Una ciudad para vivir
Algunas ciudades parecen ser las predilectas de las catástrofes y las desgracias. Dubrovnik (capital de Croacia, antiguamente llamada Ragusa) es un buen ejemplo: a los dos terribles terremotos que sufrió en los siglos XVII y XVIII se les sumaron en la década de los 90 los bombardeos de la Guerra de los Balcanes, que destruyeron gran parte de los edificios y del patrimonio histórico de esta bella ciudad. Sin embargo, la capacidad de regeneración de Dubrovnik ha conseguido que la urbe siempre haya experimentado un increíble renacer de sus propias cenizas. Después de la guerra, la UNESCO contribuyó notablemente a la reconstrucción de la ciudad, actualmente declarada Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad la mayor parte de las construcciones han sido restauradas y reconstruidas; aunque aún es posible ver testimonios de la destrucción, Dubrovnik es a día de hoy una preciosa y turística ciudad llena de encanto e interés.
Su ubicación en la costa mediterránea le ha conseguido a Dubrovnik el apodo de La Perla del Adriático. La belleza de su emplazamiento, en la escarpada costa de Croacia, hace que esta capital ofrezca al viajero magníficas vistas de sus acantilados cortados a pico, pero también agradables playas bañadas por las increíbles y transparentes aguas mediterráneas. Lugares tan hermosos como la costa de Montenegro se encuentran cerca de Dubrovnik, así como el hermoso Islote de Lokrum, al que se puede llegar en cualquiera de las embarcaciones que llevan a los viajeros por un módico precio desde los embarcaderos de la capital. La naturaleza ha sido muy generosa con la costa de Croacia y muy especialmente con el entorno de esta ciudad. Partiendo desde ella encontraremos lugares tan hermosos como el valle de Konavle, el enclave perfecto para practicar deportes de naturaleza como la equitación, el senderismo o la pesca.
Además de paisajes y actividades al aire libre, lo que muchísimos viajeros buscan en su visita a Dubrovnik es sin duda conocer su magnífico patrimonio histórico y monumental. La ciudad se encuentra rodeada de unas espectaculares murallas lindan con el mar. Con sus veinticinco metros de altura y seis de ancho en muchos tramos, se trata de un impresionante conjunto monumental que permite a los paseantes contemplar magníficas vistas, al tiempo que disfrutan del pasado medieval de la ciudad. Las murallas conducen al precioso Casco Antiguo de Dubrovnik, lleno de intrincadas callejuelas y magníficos edificios que son todo un testimonio de la antigua grandeza de la capital croata. En la ciudad vieja podremos disfrutar de encantadoras terrazas y bares donde apreciar la hospitalidad de sus habitantes, y también degustar la gastronomía típica de la región. Pasear por su puerto y sus calles, recorrer las murallas o hacer excursiones a los pueblos cercanos son actividades que no nos dejarán ni un minuto de aburrimiento. Dubrovnik es sin duda uno de los destinos más atractivos y especiales de la costa mediterránea, tan cercano como inolvidable.
Después de la guerra, la UNESCO contribuyó notablemente a la reconstrucción de la ciudad, actualmente declarada Patrimonio de la Humanidad.
La belleza de su emplazamiento, en la escarpada costa de Croacia, hace que esta capital ofrezca al viajero magníficas vistas de sus acantilados cortados a pico, pero también agradables playas bañadas por las increíbles y transparentes aguas mediterráneas.
La ciudad se encuentra rodeada de unas espectaculares murallas que lindan con el mar. Con sus veinticinco metros de altura y seis de ancho en muchos tramos, se trata de un impresionante conjunto monumental que permite a los paseantes contemplar magníficas vistas, al tiempo que disfrutan del pasado medieval de la ciudad.