Tan solo unos pocos kilómetros separan la isla de Nantucket de la costa de Cape Cod, la península que se extiende al sur de la ciudad de Boston, pero al llegar allí uno parece haber aterrizado en un lugar totalmente diferente. La historia ha vinculado este pequeño territorio insular –de apenas unos ciento veinte kilómetros cuadrados–, a la industria ballenera, que comenzó a principios del siglo XVIII y que ha marcado la idiosincrasia del lugar.
Tanto es así que muchos viajeros asociarán el nombre de Nantucket a la famosa novela de Moby Dick, escrita por Herman Melvile en 1851 y que tiene como telón de fondo esta fabulosa isla. Algo de la esencia de la época pervive todavía en sus calles, con una marcada influencia del periodo colonial inglés, y lo podremos comprobar con facilidad mientras recorremos sin prisa la zona del centro urbano, agrupado en torno al llamado Historic District.
Allí encontraremos las principales calles y los edificios más emblemáticos, así como su mítico puerto marítimo, que desde siempre ha conectado Nantucket con el resto del mundo. Parte del encanto de la isla radica en su sencilla belleza, con desgastadas calles adoquinadas y la omnipresencia del mar, que hacen que uno se sienta como en casa desde el primer momento. Ello ha cautivado a las élites económicas norteamericanas, que se han instalado aquí.
No hay que esperar encontrar grandes monumentos, pero sí que existen algunos puntos que bien merecen una visita. Como no podía ser de otra manera, primero hay que mencionar dos de sus faros, como son el
Brant Point Lighthouse y el
Great Point Lighthouse. El primero de ellos, de tan solo unos pocos metros de altura, se encuentra cerca del núcleo urbano y fue erigido a comienzos del siglo XX, sustituyendo el antiguo faro que hoy podemos ver no muy lejos de allí. El segundo de los faros se sitúa en la
punta norte de Nantucket, en una zona virgen a la que se accede caminando por la arena.
La isla cuenta también con algunas pequeñas iglesias, siendo las más destacadas las de
Saint Paul’s Episcopal Church,
Saint Mary, Our Lady of the Isle o la
First Congregational Church, cada una de las cuales pertenece a una rama distinta del cristianismo –anglicana, católica y presbiteriana, respectivamente–. Del mismo modo, se puede visitar también el
cementerio de Prospect Hill, donde constataremos una vez más la estrecha vinculación de las gentes de Nantucket con el mar.
Finalmente, podemos dedicar unas horas a pasear por
Siasconet, una
antigua aldea de pescadores situada en la costa este la isla –cerca de la cual encontramos otro bello faro–, o a visitar la zona de
Coskata Coatue, un enclave protegido formado por dunas y playas magníficas.
Opiniones de los viajeros que ya han realizado este circuito