Bélgica y Francia: Bruselas y París en tren

Como primera visita a la capital belga, te recomendamos acercarte al antiguo corazón de la ciudad para visitar la Grand Place, una de las plazas más importantes de Europa.

Considerada el centro histórico y comercial de Bruselas, está repleta de edificios renacentistas con elementos flamencos góticos y neoclásicos de gran belleza arquitectónica. Éstos son los más famosos y fotografiados:

El Ayuntamiento (Hotel du Ville), la joya arquitectónica más significativa y más antigua de la plaza. En el edificio, que data de 1459, sobresale una torre de 96 metros de altura rematada con una estatua de San Miguel, y el tejado perforado con decenas de lucernas.

La Maison du Roi, antigua residencia de los monarcas españoles. En la actualidad acoge el Museo de la Ciudad (Musée de la Ville), en el que se exponen pinturas del Siglo XVI, algunos tapices, y los pequeños trajes que forman parte del guardarropa del Manneken Pis.

La Maison des Ducs de Brabant, un conjunto neoclásico de edificios con raíz flamenca formado por seis casas gremiales.

La Maison des Boulangers, coronada por una espectacular cúpula de cobre.

Le Pigeon, la famosa casa en la que se alojó el novelista francés Víctor Hugo durante su exilio en Bélgica, en el año 1852.

Le Renard y Le Cornet, un mismo edificio donde se encuentran las sedes gremiales Le Renard (el zorro) de 1690, y Le Cornet, del año 1697.

Le Roy d´Espagne, el bar más popular de la Grand Place. Ofrece la mejor cerveza del país y vistas fabulosas desde su terraza. En su fachada podrás contemplar un busto de Carlos II de España, soberano de Bélgica en el siglo XVII.

EVENTOS DESTACADOS: LA ALFOMBRA FLORAL

Además, esta plaza acoge la famosa Alfombra Floral, el evento más importante de la Grand Place de Bruselas, que se celebra durante un fin de semana de agosto cada dos años. Se trata de un tapiz de flores multicolor de 1800 m2 que adorna la Grand Place de Bruselas.

Uno de los mejores lugares para disfrutar del shopping en la capital belga son las Galerías Reales de San Huberto.

Diseñadas en 1837 por el prestigioso arquitecto Cluyseaner, estas populares galerías, que cuentan con fachadas acristaladas dobles, precedieron algunas de las galerías comerciales más destacadas del siglo XIX como la Galleria Vittorio Emanuele II en Milán y el pasaje en San Petersburgo.

Ubicadas en pleno centro de Bruselas, se encuentran divididas en tres secciones (la Galería de la Reina, la Galería del Rey y la Galería de los Príncipes) y podrás acceder a ellas desde la Rue du Marché aux Herbes, la Rue des Bouchers o desde la Rue de l´Ecuyer.

En el interior encontrarás numerosos escaparates adornados con todo lujo de detalle; hermosas joyerías, tiendas de antigüedades y objetos contemporáneos, exclusivas tiendas de moda, antiguas librerías, exquisitos restaurantes, cafeterías de calidad, grandes chocolateros, un pequeño teatro y un cine (The Cinéma d’Art et Essai).

NO TE LO PIERDAS

En las Galerías Reales de San Huberto localizarás el curioso Museo de las Cartas y Manuscritos (Musée des Lettres et Manuscrits) que alberga una colección de la correspondencia íntima de grandes protagonistas de la historia y la cultura universales como Marguerite Yourcenar (autora de las famosas Memorias de Adriano), Charles Dickens, Beethoven o Hergé (creador de Tintín).

La colección compuesta por más de 80.000 documentos se divide en cuatro secciones: historia, literatura, arte y ciencia.

Mini Europe es un parque temático de 24.000 m2 ubicado a los pies del Atomium, concretamente en el Bruparck.

Fue inaugurado en 1989, con el objetivo de representar a 80 ciudades de la Unión Europea, y cuenta con más de 350 maquetas en escala 1/25 de los edificios y monumentos más representativos del continente.

Pero cuando lo visites, lo que verdaderamente llamará tu atención es el espectáculo de luces y sonidos de cada una de las maquetas. Te sorprenderá escuchar el característico sonido de las campanas del Big Ben, encontrarse en la plena erupción del Vesubio que destruyó Pompeya, y ser testigo de la caída del Muro de Berlín o el ascenso del Ariane 5, el cohete diseñado por la Agencia Espacial Europea.

Mini Europe también se encuentra repleta de hermosos jardines y elementos móviles como molinos, camiones, trenes y barcos.

En julio o agosto (cada año cambia la fecha) se organiza un festival nocturno en el que los pequeños edificios y monumentos se iluminan, igual que el Atomium, y cada noche hay un espectáculo de fuegos artificiales. ¡No te lo pierdas!

UN POCO DE HISTORIA

En 1987 se solicitó a numerosos historiadores del arte que votaran más de 100 edificios y monumentos europeos que tuvieran un valor significativo. Posteriormente, tras tomar cientos de fotografías de cada uno de ellos, se empezó a fabricar las maquetas, respetando hasta el último detalle. En este último proceso participaron 55 personas de nueve países diferentes y se usó una innovadora técnica con moldes de madera y contramoldes de silicona, para obtener la figura final en resina epoxi, resistente al clima y de larga duración.

La gastronomía belga es muy rica y variada y fuertemente influenciada por la cocina alemana y francesa.

El plato más popular son los mejillones (Moules) con patatas, que puedes encontrar en cualquier puestecillo en la calle (fritkots). Puedes acompañar este famoso plato de diversas salsas: al vino blanco, provenzal, mantequilla de ajo... Por otro lado, podemos encontrar diversas camionetas (frituries) ambulantes que preparan patatas fritas (les frites) y que están repartidas por toda Bélgica. Te las sirven en un cucurucho o en bandeja de plástico y son muy gruesas y crujientes.

Además de los platos mencionados, también podemos destacar: la carne de ternera estofada en cerveza y especias (Carbonade Flamande), endivias envueltas con jamón y gratinadas con salsa de queso (chicons au gratin), filete de carne picada que se sirve cruda (Filete Americano), el conejo a la cereza (Lapin a la Kriek) o el codillo a la mostaza (Jamboneau).

Como postre, además de las más de 100 variedades de chocolate, destaca el gofre de Bruselas, acompañado de chocolate, crema o frutas. Y el queso, con más de 80 variedades para degustar aunque te aconsejamos que no dejes de probar el vieux Hollande o Brique de Flandes. La mejor zona a la que acudir para probar todos estos deliciosos platos son los alrededores de la Grand Place, en la calle Rue des Bouchers.

Situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, es el símbolo más representativo de la Ciudad de la Luz

y el monumento más visitado del mundo con más de 7 millones de turistas anuales.

Subir a la Torre Eiffel, una construcción de hierro de 300 metros de altura que fue creada para la Exposición Universal de París de 1889, es una experiencia que no te puedes perder si estás en París. Tiene tres pisos o niveles. A los dos primeros se puede acceder mediante escaleras, que tendrás que subir 1600 escalones, o ascensor.

En el primer nivel, a 57 metros de altura, encontrarás una oficina de correos, el restaurante “Altitude 95”, una tienda de recuerdos, la sala de recepciones y conferencias “Gustave Eiffel”, el Cineiffel, exposiciones con fotos de la torre, y por supuesto la galería desde la cual podrás tomar panorámicas de París.

El segundo nivel se encuentra a 115 metros del suelo y desde allí se coge el ascensor que lleva al tercer nivel. Hay algunas tiendas de recuerdos, el restaurante Julio Verne y sobre todo, las panorámicas de la ciudad que son espectaculares. Podrás contemplar la Catedral Notre Dame, el Louvre y su pirámide, el Arco de Triunfo e incluso, a lo lejos, el Castillo de Versalles…

A 276 metros, después de subir 160 metros en el ascensor, alcanzarás el tercer nivel, donde las vistas son absolutamente extraordinarias. En este nivel hay una recreación del lugar de trabajo de Gustave Eiffel, con figuras de cera de Eiffel y su hija Claire recibiendo al inventor Thomas Edison, así como de Gustave Eiffel y sus dos ingenieros, Maurice Koechlin y Emile Nouguier.

También, en la parte alta del cristal se encuentran escritas las ciudades más importantes que tendríamos si siguiéramos una línea recta, indicando la distancia a la que están. Como curiosidad, Madrid se sitúa a 1.053 kilómetros de este punto, y justo a su derecha, pero a 1.878 kilómetros, Casablanca.

Alejado del París imperial de amplias y largas avenidas, Montmartre, que es uno de los barrios más atractivos y bohemios de la capital francesa, es un lugar para perderse por sus estrechas y empinadas callejuelas, muchas de ellas con escaleras, que suben hasta la parte alta de una colina de 130 metros de altura desde donde se contemplan unas vistas magníficas de París y sobre la que se asienta el barrio más romántico de la ciudad.

Al contrario de lo que sucede en el París más tradicional, los monumentos y edificios majestuosos no son los protagonistas, en Montmartre lo que te sorprenderá será el ambiente y el carácter bohemio de un barrio propio de artistas.

Te proponemos conocer sus lugares más interesantes. ¡No te los pierdas!

La Basílica del Sagrado Corazón (Sacré Coeur), es uno de los lugares sagrados más importantes de París. Localizada en lo alto de Montmartre comenzó a construirse en 1875 y se completó en 1914. Fue consagrada como basílica a los cinco años de su construcción, el 16 de octubre de 1919.

La Plaza de los Pintores (Place du Tertre), considerado el centro neurálgico y turístico de Montmartre. En esta plaza, que está repleta por pintores que realizan retratos y venden sus obras, encontrarás numerosos restaurantes y cafeterías que te permitirán cenar en una de sus encantadoras terrazas.

Moulin Rouge, el cabaret más conocido y fotografiado del planeta. Conocido por acoger uno de los espectáculos más famosos del mundo, su precio mínimo ronda los 100€ por persona.

El “Café des 2 moulins” donde trabajaba la protagonista de la película “Amelie".

Otros lugares que no puedes perderte son el viñedo Jardin Sauvage y el Lapin Agile, el cabaret más antiguo de París.

La capital parisina ofrece muchos lugares desde los que puedes obtener unas vistas espectaculares de la ciudad como la Torre Eiffel o la Catedral de Notre Dame, pero quizá desconozcas, que desde la azotea del Arco del Triunfo, obtendrás las mejores panorámicas de la Ciudad del Amor.

Para disfrutar de estas vistas, deberás subir 284 escaleras hasta la plataforma de observación que se encuentra en lo alto del arco, concretamente a 50 metros de altura. Desde allí, podrás contemplar los Campos Elíseos, el obelisco de Place de la Concorde, la pirámide de cristal del Louvre y el distrito de rascacielos de La Défense.

De estilo neoclásico, el Arco del Triunfo representa las victorias del ejército francés bajo las órdenes de Napoleón. Este monumento, que es uno de los más representativos de la capital francesa, fue testigo de numerosos momentos históricos como el paso de los restos mortales de Napoleón el 15 de diciembre de 1840 y los desfiles militares de las dos guerras mundiales en 1919 y 1944.

Por otro lado, en la base del Arco del Triunfo localizarás la Tumba del Soldado Desconocido, un monumento erigido en 1921 que con una llama siempre encendida representa a todos los franceses que murieron en la Primera Guerra Mundial y nunca fueron identificados. En los cuatro pilares del arco están labrados los nombres de las batallas ganadas por los ejércitos napoleónicos y los de 558 generales franceses, algunos de los cuales murieron en combate y sus nombres se encuentran subrayados.

Inaugurado el 31 de enero del año 1977, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París, conocido simplemente como Centro Pompidou, expone en la actualidad una de las mejores y más completas colecciones de arte moderno y contemporáneo del mundo, a la altura de las de los museos Tate Modern de Londres y MoMA de Nueva York. No en vano, alberga unas 100.000 obras de arte de autores de la talla de Matisse, Picasso, Kandinsky, Miró, Brancusi, Modigliani, Francis Bacon o Jean Dubuffet, entre otros.

El innovador edificio del Centro Pompidou, diseñado por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, levantó ampollas en la sociedad parisina del momento que lo consideraba "extravagante" y "fuera de lugar". Extravagante porque fue uno de los primeros ejemplos de arquitectura "high-tech" del planeta, con los conductos de aire, tuberías, ascensores y escaleras mecánicas situados a la vista en el exterior del edificio y pintados de vivos colores (los parisinos lo llaman cariñosamente "La fábrica de gas"), lo que contrastaba enormemente con el gris paisaje urbano del barrio de Les Halles. Y fuera de lugar porque dicho distrito parisino era en aquellos momentos una zona deprimida económica y socialmente sin ninguna conexión con el arte.

Con el paso de los años, la reticencia inicial fue dando paso a la admiración y sorpresa que su diseño despierta ahora entre locales y turistas, como ya sucediese por ejemplo con la mítica Torre Eiffel, y se demostró el acierto de su localización ya que revitalizó el barrio de Les Halles como había deseado el por entonces presidente de Francia, Georges Pompidou.