Cierra los ojos, estés donde estés. Trata de olvidarte del ruido que te rodea. Por un momento, imagina que te desplazas, sin moverte, a la jungla del Borneo indonesio. Estás en un klotok. No escuchas más que el ruido del barco. Aves y agua lo complementan. Comienzas a relajarte y a integrarte con el entorno natural. La abstracción te lleva a Java, tierra de volcanes, a los arrozales de Ubud, a descubrir rincones de la isla de Bali y a observar a esos animales que siempre te han fascinado, por su tamaño, por lo que representan: los dragones de Komodo. Casi puedes tocarlos, pero… abres los ojos y se esfuman. No sueñes más y ven con nosotros.
¿Por qué imaginarlo si puedes vivirlo?