Con toda probabilidad Andalucía es la Comunidad española donde la agricultura tiene mayor protagonismo. El agroturismo andaluz ofrece una forma alternativa de crear experiencias turísticas en entornos agrícolas para compartir la gastronomía, la pericia y las historias de los territorios y sus gentes. Así ocurre con la cultura del aceite, pero también con la del vino, que bien enraizada en la tradición de sus pueblos, pero atada a la innovación, culmina con una cosecha excelente y el mejor sorbo.

La diversidad y bondad de sus climas y la calidad de los suelos andaluces favorecen esta actividad, tanto, que la región puede presumir de contar con un total de nueve denominaciones de origen y 16 indicaciones geográficas protegidas. Es altamente recomendable vivir la experiencia de visitar las viñas, sus bodegas y lagares, disfrutar de sus paisajes y de la arquitectura del vino, participar de sus fiestas y gastronomía… no te arrepentirás.

Además, existen numerosas fiestas de la vendimia y ferias del vino en diferentes localidades del territorio andaluz. La Fiesta de la Vendimia jerezana es una de ellas, donde es posible degustar algunas de las D.O. de la ciudad, como Jerez-Sherry o Manzanilla de Sanlúcar, acompañados de los tradicionales langostinos o tortillitas de camarones.

Otro evento destacado es la “Cata del Vino” en Moriles y Montilla (Córdoba), donde se pueden degustar sus vinos amontillados tradicionales y platos típicos. En la localidad malagueña de Cómpeta, el 15 de agosto se celebra la Noche del Vino con música, catas y ricos sabores locales, como el potaje de hinojos con arroz.

Al amparo de la luminosidad de sus costas y playas, Cádiz es una ciudad dibujada por las diferentes civilizaciones que la han habitado a lo largo de sus muchos siglos de historia. De entre ellas, destacan la fenicia y la romana, que han dejado una huella de reconocimiento universal.

Los fenicios fundaron la antigua Gadir en el siglo XI a.C., haciendo de ella la primera ciudad del occidente europeo y una de sus colonias más importantes debido a su situación estratégica entre Europa y África. En el Museo de Cádiz se pueden encontrar los icónicos sarcófagos antropoides púnicos, únicos en España. Otro de los lugares para revivir la época fenicia es el yacimiento arqueológico de Gadir, en la zona del mercado, donde aún se puede apreciar el trazado de las calles y sus antiguas edificaciones. La visita a la Cueva del Pájaro Azul-Puerto de Gadir es esencial para reconocer los singulares vestigios arqueológicos del muelle y los astilleros de la época.

Tiempo después, durante el periodo hispano romano, a la ciudad gaditana se le conocía como Gades. Esta civilización dejó huellas que han prosperado hasta el día de hoy, como el Teatro Romano situado en el barrio de El Pópulo que, construido en el siglo I a.C., es el segundo más antiguo del Imperio tras el de Pompeyo, descubierto en Roma en 1980. Además, su asentamiento en la llamada “tacita de plata” también ha dejado como legado una factoría de salazones, donde se elaboraba el muy reconocido garum, un condimento de la época, y un columbario con diferentes tipos de tumbas romanas con predominio de las urnas funerarias.

Córdoba es ‘patrimonio de la humanidad’ por mérito propio, por su Judería y mezquita, los Patios o la ciudad palaciega de Medina Azahara, pero también por ser la cuna de múltiples artistas universales que han ido forjando, poco a poco, la actual cultura cordobesa y los más bellos rincones de la ciudad. Por toda la ciudad encontraremos numerosos edificios, esculturas y museos que hacen honor a su genio, permitiendo que disfrutemos de la obra y sabiduría de estas grandes figuras.

El poeta, escritor, dramaturgo y guionista Antonio Gala aún reside en la ciudad. En su honor se ha creado la Fundación Gala, una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es fomentar la creación artística.

En la Puerta de Almodóvar se encuentra la estatua del ilustre Séneca. El pensamiento de este filósofo, orador y escritor, aún sigue latente en la sociedad cordobesa actual. Otros filósofos con referencias tangibles en la ciudad son Ibn Firnás, Averroes y Maimónides, cuyas obras también han llegado a nuestros días. Precisamente en la plaza Maimónides arranca la calle en la que nació y murió el destacado poeta Luis de Góngora.

Otros genios cordobeses que han dejado huella en la cultura de la ciudad son el torero Manolete o el extraordinario pintor Julio Romero de Torres, cuyo museo dedicado a su arte está ubicado en la famosa Plaza del Potro. Pasear por el viario cordobés es disfrutar del genio creativo que envuelve cada calleja y cada rincón: descubre la magia de su silencio.

Se hace imposible hablar de Granada y no mencionar la universalidad de sus barrios y monumentos: Alhambra, Generalife, Capilla Real, Sacromonte o Albaicín, pero también es necesario referirse a la amplia cultura musical rock e indie que se ha gestado en cada rincón de la ciudad. Numerosos grupos independientes configuran hoy una enorme oferta cultural que llena los locales granadinos. Granada es cultura con Mayúscula.

El grupo de Los Ángeles fue el comienzo, con composiciones musicales que marcaron una época. El icónico Miguel Ríos continuó con el legado hasta dejarlo en manos de una banda que revolucionó el panorama musical durante las décadas de los ochenta y noventa: 091. Por su parte, La Guardia, un grupo rockero con matices melódicos, posicionó varios de sus temas en el top 1 nacional.

Ya en los años 90, Granada se convirtió en el escenario de múltiples agrupaciones incipientes, como Los Planetas o Lagartija Nick, que en colaboración con Enrique Morente crearon una joya universal: Omega. Ambos grupos, con miembros en común, fueron líderes del panorama indie nacional.

Con el cambio de siglo, surgen Niños Mutantes y Lori Meyers. Oriundos estos de la localidad granadina de Loja, a día de hoy son grandes referentes del estilo indie en España.

Un paseo por la ciudad, por el barrio del Albaicín da fe material de esta historia musical. Allí se sitúa Las Cuevas, un viejo local de ensayo por donde pasaron importantes bandas. Por otra parte, placetas y calles conservan algunos de sus lugares de culto, como las tiendas de vinilos, bares y garitos en los que surgió y creció este enorme gusanillo cultural: discoteca Planta Baja, en calle Horno de Abad, los Pubs Ruido Rosa en Sol o el Pata Palo, y algunos tugurios de tapas, como el Amador de la canción de Los Planetas o el Eric, un verdadero museo fotográfico de la movida granaína.

La universalidad de la ciudad de Sevilla es sobradamente reconocida, valga como muestra el río Guadalquivir o sus Bienes Patrimonio Mundial de la catedral y Giralda, el Alcázar Real o el Archivo de Indias, a cuyo amparo y a lo largo de la historia se han gestado autores de todas las disciplinas artísticas imaginables: literatura, pintura, escultura, poesía, música y un largo etcétera. Un paseo por la ciudad permite conocer detalles de la vida de cada artista, algunos oriundos y otros residentes de honor, pero todos ellos han marcado la historia cultural de la capital.

Sevilla está considerada una tierra rica en el ámbito de la poesía en español, con grandes autores como Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado o Luis Cernuda. La lista de escritores la completan, entre muchos otros, dos premios Nobel: Vicente Aleixandre y Juan Ramón Jiménez, este último onubense, pero con una intensa relación con la ciudad que viene desde su adolescencia.

Bécquer es el autor que revolucionó la poesía española en el siglo XIX. En Sevilla se localizan tres viviendas del artista, además de su tumba ubicada en el Panteón de Sevillanos Ilustres. De Antonio Machado se puede visitar la casa donde nació, junto al Palacio de Dueñas. Y, próximamente, se prevé la apertura de la casa museo de Luis Cernuda, en la calle Acetres.

En cuanto al arte de la pintura, es visitable la casa natal de Diego Velázquez, cumbre del barroco, así como la colección artística de Murillo en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Si en verdad deseas disfrutar de Sevilla, profundiza en su genio, pues de su paso ha quedado huella en la más brillante oferta turística de la ciudad.

A caballo entre las provincias de Granada y Almería, se encuentra Sierra Nevada, un espacio natural excepcional declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1986. Ideal para disfrutar del deporte de la nieve y de un amplio abanico de actividades en la naturaleza, la situación geográfica, sus altitudes desiguales y una climatología cambiante han permitido que se conserve como un enorme paraíso botánico compuesto por más de 2.100 especies distintas, de las que 66 son exclusivas y endémicas de la región.

Algunas de estas especies solo se pueden hallar al abrigo de las rocas, como son la manzanilla real, la violeta de Sierra Nevada o la estrella de las nieves. Sin embargo, en zonas de alta montaña, soportando muy bajas temperaturas, es posible localizar sabinas, enebros rastreros, piornos y agracejos.

En el término municipal de Monachil, en la falda del Cerro de Trevenque, se localiza el Jardín Botánico La Cortijuela. Un paseo muy agradable de dos kilómetros nos permite admirar su gran riqueza vegetal dominada por un bosque de encinas y pinos silvestres. Además, cuenta con senderos bien señalizados y miradores desde los que observar la variada orografía de la cordillera Penibética.

Este complejo forma parte de la Red Andaluza de Jardines Botánicos y Micológicos en Espacios Naturales Protegidos, gracias a su gran interés paisajístico y a la presencia de 400 especies distintas.

En la provincia de Málaga, concretamente en la Serranía de Ronda, comarca que cobija un patrimonio ‘romántico’ inmenso, se encuentra un tesoro natural que cautiva a todo aquel que lo visita: el Bosque de Cobre. Se trata de un enorme y bello castañar que se derrama por el Valle del Genal y los diferentes términos de sus municipios: Alpandeire, Benadalid, Cartajima, Genalguacil, Jubrique y Pujerra, entre otros.

Durante el otoño, la belleza de este paraje natural atrae a miles de visitantes. Su orografía, combinada con la climatología de la zona, brinda unos paisajes espectaculares durante estos meses, donde las tonalidades naranjas, ocres y doradas bañan las copas de los miles de castaños y crean una preciosa alfombra natural debido a las hojas caídas. ¡Te lo vas a perder!

El castaño supone una gran fuente de riqueza para la comarca, puesto que aún se conservan oficios relacionados con su explotación. Los meses de octubre y noviembre es la época indicada para la recolecta de las castañas, ingrediente principal de varias recetas locales y de una gastronomía de cercanía.

En el Bosque de Cobre, además, es posible realizar múltiples actividades al aire libre, como el senderismo, y también se pueden encontrar numerosos miradores para observar un bello atardecer rojo anaranjado que se pierde en el horizonte infinito.

Por otro lado, en el corazón del valle, se ubica el Alcornocal de Benarrabá, otro bosque sugerente y de árboles retorcidos, fantasmales, de los que tradicionalmente se ha obtenido el corcho.

Aunque la belleza de Córdoba es enorme y sus atractivos incontables, en lo más recóndito de su conjunto histórico, en cada manifestación artística, aún sigue viva la más enraizada tradición artesana, sobresaliendo su buen hacer orfebre. Hoy, la joyería sigue siendo una de sus actividades económicas más importantes, tanto es así que en el Parque Joyero de Córdoba se elabora el 70% de la producción nacional. Muy típica de la zona es la filigrana cordobesa, que consiste en soldar hilos de oro y plata a una estructura metálica para formar una singular figura.

En 2014, el casco histórico de Córdoba recibió el título de Zona de Interés Artesano por la Junta de Andalucía, pues en sus callejas alberga numerosos talleres artesanales dedicados al noble arte de la alfarería, los trabajos en cuero, platería califal y luthería, entre otros.

La artesanía en cuero también es uno de los grandes símbolos artísticos de la ciudad de Córdoba. Aún a día de hoy existen varios talleres de guadamecíes y cordobanes, una antigua tradición de repujar y policromar el cuero que exhibe algunas obras en la Casa Museo del Guadamecí Omeya.

La elaboración del famoso sombrero cordobés es otra de las artesanías más características. Su peculiar diseño de ala ancha plana y copa redonda baja es común verlo en las ferias de Andalucía y en cualquier rincón de la ciudad. Sombrerería Miranda es uno de los talleres que aún hoy siguen creando según la tradición cordobesa más artesana.

Anótate la manera más creativa de conocer y disfrutar de la ciudad de Córdoba.

Los parques naturales de Grazalema y Los Alcornocales vienen avalados por la diversidad natural y sus agrestes paisajes, la presencia de sus Pueblos Blancos o la abundancia de lluvias y agua, pero si se habla de moda en cuero de alta gama es necesario nombrar a una de sus ciudades: Ubrique, ubicada en la Sierra de Cádiz y cuya producción posee renombre internacional.

El arte de trabajar la piel de forma artesanal es algo que ha acompañado a la humanidad a lo largo del tiempo, ya sea para garantizar la supervivencia frente a los rigores climáticos o para cubrir primeras necesidades. Con este fin se han elaborado vestidos, mantas, zapatos, todo tipo de envases e incluso viviendas rudimentarias, pero, a raíz de la Revolución Industrial, llegan las nuevas técnicas para tratar la piel y el cuero y, con ello, la pérdida paulatina de la tradición artesana que con tanto esmero ha sabido conservar la Sierra de Cádiz.

En la actualidad, por el hecho de ser una manera poco común y muy artesana de tratar el cuero, lo eleva a un producto de lujo. En el Museo de la Piel de Ubrique, situado en el antiguo Convento de los Capuchinos, se muestra la evolución de esta artesanía: desde los elementos más sencillos y primitivos, como las petacas para guardar el tabaco que estuvieron en el origen de esta labor serrana, a piezas mucho más complejas y suntuosas. También se exhiben otros objetos relacionados con la historia de la marroquinería, como máquinas y herramientas para el tratamiento de la piel.

Además, para preservar la tradición ubriqueña y el legado de este sector, se ha creado una escuela por parte del empresariado de la ciudad.

Sin duda alguna, la gastronomía andaluza es una de las más sabrosas de nuestro país y de las que agrupa un mayor bagaje cultural. Aunque la relación sería interminable, vamos a conocer algunos de los ámbitos gastronómicos más creativos, singulares y enraizados en la tradición. Una de sus tradiciones más populares, y cada vez con más renombre, es el despesque en la Bahía de Cádiz. Consiste en la captura de especies que viven en los esteros naturales de las salinas, como lenguados, doradas, lisas, lubinas o anguilas. Antiguamente era una actividad de poco valor económico y amplia tradición familiar, pero en la actualidad prestigiosos chefs, como Ángel León, han elevado el despesque como cultura gastronómica a lo más alto. Por cierto, a tiro de piedra, en la Costa de la Luz gaditana, en los meses finales de primavera se desarrolla la afamada ‘levantá’, la pesca con almadraba del atún rojo salvaje.

Como productos de la tierra, en numerosas sierras andaluzas se recolectan setas, espárragos o tagarninas, entre otros, componentes de primer nivel de un quehacer culinario muy auténtico y de cercanía. También albergan bosques de castaños que, a principios de octubre, comienzan a dar sus frutos. Una época para admirar sus espectaculares paisajes cobrizos y caminar por sus senderos, pero también para degustar un cartucho de sabrosas castañas y sus peculiares elaborados. Cuando termina la cosecha, en varios municipios del malagueño Valle del Genal se realizan fiestas en torno a este fruto, llamadas castañadas y tostonadas, maraucas en Las Alpujarras. La castaña también es protagonista otoñal en la Sierra de Aracena -donde el castaño es su símbolo representativo-, Despeñaperros o la Sierra Norte sevillana.

Con la llegada del frío, en las cocinas andaluzas reinan las migas, de harina o pan, pero también los pucheros, potajes y sopas. Estos platos de cuchara tienen una base común en la que no pueden faltar las legumbres, el caldo y la carne, pero varían según la zona y los ingredientes que se elijan. Algunos de los más tradicionales son los callos andaluces, la olla gitana, el gazpachuelo, los calandrajos o el ajo campero. La mejor forma de acompañarlos es con el típico mosto, gaditano, pero también presente en otras áreas geográficas de la ancha Andalucía, como Umbrete (Sevilla), Gójar (Granada), Colmenar y Atajate (Málaga) o Corteconcepción (Huelva). Este vino recién fermentado y curado con los primeros fríos del invierno, llamado salvaje en varios municipios de la provincia de Cádiz, tiene su propia ruta entre las localidades de Jerez, Trebujena y Sanlúcar de Barrameda.

Y para finalizar, por el momento, está el Menú del V Centenario, que ofrece toda una experiencia gastronómica, un sabroso viaje que transporta a pleno siglo XVI. Consiste en un menú elaborado a raíz de los ingredientes que estuvieron presentes en la primera circunnavegación al mundo. Este proyecto ha sido posible gracias a una investigación histórica entre la Universidad de Málaga y el Archivo de Indias de Sevilla.