Amán

Puerta de entrada

Extendida a lo largo de diecinueve colinas o “jebels”, Amán, capital de Jordania, se encuentra situada estratégicamente en un área de colinas. Entre el desierto y el fértil valle del Jordán, se trata de una ciudad fascinante llena de contrastes, que mezcla, además, lo antiguo con lo moderno de una manera única. Actualmente, cuenta con una población cercana al millón y medio de habitantes y es denominada con frecuencia la ciudad blanca por su gran cantidad de casas de piedra de pequeño tamaño. Durante la Edad del Hierro, la capital era conocida como Rabbath-Ammon, y fue más adelante cuando pasó a ser denominada Filadelfia, la cuidad antigua que una vez perteneció a la Decápolis.

 

La zona comercial, situada en el centro de la ciudad, destaca por su cosmopolitismo, gracias a sus edificios ultramodernos, hoteles, galerías de arte, flamantes restaurantes y boutiques con cafeterías tradicionales y talleres de artesanía. No obstante, y a pesar de este ambiente urbanita, la ciudad se encuentra plagada de rincones con evidencias del pasado y muy especialmente en el centro, mucho más antiguo y tradicional. En el casco antiguo, el visitante podrá encontrar negocios más pequeños, que producen y venden desde elaboradas piezas de oro y plata, hasta artículos para el hogar de uso diario.

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