga la mayor colección del mundo de la cultura y arte alemán desde la Prehistoria hasta el Expresionismo del siglo XX. Cuenta con cerca de un millón y medio de objetos representativos de todas y cada una de las épocas de la historia de Alemania y las regiones de habla germana, así como multitud de obras de artistas tan destacados como el pintor Alberto Durero y el escultor Ferdinad Dietz. Un atractivo imprescindible en Núremberg.

El museo fue fundado por el barón Hans von und zu Aufsess bajo el nombre de Germanisches Museum el 16 de agosto de 1852, apenas tres años después de la fallida unificación alemana de mediados del siglo XIX. Desde un principio, su ambicioso proyecto fue el de reunir todo el material disponible sobre la historia germana, desde los albores de los tiempos hasta principios del siglo XX, época final de la colección del museo por motivos de gestión. Entre sus grandes tesoros se encuentran el Codex Aureus de Echternach, un fabuloso manuscrito ilustrado y escrito en tinta de oro que data de principios del siglo XI; su antigua biblioteca que contiene documentos originales de la historia de Núremberg; y el llamado Erdapfel ("manzana de la Tierra" en alemán), el globo terráqueo más antiguo que se conserva hasta nuestros días. Fue fabricado en 1492 por el célebre astrónomo y geógrafo alemán Martín de Bohemia, natural de Núremberg. Cuenta con la peculiaridad de que el mapa no incluye el continente americano, pero sí la mítica Isla de Brandán, ya que Cristóbal Colón no regresó de su Primer Viaje de Descubrimiento hasta 1493. Se dice que el apodo "manzana" está relacionado con el Reichsapfel (Manzana o Globo Imperial), custodiado también en Núremberg.

Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y el descubrimiento del verdadero alcance del horror nazi, las naciones aliadas vencedoras marcaron un antes y un después en el derecho internacional con la celebración de un juicio contra 24 jerifaltes del brutal régimen encabezado por Adolf Hitler. Celebrado entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, los aliados escogieron la Sala 600 del Palacio de Justicia de Núremberg para albergar un proceso que sentaría las bases de los crímenes contra la paz y la humanidad. La elección de Núremberg no fue casual, pues se trataba del baluarte espiritual del nacionalsocialismo, cuyo edificio de los juzgados era de los pocos en pie tras los bombardeos de los meses anteriores.

Situado en la calle Bärenschanzstrasse 72, el Palacio de Justicia sigue a pleno rendimiento, albergando en la actualidad la Audiencia Provincial de Núremberg. Debido al creciente interés de los visitantes y al profundo significado del proceso, se ha creado un Memorial en la misma Sala 600, pero restaurada a su estado original, en forma de exposición permanente que narra aquel juicio sin precedentes. Las vistas y testimonios se alargaron durante 218 días, en unas maratonianas jornadas en las que se escucharon los escalofriantes testimonios de 240 personas y evaluaron más de 300.000 declaraciones juradas. Once meses más tarde, el Tribunal Militar Internacional anunció los veredictos, un auténtico hito en la historia el derecho internacional.

Postdam es un barrio más de Berlín, situado a 20 kilómetros de la capital alemana. Surcado por el río Havel, Postdam, capital del estado de Brandemburgo, fue declarado en 1990 como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la UNESCO. Rico en historia y arquitectónicamente bello, su visita es casi obligada para los turistas que se acercan a Berlín, ya que se encuentra tan sólo a media hora de tren.

No puedes abandonar Postdam sin visitar el Puente de los Espías, el Jardín Nuevo, Alexandrowka (unos de los barrios históricos y más curiosos de Berlín con casas que, en cierto modo, recuerdan a la ciudad de Moscú) y el conjunto de palacios que fueron construidos por Federico el Grande y que fueron residencia de los Káiser de Alemania hasta 1918 cuando dicho país, junto con otros países, perdieron la Primera Guerra Mundial y se proclamó la República de Weimar. Además, dichos palacios también sirvieron para la firma del Tratado de Potsdam de 1945 entre las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial.

TIERRA DE PALACIOS

En lo referente a los palacios, hay dos que destacan principalmente: el Palacio Pequeño o Sanssouci (en referencia a la influencia francesa de la época, Palacio de las sin preocupaciones). Los "káisers" lo utilizaban como una residencia de descanso, de desconexión de los quehaceres diarios.

Y por otro lado, el Gran Palacio, ya más parecido a Versalles. Este palacio se utilizaba más para el trabajo. Entre ambos palacios, discurre un bonito bosque lleno de senderos, estanques y fuentes, que hace del caminar una delicia.

Existen otros palacios más pequeños en Potsdam, como son el Palacio Chinesco y además, por el gran amor que tenía Federico el Grande al arte, existen otros pequeños monumentos que al verlos, da la sensación de estar en Florencia por su semejanza arquitectónica.

Frecuentada de día y de noche por millones de turistas de todo el mundo, la histórica Puerta de Brandeburgo es uno de los puntos obligados para el visitante que busca conocer las señas de identidad de la sorprendente capital alemana. Su elegante estampa es considerada el epicentro de la unificación berlinesa.

Situada en el centro de la ciudad, junto al parlamento alemán, céntricas calles, elegantes edificios y lujosos hoteles, esta emblemática puerta constituyó en el pasado la separación entre el Berlín del Este y el del Oeste. Seria precisamente tras la caída del Muro cuando esta emblemática puerta -construida por el arquitecto Carl Gotthard Langhan entre 1788 y 1791 y que cuenta con 26 metros de altura y un estilo neoclásico que recuerda a las construcciones de la Acrópolis de Atenas- se convirtió en uno de los principales símbolos de la unidad de todo el pueblo alemán.

Un kilómetro artístico en el barrio de Friedrichshain. Así es el East Side Gallery. Tras la caída del muro, éste fue decorado con pinturas de más de 100 artistas en las que plasman los acontecimientos más importantes de la historia de Berlín.

Estos artistas, mediante esta obras querían abrir camino hacia una esperanza por un futuro libre y mejor en la ciudad.

A lo largo de los años, algunos de estos grafitis estaban muy dañados por lo que se restauraron

La cocina de Alemania es conocida sobre todo por sus salchichas, muy variadas en cuanto a colores y sabores. Cada región alemana ofrece una especialidad diferente; las salchichas de Frankfurt, con un sabor suave, las salchichas de Núremberg, que se sirven asadas, o bien las de Baviera, con un color más claro.

Otros platos típicos muy recomendables son el eisbein, codillo de cerdo en salmuera acompañado con puré de guisantes y sauerkraut (col agria); döner kebab, pan relleno de carne, ensalada y salsa, kartoffelsalat, ensalada de patatas; y kasseler: costilla de cerdo ahumada.