Más altas que las del Niágara, entre Canadá y Estados Unidos, y más anchas que las Victoria, en el sur de África (entre Zimbabue, Zambia y Botsuana), las Cataratas de Iguazú, cuyo nombre en lengua nativa significa “aguas grandes”,
se encuentran situadas entre el estado brasileño de Paraná y la provincia argentina de Misiones, en un punto muy próximo a su vez a los límites de ambos países con Paraguay.
Formadas hace 200.000 años en la confluencia del Iguazú con el río Paraná, estas cataratas fueron descubiertas por el gaditano Álvar Núñez Cabeza de Vaca que se tropezó con ellas en 1541 tras una expedición por el sur del actual Brasil.
Creadas por un conjunto de 275 saltos de agua, las podrás contemplar caminando por un entramado de pasarelas y miradores que se acercan hasta el vértigo a sus caídas de agua, de hasta 70 metros de altura, o en pequeñas lanchas que se aproximan a sus pies, permitiendo incluso admirar a una distancia muy reducida el incuestionable plato fuerte: la Garganta del Diablo, la cascada más impresionante con 80 metros de altura. Envuelta en un rugido aterrador y en una cortina de niebla que cala hasta los huesos, no podrás apartar la vista.
La mayor porción de las cataratas se localizan en territorio argentino, aunque algunos de sus ángulos más espectaculares los encontrarás en el lado brasileño, por lo que lo más recomendable es no perderse ninguna de ambas orillas. Es perfectamente factible pasar de un país al otro en el mismo día; desde la localidad argentina de Puerto Iguazú a la brasileña de Foz do Iguaçu.
Tanto las cataratas como la selva subtropical que las encierra quedan protegidas por sendos parques nacionales, uno argentino y otro brasileño, morada de más de 400 clases de aves, casi 2.000 especies vegetales y varios tipos de monos y serpientes, además de caimanes, tapires e incluso jaguares.
Infinidad de senderos, como el imprescindible Macuco, permiten, por todo este entorno selvático, ir sumando panorámicas a cual más espectacular de los distintos saltos, como los famosos Bossetti, Dos Hermanas, Álvar Núñez, Lanusse, Chico Alférez, Ramírez, Benjamín Constant, Deodoro, Floriano o Santa María, e islas como la de San Martín, que también forman a su paso estas cataratas que sirvieron de inolvidable escenario a la película La Misión.
Opiniones de los viajeros que ya han realizado este circuito
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Puntualidad y buen servicio
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Todo bien excepto el hotel Rafain en Iguazu, estaba bastante viejo pero limpio,hubiera estado aceptable de no ser por el problema que tienen con los aparatos del aire acondicionado, hacia mucho calor y por la noche si lo tenias puesto era imposible dormir por el ruido que hacia, al final tenias que apagarlo y pasar calor para dormir, aunque no te libraba del todo del ruido porque se oía el de la habitación de al lado.
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Très satisfait