Castillo de Chenonceau

El castillo de las Damas

Este castillo del siglo XVI, edificado en el cauce del río Cher y con un propósito residencial, se encuentra en la comuna de Chanonceaux, en el departamento de Indre y Loira. Este monumento histórico incluye, además del castillo, diversos jardines (el jardín de Diana de Poitiers, el de Catalina de Médicis, la Orangerie y el laberinto), una plantación vitivinícola y un precioso parque, que merece la pena visitar. El château de Chenonceau es importante, no sólo por la importante colección de obras de arte que aloja en su interior, sino por la indiscutible presencia que ha tenido en la historia de Francia.

 

En el siglo XI ya existía en este enclave un castillo, una residencia feudal propiedad de la familia Marques, que se mantuvo en pie desde el siglo XIII hasta el XV. En el año 1411, un decreto real impuso la destrucción de la casa solariega de los Marques por la participación de la familia en actividades en contra del rey de Francia. 21 años más tarde, Jean Marques lideró la reconstrucción del castillo, así como un molino fortificado, en el mismo punto donde aún se hallaban los cimientos y ruinas del castillo anterior; en esta ocasión, de estilo renacentista.

 

Las labores de reconstrucción fueron lideradas por la esposa del propietario Thomas Bohier, Katherine Briçonnet. Tras la muerte de Bohier, el castillo pasó a manos de Enrique II, quien se lo regaló a su favorita (que no esposa), Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois. La nueva propietaria mandó edificar el puente que comunica el castillo con el margen opuesto del río para seguir extendiendo los jardines del castillo. Tras el fallecimiento de Enrique II, después de resultar mortalmente herido en un torneo, la regente del Reino de Francia, Catalina de Médicis, obligó a Diana de Poitiers a devolver el castillo de Chenonceau a la corona. La reina Madre ordenó edificar, sobre el puente ya construido una galería que aún hoy dota al castillo de la silueta actual.

 

De esta manera, el château de Chenonceau ha quedado para siempre unido a la historia de las mujeres que han definido su construcción y escrito los capítulos más importantes de su historia. Entre las diversas salas del colosal monumento, podrás visitar la habitación de Luisa de Lorena-Vaudémont, en el segundo piso, esposa del rey Enrique III de Francia, así como La chambre des cinq Reines (la habitación de las cinco reinas: María Estuardo, Margarita de Valois, Luisa de Lorena-Vaudémont, Isabel de Austria e Isabel de Valois).

 

Una vez el castillo pasó a manos privadas de nuevo en el siglo XVIII, la esposa del propietario de entonces, Louise Dupin, convirtió el castillo en su salón de recepciones particulares, alojando a personalidades de la talla de Rousseau, Montesquieu o Voltaire. Durante los años de la Revolución Francesa, movimiento muy apreciado por los habitantes de Chenonceaux, el castillo se mantuvo del lado vencedor, por lo que no fue ni asaltado ni destruido. Durante los años de la I Guerra Mundial, el castillo se convirtió en hospital militar, ofreciendo asistencia a más de 2.200 soldados heridos en combate. Durante la II Guerra Mundial, una bomba destruyó una parte de la capilla del castillo, que fue restaurada en los años posteriores.

El Loira a golpe de pedal

Itinerarios para todos

El Loira en bici

A lo largo de 900 km, La Loire à Vélo es una de las más bellas rutas ciclistas de Francia. La mayor parte del itinerario de Loire à Vélo atraviesa una zona situada en el perímetro inscrito en el Patrimonio Mundial de la UNESCO. Totalmente señalizada, la ruta se adapta a todos los públicos y discurre por paisajes únicos. Sea por un día, un fin de semana o varias semanas, permite explorar un territorio protegido.

 

Muchos castillos y monumentos excepcionales se pueden descubrir a lo largo de la ruta de La Loire à Vélo: Amboise, Angers, Azay-le-Rideau, Blois, Chambord, Chaumont-sur-Loire, Chenonceau, Cheverny, Chinon, Clos-Lucé, Fontevraud, Nantes, Langeais, Saumur, Sully-sur-Loire ó Villandry. La Loire à Vélo se vuelve urbana a su paso por las ciudades de Orléans, Blois, Amboise, Tours, Saumur, Angers, Nantes o Saint-Nazaire. El recorrido invita también a descubrir la fauna, la flora, sin olvidar hacer un descanso refrescante y gourmet en las guinguettes.

 

Por lo que se refiere a la logística, no hay ninguna dificultad: a lo largo de todo el itinerario hay empresas de alquiler de bicicletas, consignas de equipaje, zonas específicas para bicicletas en los trenes del Loira y los 650 profesionales de la red « Accueil Vélo », que ofrecen servicios adaptados a las necesidades de los ciclistas.

Déjate envolver por la magia del Valle del Loira

Paisaje cultural Patrimonio de la Unesco

Valle del Loira, paisaje cultural vivo

El Valle del Loira es un paisaje cultural clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000. Sigue en parte la ruta del Valle del Loira y se extiende a lo largo de 280 km, desde Sully-sur-Loire (Loiret) hasta Chalonnes-sur-Loire (Maine-et-Loire). El perímetro clasificado por la Unesco incluye ciudades históricas como Orléans, Blois, Amboise, Tours, Chinon, Montsoreau, Saumur y Angers. El valle del Loira se caracteriza por la combinación de varios elementos.

 

El Loira, la tierra del Loira que alimentó las vides y dio origen a los vinos del Loira, y los hombres que han construido una identidad cultural del Loira a lo largo de la historia. La toba calcárea, o tuffeau, es la piedra emblemática del Valle del Loira, tan característica de sus monumentos, ciudades y pueblos. Descubre también las casas cueva, o troglodíticas, típicas del Loira, que ahora se han convertido en museos, cultivos de setas, bodegas y modernas casas de bajo consumo energético. Antes de que surgieran los puentes y los ferrocarriles, el transporte fluvial en el río Loira mantenía una intensa actividad comercial. Hoy en día, las toues y gabarras que se pueden ver en el río son turísticas: paseos en barco, observación de la fauna y flora, alojamientos insólitos. El Valle del Loira es conocido como el “Jardín de Francia”.

 

Los más famosos son los Jardines de Villandry, verdadero símbolo de los jardines renacentistas. También son dignos de mención los jardines del Castillo de Chenonceau, los jardines del Castillo de Cheverny, la fantasía de los jardines del Castillo del Rivau y los jardines del Castillo Real de Amboise, con sus bolas de boj delicadamente talladas. El Valle del Loira también es una tierra de huertos y vergeles y la tercera región vitivinícola más grande de Francia. Destaca por el gran número de bodegas ecológicas certificadas.

 

La variedad de tipos de uva y suelos da lugar a vinos muy diferentes: blancos, tintos o rosados, espumosos, secos, semisecos, tánicos o afrutados. Los mercados regionales son todo un deleite para los ojos y el paladar. En 2020 el Valle del Loira celebró el 20º aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por sus “paisajes culturales vivos”.

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