¿Quién no conoce a algún enamorado de las bondades de la nihon ryori o cocina japonesa? Sin ánimos de restar méritos a su exotismo, sus intensos sabores y su extraordinario equilibrio nutricional —sin duda, uno de los factores que han convertido a la población japonesa en una de las más longevas del mundo—,
la gastronomía nipona también destaca por prestar una especial atención a los productos de temporada, la calidad de las materias primas empleadas y la presentación de los platos. Asimismo, el recetario patrio huye de los platos glutinosos, más propios de Europa y América.
Como ocurre con otras tradiciones culinarias orientales, la cocina japonesa gira en torno a ciertos productos estrella, como el arroz y los fideos, normalmente elaborados con harina obtenida de dicho cereal. Éstos se consumen en sopas y okazu, platos preparados con pescado, carne, verduras, tofu (soja fermentada) y diversos condimentos que realzan su sabor. Estas sustancias aromatizantes suelen consistir en dashi, miso o salsa de soja, por lo general bajos en grasa y ricos en sal.
Esta circunstancia no debería de extrañar a nadie, ya que el arroz es el cultivo más importante de Japón desde hace 2.000 años, período durante el cual este alimento ha sido utilizado incluso como moneda. Actualmente, la mayoría del arroz que se comercializa se vende en forma de arroz blanco o hakumai. Otro tipo de arroz muy consumido es el mochi, que suele servir de base para preparar el sekihan (arroz con frijoles rojos) o para hacer pasteles de arroz (nian gao).
En cuanto a los fideos, tampoco hay que perder de vista que los más típicos son los que se elaboran con trigo, y que son más gruesos que los de arroz. Asimismo, en el último siglo se han popularizado en Japón los fideos al estilo chino.
Aunque la influencia occidental ha modificado notablemente los hábitos alimenticios de los japoneses, la comida nipona tradicional consiste en okazu que se sirven acompañados de un tazón de arroz blanco cocido al estilo japonés (gohan), un tazón de sopa y algunos tsukemono (encurtidos) en vinagre. La comida estándar comprende tres okazu y recibe el nombre de ichijū-sansai. Por lo que atañe al pan, éste no se introdujo en Japón hasta el siglo XIX, aunque hoy es relativamente fácil de encontrar.
Por descontado, no hay comida nipona que se precie sin sashimi, consistente en un surtido de pescados crudos y muy frescos, cortados en pequeños trozos y aderezados con salsa de soja. Debido a su condición de país insular, en el archipiélago hay una ingente variedad de pescado. Incluso, se dice que los buenos chefs, con sólo catar su carne, pueden conocer la procedencia de cada ejemplar, así como su edad. En cualquier caso, ésta es la principal fuente de proteínas para los japoneses, ya que apenas consumen carnes rojas o de ave (eso sí: la que se distribuye es excelente, aunque el precio resulta prohibitivo). La carne de pollo sirve para preparar los deliciosos yakitori (o brochetas marinadas). A su vez, uno de los platos nacionales es el sukiyaki, elaborado con ternera y champiñones.
Las técnicas más habituales para preparar los alimentos son la cocción a fuego lento, al vapor, a la parrilla y las frituras (sobre todo en el caso de las empanadillas), a pesar de que hay recetas que se sirven envinagradas o en salsa.
Entre los platos estrella del recetario japonés, cabe referirse a la sopa de miso, la tempura (verduras o marisco rebozados con una fina capa de harina), el sushi (pescado crudo), la gyoza (pasta rellena de carne de cerdo y gambas) y el maki (rollos de arroz y pescado crudo envueltos en algas). En el apartado de especialidades dulces, son muy apreciados los obura (helados de frijoles) y el dulce de membrillo.
Aunque la bebida nacional por antonomasia es el vino de arroz o sake, tomar té también es una práctica muy extendida en el país del Sol Naciente.
Opiniones de los viajeros que ya han realizado este circuito
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Todo perfecto, el hotel de Osaka ha sido la excepción, la habitación no llegaba al nivel de pensión.
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Espectacular!!
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Fuimos de luna de miel, un viaje espectacular e inolvidable volveríamos 1000 veces más
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Muy bien todo. La ubicación del hotel en Kyoto un poco alejada del centro.
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viaje inolvidable, organizacion estupenda y detallada.En ningun momento hemos tenido problemas. Para repetir