La isla de Granada –Grenada, en inglés– se encuentra situada en el Mar Caribe, en el extremo sur del archipiélago conocido como las Antillas Menores. Desde el año 1974 este pequeño territorio de unos 350 km² –incluyendo a las vecinas Islas Granadinas del Sur –, constituye un país independiente, siendo uno de los más pequeños del continente americano. Su capital es la ciudad de Saint George, una de las localidades más atractivas y animadas de la región, con una colorida mezcla de influencias que van desde la esencia caribeña al estilo colonial, pasando por la herencia africana e india.
Conocida también con el sobrenombre de la "
isla de las especias" –pues todavía hoy cuenta con algunas plantaciones de clavo, canela o nuez moscada–, la isla de Granada cuenta con infinidad de atractivos paisajísticos, comenzando por sus
maravillosas playas de arena blanca, al más
puro estilo caribeño. Éstas se combinan con la presencia de montañas y profundos valles, poblados de vida animal, de cascadas y ríos caudalosos, así como de algunos cráteres volcánicos. El clima tropical del que goza la región le brinda también algunos
bosques selváticos, ideal para los amantes de la naturaleza y del senderismo.
La historia de esta isla dio un importante giro en 1498, cuando
Cristóbal Colón llegó a sus costas durante su tercer viaje al continente americano. En un primer momento fue bautizada con el nombre de
Concepción, aunque años más tarde recibió el nombre con el que la conocemos actualmente. Pues, según dicen, su orografía recordaba a los marineros españoles a las montañas de Sierra Nevada, que flanquean la
ciudad andaluza de Granada. Entonces la isla estaba habitada por los caribes y, hasta que no llegaron los franceses y los británicos, no parece que hubo demasiado interés en colonizarla.
Posteriormente, la isla de Granada se inició en el cultivo de las
plantaciones de azúcar, así como también de
diversas especias, para lo que se trajeron esclavos africanos para trabajar en ellas. Esto tuvo una gran importancia en el desarrollo de la isla, que se convirtió en un importante centro comercial de aquellos productos –que todavía hoy sigue cultivando– y porque, con el tiempo, la
herencia cultural af ricana terminaría hibridándose con el resto de las influencias.
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