Encandílate con la visita de Tánger y Assilah
Descubre las encantadoras ciudades de Tánger y Assilah a tu aire, sin prisas ni horarios. Disfruta de los días y no dejes ningún lugar sin visitar.
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Situadas a orillas del océano Atlántico, Tánger y Assilah son dos de las ciudades marroquíes más emblemáticas y conocidas por los viajeros, y no es por casualidad. Con una rica historia y cultura a sus espaldas, han atraído desde hace décadas a numerosos artistas y personalidades importantes de todo el mundo, y con este combinado ahora tienes la oportunidad de conocer sus encantos sin dejar ningún rincón por descubrir.
Si te gustan las ciudades costeras, animadas y con un toque artístico, esta es sin duda tu mejor opción.¿A qué estás esperando?
Llegada a Tánger y traslado al hotel. Alojamiento.
Día libre. Alojamiento.
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A la hora programada nos trasladaremos al hotel de Assilah. Alojamiento.
Día libre. Alojamiento.
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A la hora programada nos trasladaremos al aeropuerto de Tánger para tomar el vuelo de regreso.
La ciudad de Tánger ha sido, a lo largo de la Historia, un punto clave como lugar de entrada al Mediterráneo, así como punto de conexión entre África y Europa, especialmente gracias a su puerto comercial. La ciudad fue colonizada por fenicios, griegos, romanos, bizantinos, árabes y almohades, hasta que en 1471 fueron los portugueses quienes se hicieron con su control. Posteriormente, éstos la entregaron a los británicos y, finalmente, pasó a manos del grupo liderado por Mulay Ismail, quien tomó la ciudad a costa de su destrucción casi total.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Tánger se convirtió en Zona Internacional, mientras el resto del país era repartido entre Francia y España, convirtiéndose en un centro de peregrinación para excéntricos de todo tipo: artistas, hippies, exiliados, espías, especuladores y demás. Luego cayó en el abandono y cobró una pésima fama, que dejó atrás hace ya algunos años tras descubrir nuevamente su potencial turístico y comercial. Con la renovación de buena parte de sus edificios y la limpieza de varias playas, Tánger ha vuelto a ser una ciudad segura que disfruta de numerosas exposiciones culturales y de buenos alojamientos y restaurantes, convirtiéndose hoy en día en una ciudad encantadora.
De entre los principales encantos que se encuentran en la parte vieja cabe mencionar la propia medina en sí, un laberinto de callejones abarrotados de comercios, insertados entre los muros de una fortaleza portuguesa del siglo XV. Se trata de la mayor atracción tangerina y vale mucho la pena dejarse llevar por sus aromas y deambular sin rumbo entre sus calles. Todo ello sin perderse el conocido como Zoco Pequeño o Chico, que se ha convertido hoy en día en una agradable plaza desde donde ver pasar a la gente. A ello hay que sumarle la Gran Mezquita, construida durante el reinado de Mulay Ismail –aunque reformada en 1815– sobre la que fuera la antigua catedral portuguesa.
Hay que destacar también el Museo del Legado Americano –el único lugar declarado Monumento Histórico Nacional de EUA en el extranjero– y la alcazaba –o kasba–, que debe su aspecto actual al periodo de ocupación portuguesa y al reinado de Mulay Ismail. Antiguamente, había sido el palacio del sultán y la residencia de los gobernadores británicos y portugueses y, actualmente, alberga un museo. Junto a éste se encuentra la mezquita de la alcazaba, con un minarete octogonal cubierto por coloridos azulejos.
En la parte nueva, o Ville Nouvelle, se encuentra la curiosa Iglesia de San Andrés, con un interior de estilo islámico, sin ninguna representación humana y con la oración del Padre Nuestro escrita con el alfabeto árabe. Se hallan también los Jardines Mendubia, rodeados por una hilera de bonitos edificios de estilo colonial; el Zoco Grande, desde el que puede acceder a una bonita panorámica desde lo que se conoce como la terrasse; y el Grand Hotêl Villa de France, que albergó al pintor francés Delacroix en el siglo XIX y a Matisse a principios del XX.
…que Henri Matisse fue un célebre pintor francés, reconocido como uno de los grandes artistas del siglo XX y como uno de los principales representantes del movimiento pictórico conocido como fovismo. Fue también uno de los artistas más famosos que pasó por la ciudad de Tánger.
El impresionista francés visitó la ciudad en dos ocasiones –1912 y 1913–, y ésta tuvo una gran influencia en su obra. Inspirándose en el color y la armonía del arte tradicional marroquí, y aprovechando la magnífica luz de la costa norteafricana, Matisse reflejó en varias de sus obras la vida cotidiana de la medina de Tánger. En una de sus obras más conocidas, Paysage Vu d’une Fenêtre, el pintor muestra la vista desde su ventana del Grand Hotêl Villa de France, con la torre de la Iglesia de San Andrés y la kasba al fondo.
Esta gran cueva se encuentra situada a 12 kilómetros del centro de Tánger en la que puedes admirar como las olas del mar azul turquesa rompen sobre esta formación rocosa. La lindeza de este lugar lo convierte en una visita imprescindible gracias a su valor arqueológico y su fuerte carga mitológica.
Las entradas a las grutas, quedan inundadas durante las mareas altas. Es impresionante observar como los chorros de agua inundan el lugar y como se divisa el Estrecho de Gibraltar.
Esta cueva, tiene la forma del continente de África invertido. La leyenda dice que es debido a la patada que dio Hércules al intentar separa Europa de África.
Además, si el hambre aprieta, allí podemos encontrar algunos chiringuitos en los que preparan ricos tajines.
Muy cercano a las Cuevas de Hércules, se encuentran las también interesantes ruinas de Cotta.
Estas ruinas, pertenecen a las viviendas de los romanos que allí estuvieron durante los siglos II y III. Se dice que son las construcciones más importantes del antiguo templo del reinado de Adriano de la villa de Cotta, dedicadas a la industria.
Podemos encontrar templos, baños romanos y almacenes de aceite. Si tienes la oportunidad, no dudes en descubrir estos vestigios de civilizaciones pasadas.
Situada frente a Bab el Fahs –uno de los principales accesos a la antigua medina de Tánger–, la Plaza 9 de abril es sin lugar a dudas uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Su actividad permanente y su ubicación estratégica en el corazón de la localidad, cerca del Gran Zoco, la convierten en uno de los lugares imprescindibles durante nuestra visita.
Reformada hace apenas algunos años, esta plaza se ha convertido en un sitio muy agradable donde disfrutar de la vida cotidiana de sus habitantes. Rodeada de grandes palmeras, bancos y edificios históricos, y adornada en el centro con una hermosa fuente, no hay que perder la oportunidad de sentarse en cualquier terraza a disfrutar de un zumo de frutas o de un té.
Cerca de la Plaza 9 de abril encontramos también diversos lugares de interés turístico y arquitectónico, como el Gran Zoco, el emblemático Cinema Rif –que hoy acoge también la Cinemateca de Tánger–, la Mezquita de Sidi Bou Arrakia o los encantadores Jardines de la Mendoubia. No muy lejos de aquí, detrás de la mencionada mezquita, encontramos la curiosa iglesia anglicana de Saint Andrew, que fue erigida a comienzos del siglo XX. Ésta combina diversos estilos artísticos y presenta en el altar oraciones cristianas escritas en una hermosa caligrafía árabe.
…el nombre de esta plaza rinde homenaje a la histórica visita realizada por Mohamed V en el año 1947? El antiguo monarca, abuelo del actual rey de Marruecos, llegó a la ciudad para proclamar su famoso discurso a favor de la independencia del país y de la reunificación del reino.
No dudes en perderte por esta encantadora Medina, a orillas del océano Atlántico y con un incipiente potencial artístico. Antiguamente esta medina fue fortificada por los portugueses, quienes dominaron la ciudad en el siglo XV y convirtieron el puerto de Assilah en uno de los más importantes de la zona.
La medina de Asilah destaca sin duda por el blanco impoluto de sus fachadas y sus tranquilas calles, acompañadas constantemente por el rugir del océano. Durante los últimos años ha estado muy cuidada y ha atraído a multitud de gente de fuera de la ciudad, tanto marroquí como europea. Se trata de una ciudad imprescindible en Marruecos, llena de vida y, especialmente durante los meses de verano, con mucha actividad.
Dentro de la medina encontramos los mayores puntos de interés de la ciudad. Algunos lugares reseñables pueden ser:
· El Centro Hassan II, la principal sala de exposiciones de la ciudad.
· El palacio de Raissouli, orientado hacia el mar y conocido actualmente también como el Palacio de Cultura.
· Zona suroeste de la medina, desde donde se obtienen las mejores vistas sobre las aguas del Atlántico.
A finales del siglo XIX, el bandolero Raissouli iniciaría sus ataques en las montañas del Rif, expandiendo pronto su área de actuación. Llegó a ser un temido bandolero que acabó por instalarse en Assilah, siendo conocido en el resto del mundo especialmente por los secuestros a occidentales, por quienes pedía elevadas sumas de dinero por su rescate.
Posteriormente estableció en Assilah su base, y usurpó el título de pachá y luego el de gobernador, construyéndose un palacio frente al mar en el corazón de la medina. Tratando de controlarle, diversos sultanes le asignaron distintos cargos políticos, como el de gobernador de Assilah y también de Tánger, a pesar de lo que Raissouli continuó ejerciendo su poder sin piedad. Llegó a amasar una gran fortuna y ejerció además un férreo control sobre las tribus rifeñas –por el que los españoles pagaron elevadas sumas tratando de mantener la calma en esa zona del Atlas.
Finalmente, cansados de que se les volviera también en su contra, los españoles le obligaron a salir de Assilah tras la Primera Guerra Mundial y se refugió de nuevo en las montañas, hasta que fue detenido por el mítico Abd el Krim por tener demasiada vinculación con los españoles. Hoy, el antiguo Palacio de Raissouli –conocido también como el Palacio de Cultura– refleja todavía el gran poder que llegó a concentrar este personaje. Aunque acostumbra a permanecer cerrado, puede visitarse durante las exposiciones temporales o eventos especiales que allí se celebran.
Cerca de este palacio se ubican también otros dos monumentos emblemáticos de Assilah. Por una parte, la Gran Mezquita –reconocible por el blanco impoluto de su minarete octogonal–, y por otra el Centro Hassan II, que acoge interesantes exposiciones, congresos y otros eventos culturales de gran importancia.Assilah fue ciudad fenicia y cartaginesa, siendo ya una importante ciudad en la época prerromana, y posteriormente pasó a estar bajo el dominio romano. Durante la segunda mitad del siglo XV fue conquistada por los portugueses, quienes construyeron las murallas que actualmente rodean todavía la medina y la convirtieron en un punto comercial con los países del Mediterráneo. En 1578 la ciudad pasó a manos españolas, hasta que el 1691 los hombres de Mulay Ismail se hicieron con el control.
Todos los que visitan la ciudad de Assilah coinciden en que, además de la luminosidad y la belleza que desprende esta localidad, son también las playas uno de sus principales atractivos. Se trata pues de un inmejorable complemento tras las visitas de los principales enclaves monumentales que esconde Assilah tras sus murallas, siendo un lugar ideal donde relajarse y disfrutar de las aguas del océano.
La costa frente a la medina se extiende a lo largo de varios kilómetros, presentando diversas playas de arena blanca y de gran amplitud. Además de ser un lugar estupendo para ir en familia, los vientos que soplan a menudo las convierten también en un lugar idóneo para los que practican surf y otros deportes acuáticos.
Aunque buena parte de la costa sigue siendo virgen y ofrece unos paisajes extraordinarios –por lo que cualquiera de los tramos que nos ofrece es una buena opción donde acudir–, existen una serie de playas que se han convertido en las más representativas del lugar. Sin ir más lejos, frente a las murallas de la medina de Assilah encontramos una de las más concurridas por veraneantes locales y extranjeros, por lo que ofrece buenos servicios y diversos lugares cercanos donde comer.
Para aquellos que prefieran alejarse de la ciudad, una de las mejores opciones la encontrarán en la playa de Las Palomas –conocida también como playa de Las Cuevas–, situada algunos kilómetros en dirección sur. En la misma dirección se encuentra la playa de Sidi Mghait, que recibe su nombre por la cercanía de un morabito. Hacia el norte de Assilah se encuentran, entre otras, la playa de Briech –un hermoso arenal situado junto a la desembocadura del río– y la playa de las Barcas –o playa de Oued Tahadart–, donde se puede alquilar una embarcación para dar un paseo.Una de las mejores opciones para acceder a algunas de las playas más alejadas de la medina de Assilah sería alquilando un coche, lo que puede ser complicado si se dispone de poco tiempo. Por ello, puede ser una buena opción tomar un taxi compartido hacia la dirección deseada, teniendo en cuenta que estas playas se sitúan a pocos kilómetros del centro de la ciudad.
Los más aventureros pueden realizar una hermosa caminata bordeando el mar hasta llegar al destino, para lo que hay que tener siempre en cuenta las fuertes temperaturas que pueden alcanzarse en esta latitud.
Marruecos cuenta con unos platos tradicionales muy exquisitos. Las recetas favoritas árabes son el cuscús y el tajine.
El cuscús se usa como base de todo tipo de comidas de carne o verduras y está elaborado con sémola hervida al vapor. A lo largo de este viaje podrás degustar todo tipo de cuscús ya que en cada región de Marruecos se prepara de una manera.
Por otro lado, no puedes irte del país sin probar el plato nacional por excelencia, el tajine. Se prepara con ragout de carne, de pollo o pescado y legumbres estofadas.
Durante el ramadán, los musulmanes se alimentan de Harira, una sopa de carne con lentejas, de Beghrir, unos deliciosos crepes con miel y, como postre optan por el Shebbakia, unos pastelitos fritos.
La gastronomía marroquí es muy variada y extensa, de entre la que destacan el cuscús y los tajines, y la bebida por excelencia es el té. De entre sus variantes el más consumido es el té con menta, que está presente durante todo el día en la vida de los marroquíes. En Tánger, como en casi todo Marruecos, puede encontrarse en cualquier sitio e incluso en algunas tiendas se le ofrece al comprador mientras se negocia algún precio.
Para comer en Tánger, una de las opciones más frecuentes en la medina para un tentempié es acercarse hasta el Zoco Pequeño y la calle Ave Mokhtar Ahardanlos, mientras que en la Ville Nouvelle lo mejor es ir a las calles situadas cerca de la Plaza de France. Esta ciudad destaca por la abundancia y variedad de bares donde tomarse un descanso, por lo que uno solo tendrá que pasear tranquilamente y detenerse en el que más le apetezca.
Es la hora de adentrarnos en la esencia de Marruecos, los zocos. Es el principal lugar de afluencia comercial.
Son grandes mercadillos en los que puedes encontrar productos de todo tipo: especias, hierbas aromáticas, cuero, alfombras, jabones, cerámica, platería, maletas, bolsos, babuchas y dulces. Todo lo que puedas imaginar.
Puedes pasear sin descanso, merece la pena dedicarle bastante tiempo para descubrir todos los rincones más insospechados de este lugar. Es importante tener un gran sentido de la orientación ya que todas las callejuelas parecen iguales.
Debemos tener en cuenta que nos encontramos en la cuna del regateo. Te aconsejamos que no pagues más de un tercio o la mitad de lo que te pidan al principio.
La palabra zoco (souk en árabe) significa gran desorden.
Antiguamente, los primeros en instalarse en estos mercados fueron los tejedores y los curtidores. Más tarde, se fueron sumando otros gremios estableciéndose en zonas bien delimitadas. Las zonas centrales de los zocos estaban reservadas a los artículos más costosos. En cambio, los alimentos ocupaban la zona de la periferia.
Hoy en día, los zocos mantienen vivo el espíritu artesanal y tradicional marroquí. Se pueden encontrar infinidad de productos de todo tipo.
Marruecos, país de contrastes. Es una mezcla fascinante, envolvente, sensual y mágica. Tan solo con deambular por sus calles notas sus matices y sus leyendas aún vivas. Además, la naturaleza también está presente ya que puedes disfrutar del maravilloso desierto, montañas o valles, que son una auténtica delicia.
Marruecos cuenta con impresionantes ciudades que no te puedes perder y que no te dejaran indiferente. Marrakech, repleto de placeres sencillos por descubrir; Casablanca, uno de los lugares moderno del país que cuenta con un extenso patrimonio artístico; Rabat, ciudad de tradiciones, Fez, que cuenta con una arquitectura imperial espectacular y Tánger, con un litoral impresionante.
El islam es la religión que domina en Marruecos. Encontramos mezquitas en forma de majestuosas construcciones, como cunas de la religión islámica, repartidas por todo el país. De hecho, por sus creencias los musulmanes, durante el noveno mes del calendario musulmán, practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol.
La gastronomía marroquí es todo un placer. Sabores adictivos en los que destaca las frutas, las verduras, el pescado y el marisco fresco. No puedes irte del país sin probar un exquisito cous cous o un delicioso tajine.
¿Preparado para vivir esta fantástica experiencia?
·Evita usar la mano izquierda, sobre todo si comes con marroquíes.
· Para saludar debes dar 3 besos en la mejilla, pero solo entre personas del mismo sexo.
· Quitarse los zapatos al entrar en una casa.
· Se puede fumar en la mayoría de lugares públicos.
· No olvides la propina, una práctica que no debes desatender.
· El saludo tradicional marroquí es: salaam aleikoum
No necesitaras obtener ningún visado para entrar en Marruecos. Solo deberás presentar el pasaporte que tenga vigencia para el total de tu visita.
Para visitar las grandes ciudades como pueden ser Marrakesh, Fez o Rabat no debes preocuparte por el tipo de atuendo ya que la vestimenta occidental está bastante arraigada.
Se recomienda no vestir faldas cortas y llevar las rodillas, los hombros y el escote tapado si vamos a entrar a alguna mezquita.
Si viajas al desierto, protégete del sol y usa gafas, pañuelos y gorros.
Por otro lado, el calzado debe ser cómodo, cerrado y bien fijado al pie.
Durante el invierno, la hora oficial en la Marruecos es GMT+0,una hora menos que en España. El horario de verano es GMT+1, la misma que en la Península y Baleares
La moneda oficial de Marruecos es el dírham. Nuestra recomendación es hacer el cambio a la llegada a la ciudad ya que siempre será mas favorable. Las oficinas de cambio de moneda se encuentran en el aeropuerto, en algunos hoteles y en la mayoría de los bancos.
La vida en Marruecos es cuatro veces más barata que en España. Hay que tener en cuenta que en muchos comercios, restaurantes y hoteles aceptan euros aunque siempre saldréis perdiendo.
La corriente eléctrica en Marruecos es de 230 voltios y, al igual que en Europa, se utilizan enchufes de dos patillas, por lo que no necesitarás un adaptador para tus aparatos electrónicos.
No hay que abonar ninguna tasa antes de salir de Marruecos.
El idioma oficial del país es el árabe. Aún así, el francés es una lengua que también se habla sobre todo la población que ha recibido una enseñanza superior.
De todos modos, debido al turismo y a las necesidades de venta, si habláis en inglés, francés o español no tendréis ningún problema para comunicaros con la gran parte de los ciudadanos marroquís.
En Marruecos puedes adquirir productos típicos de todo tipo. Destaca la gran variedad de artesanía: alfombras, cerámica, bisutería, madera, etcétera.
Otras compras de interés que puedes encontrar son productos de belleza, cosmética natural, ropa de marca, perfumes, relojes y piel.
El horario comercial es de 09.00 hrs a las 21:00 hrs aproximadamente.
Si se llega desde España se puede entrar 200 cigarrillos, una botella de alcohol de un litros, un frasco de perfume de 150 ml y medicamentos en pequeñas cantidades para uso personal.
El clima de Marruecos es mediterráneo seco. La temperatura media anual es de 20º por lo que no pasarás frio.
En verano, la temperatura media es de unos 28º pero no es extraño superar los 40º en algún momento del día.
Si por el contrario, viajas de diciembre a febrero las mínimas pueden llegar a los 6º por lo que es conveniente que por las noches vistas con ropa de abrigo.
Los zocos son la esencia de Marruecos. Son las áreas comerciales de las ciudad y están conformados por una serie de callejuelas con techos en las que encontramos pequeños puestecitos a los dos lados de la calle. Estas tiendas se van agrupando por oficios: lana, alfareros, carpinteros o alfombras.
Debes hacerte paso entre burros, carretillas o motocicletas que pueden abundar en los zocos. Están abiertos todos los días de 9:00 hrs a 19:00 hrs aunque pueden cerrar los viernes por la mañana.
El principal lugar de encuentro de Marrakech. Cuando cae el sol, todos los habitantes de la localidad acuden a ella.
Toda la ciudad gira alrededor de esta plaza que se llena de bailarines, encantadores de serpientes, vendedores de zumos de naranja, aguadores y puestos para degustar productos del país. Si tomamos fotografías de los mini espectáculos inmediatamente nos exigen una propinilla.
Este edificio fue construido en el siglo XII durante el reinado del sultán Abd al-Mumin y es la mezquita más importante de la ciudad. Su arquitectura recuerda a la Giralda de Sevilla y a la torre Hassan en Rabat.
Destaca su enorme minarete de 69 metros de altura y cuenta con una decoración diferente en cada cara, desde adornos florales hasta bandas de azulejos y relieves de pintura.
Su nombre procede de la palabra kutub que significa libro. Se debe a que fue una importante biblioteca y mercado de libros.
Una de las visitas imprescindibles en Marrakech. Estos jardines pertenecían al pintor Jaques Majorelle, un pintor francés que vivió en Marruecos para curarse de la tuberculosis. El espacio es pequeño pero encantador. Podemos encontrar infinidad de cactus, bambús, buganvillas, nenúfares y más especies traídas de todo el mundo. Como su propio nombre indica, domina el color azul Majorelle, un azul púrpura.
Cuenta con un museo en el que se exponen piezas de arte islámico y dibujos del pintor. Al morir, el modista Yves Saint Laurent lo adquirió y fue cuando se abrió al público.
El precio de la entrada es de 50 dhs. Si deseas ver el museo deberás pagar 25 dhs más.
Es el edificio religioso más alto del mundo. Desde el primer momento impresiona la grandiosidad del emplazamiento, cercano al Océano Atlántico. Podemos observar las enormes puertas de bronce y granito. Además, destaca el gran minarete de 200 metros de altura que culmina con tres esferas.
Es una de las pocas mezquitas que está abierta a todo el público, incluido el no musulmán. En el interior podemos admirar una enorme sala. El techo esta sustentado por 76 pilares con una base de granito de Marruecos. El suelo de la parte central es de cristal, lo que permite ver el piso inferior en el que se encuentra la sala de las abluciones.
También encontramos baños de vapor con tres temperaturas diferentes, además de una zona de masajes.
El precio de la entrada para visitar esta mezquita es de 120 dirhams.
Este barrio judío está situado justo enfrente del Palacio Real. Es una de las zonas más antiguas de Fez y se creó tras su expulsión en el reinado de los Reyes Católicos.
Se compone de una calle principal y múltiples callejuelas adyacentes en las que podemos encontrar algunas tiendas de ropa que fueron mercados de tela en la antigüedad.
Una de sus principales particularidades son las rejas y balcones que dan al exterior, diferenciándose de las construcciones árabes.
Este palacio fue construido en el siglo XIX, sede del Gobierno de Rabat. Alrededor de este edificio hay múltiples casas donde viven los guardias y servidores de la Casa Real.
La visita es exterior porque los guardias no te dejan acceder al edificio. Cuenta con hermosos jardines, muy bien cuidados.
Frente a la puerta del palacio se extiende la Plaza Méchouar, lugar donde se rinden honores al Rey y donde se celebran la Fiesta del Trono y la Fiesta por la Circuncisión del hijo.
Es una fortaleza impresionante y uno de los lugares más atractivos de la capital de Marruecos. Su nombre es procedente de la tribu de los Oudaya que la ocupó a principios del siglo XX tras ser expulsados por el sultán Moulay Abderrahma de Fez.
Asombra el increíble parecido que tiene con poblaciones andaluzas debido a su jardín exterior y a las callejuelas interiores con fachadas pintadas de azul y blanco.
También sorprende un encantador café morisco que cuenta con terrazas con vistas al río Bou Regreg. Puedes tomarte un té con menta acompañado con cuernos de Gacela, unos dulces llamados así por su forma.
La visita de esta fortaleza es libre y gratuita.
Es la puerta más bella de Mekenes, que representa el poder de la ciudad imperial. Fue construida en el 1732 por el arquitecto Mansour Laalej.
Se encuentra situada en la Plaza de el Hedim y da entrada al barrio judío de la ciudad. También es conocida como la puerta del “jueves” ya que los semitas montaban un mercado principalmente de alforjas.
Es una puerta clásica de la arquitectura musulmana, con una altura de 16 metros y con un arco de 8 metros. Está decorada con motivos y mosaicos.
Es una ciudad fortificada. Para acceder a ella, pasamos por el río Ounila. Es una enorme construcción de adobe, con muchas callejuelas y pasos subterráneos. Tras subir numerosas cuestas, llegas al torreón en el que disfrutas de unas magníficas vistas del Alto Atlas.
Una de las particularidades, que hacen especial este lugar, es que ha sido el escenario de varias películas famosas:
- Lawrence de Arabia (1962)
- La Joya del Nilo (1985)
- Jesús de Nazareth (1977)
- The Living Daylights (1987)
- La última tentación de Cristo (1988)
- El cielo protector (1990)
- Alejandro Magno (2004)
- El reino de los cielos (2005)
- Babel (película) (2006)
- Prince of Persia: The Sands of Time (película) (2010)
Esta fortaleza está construida a base de adobe y muchas almenas, un elemento arquitectónico medieval. Este edificio está vacío (nadie vive en él) y cuenta con múltiples estancias, las de mayor categoría es para el pachá y la favorita.
Además, encontramos un salón comedor en el piso superior con mucha ventilación y mucha luz, con ventanas bajitas porque se come en el suelo. También descubrimos una sala dedicada a la escuela con dos pequeños habitáculos para los alumnos castigados, uno completamente a oscuras y otro con una ventana minúscula.
Las paredes de esta kasbah están formadas con estucos de yeso y clara de huevo con inscripciones del Corán. Sus techos son de palmera (un material muy flexible) y de eucalipto. También encontramos adelfa que, al ser una planta venenosa, evita la acción de las termitas.
La gastronomía marroquí es amplia, rica, variada y sana. Como principales ingredientes encontramos las especies aromáticas, el pescado fresco, la carne sabrosa y las ricas verduras.
Uno de los platos más populares es el cuscús. Se realiza a base de granos de sémola de trigo acompañados de verduras, carne o pescado. Otra de las exquisiteces de esta gastronomía que se cocina con carne es el mechui. Se trata de cordero asado al horno muy lentamente. Tampoco podemos olvidarnos del Tajine, cuyo plato tiene el mismo nombre del recipiente en el que se sirve, una olla de barro cubierto con una tapa. Puede realizarse con verduras, cordero, pescado siempre con la base de especias.
Por otro lado, una de las bebidas más consumidas en Marruecos es el té a la menta. Da igual en que momento del día te lo tomes, siempre es bienvenido.
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