Festivales tradicionales y eventos en Marsella
En la segunda quincena de julio y durante cuatro jornadas, músicos de todo el planeta se dan cita en el Palais Longchamp durante el Festival de Jazz de los Cinco Continentes. Se pueden conseguir entradas para este evento a partir de unos 25 euros. La edición del 2011 del festival es la duodécima de su historia.
Desde la segunda quincena de junio y hasta principios de julio, la ciudad alberga diferentes espectáculos de danza y música, así como pases cinematográficoste el Festival de Marsella.
Introducción
Atendiendo a su gran relevancia económica, comercial y cultural, no es de extrañar que la ciudad de Marsella haya cedido su nombre al himno nacional francés. Sin ir más lejos, esta localidad costera del sur de Francia, perteneciente al departamento de Bocas del Ródano y capital de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, es la segunda urbe más poblada de Francia, con 839.043 habitantes en el 2006. Esta cifra, no obstante, prácticamente se duplica si se tienen en cuenta los 1,6 millones de personas que residen en el área metropolitana de Marseille-Aix-en-Provence, la mayor de la Francia meridional. Asimismo, Marsella da cabida al puerto comercial más importante del Mediterráneo y al tercero de Europa, tan sólo superado por los de Rótterdam (Países Bajos) y Amberes (Bélgica).
Pese a que los primeros indicios de presencia humana en la zona se remontan unos 30.000 años atrás —así lo testifican las pinturas parietales halladas en la cueva submarina de Cosquer—, la ciudad fue fundada hacia el año 600 a.C. por los jonios de Focea, quienes la bautizaron como Massalia. Tras una larga etapa de prosperidad, motivada por su intensa actividad portuaria, fue anexionada a Roma en el año 49 a.C. Durante el período imperial, su pujanza se frenó en beneficio de las ciudades de Arles y Narbona. Ya en el siglo IX, Marsella fue transformada en un vizcondado dependiente del condado de Provenza. Después de la muerte del último conde, acaecida en 1196, las cruzadas hicieron de ella un puerto de tránsito a Tierra Santa, lo que motivó su reactivación como centro comercial. En el año 1409, a su vez, la ciudad asistió a la creación de su Universidad. A pesar de su incorporación en 1481 a la corona francesa —y de sufrir los sitios del condestable de Borbón (1524) y de Carlos V (1536)—, la ciudad se benefició de la política italiana de Francia. En 1669, su conversión en puerto franco contribuyó a incrementar sus contactos internacionales. Casi dos siglos después, en la década de 1840, Marsella experimentó un espectacular crecimiento, y en tiempos de la III República, pasó a ser un centro de negocios de primer orden. En este sentido, la inauguración del Canal de Suez y la conquista de las colonias de ultramar fueron dos factores decisivos para la eclosión de la urbe. Entre 1943 y 1944, fue prácticamente destruida por los alemanes en el marco de la Segunda Guerra Mundial, circunstancia que obligó a su reconstrucción en 1952. Desde 1966, su área metropolitana ocupa las dos terceras partes del departamento de Bocas del Ródano.
Debido a su ubicación junto al litoral, el clima marsellés es típicamente mediterráneo, con temperaturas moderadas en invierno (el termómetro no suele bajar de los 3 ºC) y suaves en verano, con valores máximos que no superan los 30 ºC. Durante el otoño, en ocasiones soplan vientos fríos de Mistral procedentes de los Alpes, así como el Siroco (aunque de manera más esporádica), que se gesta en el desierto del Sáhara. En cualquier caso, la climatología no constituye un impedimento para visitar la ciudad durante todo el año.
Para llegar hasta allí, se puede optar contratar vuelos a Marsella desde las principales ciudades españolas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen abultadas diferencias de precio dependiendo de la localidad de origen. Por ejemplo, mientras que desde Madrid se pueden conseguir billetes por unos 60 euros por trayecto, reservar una plaza desde Barcelona en las mismas fechas es 10 veces más caro. Una vez en el aeropuerto de Marseille Provence (sito a 27 km de la urbe), entre el Hall 1 y el Hall 4 se puede tomar un autobús que enlaza con las ciudades de Aix-en-Provence y Marsella. Además, entre los meses de diciembre a abril (coincidiendo con la temporada de esquí), también circulan los llamados autobuses blancos, con destino a los Alpes del Sur.
Otras formas de acceder a Marsella es hacerlo por carretera en transporte público (desde Madrid y Barcelona salen autocares de línea regular). Si el viajero se decanta por utilizar el vehículo privado, puede tomar las autopistas AP-7 y la AP-9 en la localidad fronteriza de La Jonquera (Girona). Desde allí, la distancia con Marsella es de 352 km, que se cubren en poco más de 3 horas. El precio orientativo del carburante y del peaje es inferior a 60 euros por trayecto. Además, no hay que perder de vista que algunos cruceros hacen escala en el puerto de Marsella.
Por último, en lo que respecta a la búsqueda de hoteles en Marsella, hay que tener en cuenta que a partir de unos 75 euros puede conseguirse una habitación doble en un establecimiento de tres estrellas.
Rendirse a la exquisita bullabesa
Como no podía ser de otro modo, la ubicación de Marsella junto a la costa mediterránea ha propiciado una tradición culinaria en la que los productos del mar y la cocina campesina (con el aceite de oliva y las especias provenzales como enseña) se dan la mano. A continuación, se detallan algunos restaurantes en los que degustar las creaciones surgidas de los fogones marselleses.